La luz del sol se filtraba a través de los altos árboles del reino de las hadas, creando un mosaico de sombras danzantes en el suelo. Marinette, con su cabello azul azabache, con sus dos coletas. Pero, aunque la belleza del lugar la envolvía, un sentimiento de inquietud siempre la acompañaba. Nunca había encajado en el mundo de las hadas, un lugar que parecía prometedor pero que, para ella, solo traía confusión y soledad. La risa de sus compañeras hadas resonaba en sus oídos, pero ella no podía unirse a su alegría. El brillo de sus alas relucientes la hacía sentir pequeña y fuera de lugar. Era como si las estrellas del firmamento supieran que ella pertenecía a otro mundo, un mundo donde la magia no era solo un don, sino una carga.
Desde pequeña, había escuchado historias sobre las hadas que podían transformar la realidad con solo un susurro. Su madre siempre le había contado que el brillo en sus alas era un símbolo de alegría y libertad. Pero Marinette nunca había sentido ese brillo; su alma parecía llevar un peso que la separaba del resto.
Esa noche Marinette, sintió el impulso de dejar el reino de las hadas detrás una vez por todas y emprender su propio camino. El brillo de la luna iluminaba su rostro mientras se adentraba en el bosque, la brisa fresca acariciando su piel. Cada paso que daba la alejaba de la vida que había conocido y la acercaba a un destino desconocido, uno donde podría finalmente ser quien realmente era. Marinette saco una llave que llevaba en su cuello, que le permitiría abrir la puerta a un mundo nuevo, uno donde la magia de su verdadera esencia pudiera florecer sin restricciones. La llave, antigua y desgastada, había sido un regalo de su madre, un símbolo de esperanza y libertad. Marinette miro hacia su reino, sabía que no había marcha atrás y que el camino que elegía estaba lleno de incertidumbres. Sin embargo, el peso que había llevado en su corazón durante tantos años comenzaba a disiparse. La llave brillaba con un suave resplandor, como si la estuviera animando a seguir adelante.
Marinette: -Mamá, papá. Lo siento, pero aquí nunca seré feliz. Es momento de que viva mi libertad, como Kagami lo está haciendo en el mundo de los brujos-
Con la llave en mano, avanzó hacia un claro donde la luz de la luna brillaba con fuerza. Al llegar, se encontró frente a un antiguo arco hecho de ramas entrelazadas y flores luminosas, una puerta mágica que prometía llevarla a un mundo desconocido. Se detuvo un momento, dejando que la emoción la invadiera. Marinette se acercó al arco, el corazón palpitando con fuerza. Colocó la llave en la cerradura que brillaba suavemente en el centro del arco. Con un suave giro, sintió cómo la magia comenzaba a fluir a su alrededor.
La puerta se abrió lentamente, revelando el mundo de los brujos, un lugar vibrante y lleno de vida. La atmósfera estaba impregnada de aromas exóticos, y el aire resonaba con risas y susurros de poder. El paisaje se extendía ante ella, una mezcla de colores intensos y sombras profundas, con torres altas y callejones iluminados por luces titilantes. Marinette sintió una mezcla de miedo y emoción, como si cada célula de su ser supiera que había llegado al lugar donde finalmente podría ser ella misma.
Al dar su primer paso a través del arco, la magia la envolvió como una cálida manta. Cuando Marinette cruzo el umbral, se encontró en un mundo que parecía sacado de un sueño. Las calles estaban llenas de brujos de diversas edades, todos inmersos en sus propias actividades mágicas. Algunos lanzaban hechizos que iluminaban el cielo nocturno con destellos de colores, mientras que otros se reunían en círculos, compartiendo risas y secretos. Era un lugar donde la magia no era solo un don, sino una parte integral de la vida cotidiana. Cuando Marinette abrió los ojos lentamente, se quedo maravillada por el lugar. Era diferente a la magia del reino de las hadas; aquí había una energía más cruda y auténtica que pulsaba a su alrededor.
Marinette: (Se pone de pie) -¡Wow! ¡El mundo de los brujos es real!-
Mientras Marinette absorbía cada detalle del mundo que la rodeaba, sintió que su corazón se llenaba de esperanza y emoción. La energía vibrante parecía latir en sintonía con su propio ser, y cada paso la acercaba a la verdad que había estado buscando toda su vida. Era como si el universo la estuviera llamando a reclamar su lugar entre los brujos, un lugar donde no tendría que ocultar quién era realmente.

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Hadas y Brujos
RomanceDesde su infancia, Marinette siempre supo que no encajaba en el reino de las hadas, un mundo de luz y maravillas donde nació. Aunque vivió allí, algo la impulsó a dejarlo atrás y ocultar su verdadera identidad. Las hadas y los brujos no siempre han...