Hadas y Brujos

Fénix

Marinette, al escuchar las palabras de Félix, sintió un escalofrío. Si los fénix realmente estaban allí, no solo era una amenaza para las hadas, sino también para todos los seres mágicos. Cada uno de esos fénix podría eliminar su magia, y con cada ataque, serían más fuertes.

Adrien: -No podemos dejar que los fénix causen más daño ¡Es hora de actuar!-

Layla truena los dedos y los fénix empiezan a lanzar llamas en todas direcciones, poniendo en peligro a quienes se encuentran cerca. Mientras esquivan los ataques, Félix intenta usar un hechizo, pero el fénix logra neutralizarlo.

Layla: (Se ríe maléficamente) -No eres tan poderoso como yo pensaba-

Félix: -¡No importa! Seguiré luchando hasta detenerte y proteger a mi gente, ¡Incluso si eso significa enfrentarme a ti!-

Layla observó a Félix, quien a pesar de la adversidad y la impotencia que sentía, se mantenía firme. Sus ojos brillaban con una mezcla de desesperación y valentía. La oscuridad que la rodeaba palpitaba, alimentándose de su odio, pero también de la determinación de sus enemigos.

Marinette, con el corazón latiendo frenéticamente, cerró los ojos por un instante. En su mente, la imagen del Maestro Fu apareció, recordándole las enseñanzas de los guardianes. Sabía que, si bien el poder de Layla era inmenso, no lo era todo. Había algo que aún podían hacer para equilibrar la balanza. El verdadero poder no estaba en la destrucción, sino en la unidad, en la fuerza de sus corazones y en la conexión que compartían.

Kagami: -Marinette, es ahora de usar lo que tú mentor te enseño-

El tiempo se le escurría entre los dedos, y cada segundo que pasaba parecía acortar la distancia entre ellos y la catástrofe. A pesar de la escasez de poder, Marinette sabía que debía confiar en lo que había aprendido. La clave no estaba solo en la fuerza bruta, sino en la estrategia, en cómo aprovechar al máximo lo que tenía.

Marinette: -¡Aún no! Solo tengo una oportunidad-

Con la intensidad de la batalla aumentando y la presión sobre ella, Marinette sintió que el peso de las decisiones recaía sobre sus hombros. Los fénix danzaban a su alrededor, imponentes, absorbiendo cualquier atisbo de magia en el aire. Si no hacía algo pronto, perderían todo.

Marinette uso su "amuleto encantado" para intentar neutralizar a unos de los fénix, mientras que Kagami con su poder elemental le lanza a uno de los fénix su poder de fuego y agua combinados, logrando que el fénix se desestabilizara momentáneamente. La criatura, ahora debilitada por el ataque combinado, emitió un fuerte chillido de dolor, pero rápidamente se recompuso y volvió a alzarse, más furiosa que nunca. Sin embargo, el golpe había demostrado que había una manera de combatirlos, aunque aún quedaba mucho por hacer.

Layla: -¿De verdad crees que una combinación de magia elemental va a detenerme? ¡Miren alrededor, todos son simplemente juguetes en mis manos!-

Félix se interpone entre Kagami y el fénix, siendo el atrapado por la criatura. Mientras Félix lucha por liberarse, Layla observa la escena con una sonrisa cruel, disfrutando cada segundo del sufrimiento de Félix. Los fénix que la rodean crecen en tamaño y poder, y la sombra a su alrededor se intensifica, mientras la plaza sigue siendo consumida por el caos. Cada vez que un fénix absorbe magia, parece hacerse más fuerte, y el suelo tiembla bajo la energía de la batalla.

Félix lucha por liberarse, su rostro está marcado por el dolor mientras las llamas de la criatura lo envuelven. Pero, a pesar de las heridas, su determinación no se quiebra.

Layla: -¡¿Por qué no solo te rindes?!-

Félix: -¡No pienso a caer! ¡No lo haré!-

Layla: -Grave error-