Marinette se encuentra en la clase de encantamientos, un tema que había despertado su interés desde que Fu la había entrenado. Los encantamientos eran el tipo de magia que podía cambiar realidades con simples palabras y gestos, pero también representaban un delicado equilibrio entre poder y control. Para alguien como Marinette, que vivía ocultando su verdadera naturaleza, ese equilibrio era esencial.
La clase comenzó con la profesora Erika explicando los fundamentos de los encantamientos de transformación. Marinette escuchaba con atención, consciente de que su habilidad innata como hada podría complicar las cosas.
Profesora Erika: -Los encantamientos de transformación son, quizá, una de las formas más complejas de la magia. Requieren concentración y una conexión íntima con la esencia de lo que deseamos transformar. Sin esa conexión, el resultado puede ser inestable-
Marinette tragó saliva. La transformación, en más de un sentido, era parte de su vida. Vivir como una bruja cuando en realidad era un hada requería una constante adaptación, un equilibrio entre lo que era y lo que aparentaba ser. La idea de alterar algo tan fundamental como la forma o esencia de las cosas resonaba con su propio conflicto interior.
Mientras la profesora Erika continuaba, asignó a los estudiantes una práctica en la que debían intentar transformar un objeto pequeño, una simple pluma, en una flor. Marinette observó la pluma frente a ella. Parecía fácil, pero sabía que las apariencias engañaban. La verdadera magia residía en la fluidez del poder y el control absoluto de las intenciones.
A medida que la clase avanzaba, Marinette se dio cuenta de que no era la única que se sentía un poco fuera de lugar. Una chica de cabello ondulado de color café con puntas anaranjadas que le llega hasta los hombros y ojos cafés dorados, llamada Alya, estaba sentada a su lado. Se presentó con una sonrisa amable.
Alya: -¡Genial! Nos tocará trabajar juntas. Soy Alya. ¿Primera vez en una clase de encantamientos?-
Marinette, sintiendo un leve alivio al no ser la única que parecía nerviosa, le devolvió la sonrisa.
Marinette: -Sí, es mi primera vez. Me alegra que podamos trabajar juntas. Soy Marinette, por cierto. Aunque he leído bastante sobre ellos, siempre me parece más difícil cuando hay que hacerlo en la práctica-
Alya: -No te preocupes, yo también estoy algo nerviosa. Los encantamientos no son mi estilo, pero dicen que es cuestión de práctica. Además, estoy segura de que entre las dos lo haremos bien-
La clase continuó mientras la profesora Erika les daba instrucciones para su primer ejercicio: un encantamiento simple para transformar el objeto. Marinette y Alya recibieron una pluma blanca que debían transformar en una flor.
Marinette observó la pluma con detenimiento, intentando visualizar cómo la transformación podría ocurrir. Recordaba los consejos de Fu, quien siempre le decía que la magia no debía ser forzada, sino guiada con paciencia y precisión.
Alya la miró con curiosidad con una mezcla de nervios y entusiasmo.
Alya: -¿Crees que podemos hacerlo?-
Marinette asintió, aunque su corazón latía rápido.
Marinette: -Claro, solo debemos concentrarnos. Vamos a intentarlo juntas-
Ambas se tomaron un momento para respirar profundo antes de alzar sus varitas.
Alya y Marinette: -Floribus revelare-
Recitaron al unísono, moviendo sus varitas sobre la pluma.
La pluma comenzó a brillar suavemente, pero en lugar de transformarse en una flor, una pequeña nube de polvo dorado apareció en el aire. Marinette sintió un escalofrío en la nuca. El hechizo no había funcionado del todo, pero algo en la magia que había usado se sentía extraño. Se preguntó si, una vez más, su naturaleza de hada había interferido.

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Hadas y Brujos
RomanceDesde su infancia, Marinette siempre supo que no encajaba en el reino de las hadas, un mundo de luz y maravillas donde nació. Aunque vivió allí, algo la impulsó a dejarlo atrás y ocultar su verdadera identidad. Las hadas y los brujos no siempre han...