20.- LAREDO

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Mi boca se abrió por la sorpresa. Observé al hombre irse, mi corazón latiendo rápido.
Alessio vino a mi lado.
—¿Qué debo hacer, papá?
Mis ojos se volvieron para enfocarse en el hombre con quien el discutió.
—Prohíbele la entrada.
Mi hijo se puso rígido y sentí la sorpresa de Alessio.
—¿Qué? ¿Por qué? Tuvieron un encuentro de palabras, eso es todo. No es gran cosa.
Sacudí mi cabeza.
—Este es un ambiente seguro, hijo. Él trajo esa mierda a mi club y mató el humor. No lo toleraré. Había tomado una decisión, repetí mis palabras:
—Prohíbele la entrada.
Alessio se fue para cumplir mi voluntad, pero yo todavía estaba enfocado en la salida. Estaba seguro de haber visto a un fantasma.
—Clara —susurré para mí mismo. Necesitaba verlo otra vez, verlo de cerca, con mis propios ojos.
Y sabía justo donde encontrarlo.

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