CAP. 29 GUN

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¿Domingo divertido? —Fruncí mi nariz con una pequeña sonrisa—. ¿Siquiera quiero preguntar?
—¿ Nas se rió mientras entrábamos en el centro comercial, Vik se apresuró detrás y puso un protector brazo alrededor de nuestras cinturas. Sonrío, mordiendo la punta de su lengua.
—En realidad solo es una excusa para vernos en nuestros en traje de baño.
Hacía calor y todo, pero no era clima playero.
—¿Y dónde es la diversión?
Nas me lanzó una sonrisa de disculpa.
—Donde Sasha. Tiene una piscina climatizada en el patio trasero.
Oh, a la mierda. No estaba interesado.
—Bueno, entonces pásenla bien en su día divertido.
Nas gruñó, quitándose el brazo de Vik y caminando junto a mí. Poniendo su cabeza en mi hombro, lloriqueó:
—Gun, vamos, sé que tienen problemas y todo...
Resoplé.
—¡Trató de sobornarme para que me mantuviera alejado de Off! Sus cejas se levantaron y pinchó mi brazo ligeramente.
—En un intento por deshacerse de un interesado por el dinero, lo que por cierto, no funcionó, así que todo bien. ¡Pasaste su prueba! —Ondeó una bandera imaginaria y dejó salir un pobre intento débil de una porra—. ¡Hurra!

Dejé de caminar y me giré, mirándola. Se estremeció ante mi firme mirada.
Tenía suerte de que la amara.
Vik se empujó entre nosotros, envolviendo sus brazos a nuestro alrededor.
—Dama, caballero. No necesitan pelear por mí. Hay suficiente Vik. Ahora —habló como estableciendo hechos—, esos trajes de baño no se van a probar solitos.
Miré hacia Nas.
—¿Por qué está aquí?
Ella rodó sus ojos.
—Escuchó trajes de baño e insistió en venir —hizo comillas en el aire—, para protegernos.
—Ya veo. —Miré a Vik de arriba abajo. Él sonrió, lanzándome un beso. Giré mi cabeza hacia un lado y le mordí su pecho. Brincó hacia atrás, sosteniendo su pezón y mirándome.
—Auch. Eso dolió. Tus actos de violencia física están lastimando el amor que te tengo. —Se movió para levantar su camiseta sobre su pezón y se me acercó—. Ahora mejor bésalo.
Estallé en carcajadas y corrí para alejarme de él, escondiéndome detrás de Nas.
Ella nos rodó los ojos a ambos, pero lo hizo sonriendo. Mis amigos son bastante asombrosos.
Enganché mi brazo alrededor del de ella.
—Está bien, iré, pero si Sasha empieza a mirarme como un idiota, me voy.
—Lo que sea —murmuró Nas quedo—. Van a tener que superarlo. Ambos.
Sasha ama a Off. Tú amas a Off. Ambos necesitan calmarse y seguir adelante.
Estuve inmediatamente a la defensiva.
—No es mi culpa. Fácilmente podría superarlo y lo haría, por Off, pero Sasha no me lo permite. Con cada oportunidad que tiene me dice cosas desagradables o me lanza esa mirada aterradora, como que soy inferior a él, como que solo soy basura.
Por alguna razón, no creo que dejaras pasar eso si fueras tú, Nas.
Concordó.
—No, no lo haría. Pelearía por eso.
—Oh, sí, me amaría por hacer ello —murmuré.
—No, no lo haría —se detuvo un momento—, pero podría respetarte por ello.
Somos personas divertidas, Gun.
Entramos en una tienda de lencería y nos dirigimos directamente a los trajes de baño. Mientras caminamos, Vik nos llamó, sosteniendo un gancho para ropa.
—Creo que este luciría genial en ti, Gun.

Parpadeé hacia el gancho.
—No hay nada en él.
Él sonrió.
—Lo sé.
Nas gruñó dolorosamente ante la estúpida broma. Cuando levanté una toalla doblada y se la lancé, estalló en carcajadas. Nas sacudió su cabeza.
—Ni siquiera sé por qué desperdicio mi tiempo contigo.
Vik se dirigió hacia ella, como si estuviera en un cateo.
—Porque soy lo mejor que has tenido alguna vez. Hundió su cabeza para besar sus labios, mordiéndolos gentilmente. Habló más bajo.
—Y porque me amas.
Nas cerró sus ojos y se acercó a él, besándolo de regreso con todo lo que tenía.
La demostración fue tan atrevida y tan caliente, que tuve que girarme para esconder mi sonrojo. Se veían tan bien juntos.
Miraba algunos de los bikinis cuando, desde detrás de mí, vino un:
—Creo que mejor deberías intentar los de un corte alto, querido. —Me giré para ver a una joven como de mi estatura, tal vez ligeramente más alta, con largo cabello rubio y brillantes labios rosas, sonriéndome.
No trabajaba en la tienda. Parecía estar buscando algo, Levanté una ceja.
—¿Eso crees?
Sus ojos se sobresaltaron.
—Oh, lo sé. Mira, nosotros las personas pequeñas necesitamos apoyarnos y estoy siendo honesta... Parecemos pequeños cuando nos ponemos biquinis.
Era un poco graciosa. Me reí.
—Sí, supongo.
Sin permiso, me tomó del brazo y me llevó al estante posterior.
—Esta de aquí es la sección petite. Hay algunos atractivos de una pieza que puedes probarte, o un combo de boxer cortos. Tal vez un pareo o una bata. — Sacudió su cabeza—. Lo siento. Me engancho tanto —Extendió su brazo—. Soy Cora.
—Gun —dije y tomé su mano—. Gustó en conocerte —admití—. Estoy agradecido por la ayuda. No sé mucho de moda.
Nas se aproximó desde atrás.
—Esos son sexys —dijo, mirando con detalle a mi nueva amiga.

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