En los días siguientes, las cosas comenzaron a dar un giro inesperado. Félix y Kagami trataban de mantener su rutina y su relación sólida, pero la sombra de Layla no parecía desvanecerse. Ella siempre estaba cerca, encontrando pequeñas formas de acercarse a Félix, siempre con esa sonrisa enigmática y comentarios sutiles que parecían inocentes pero que tenían una intención oculta. A Kagami le costaba ignorar la presencia constante de Layla y, aunque Félix se mantenía firme en su lealtad, la tensión se iba acumulando.
Una tarde, mientras Marinette y Adrien estaban en el taller de arte trabajando en un proyecto, Layla apareció inesperadamente. Se paseó por el salón observando los dibujos y los proyectos de los demás hasta que se acercó a Marinette, mirando su trabajo con una expresión de aprobación.
Layla: -Vaya, Marinette, tu habilidad es impresionante. Nunca había visto a alguien tan talentosa en diseño. ¿Alguna vez has considerado diseñar algo… diferente? Algo que llame más la atención, algo... más arriesgado?-
Marinette se mostró un tanto sorprendida, y aunque Layla intentaba sonar amigable, había algo en sus palabras que le resultaba extraño.
Marinette: -Bueno, Layla. Me gusta hacer cosas originales, pero también prefiero diseños que reflejen mis valores y mi estilo…-
Layla: -Claro, claro, lo entiendo. Me parece que cada uno debe seguir su propio camino… aunque a veces, atreverse a cambiar un poco también puede traer grandes sorpresas-
Adrien, quien escuchaba de cerca, miró a Marinette con una expresión de apoyo y luego se volvió hacia Layla.
Adrien: -Marinette es muy auténtica, Layla. Y todos apreciamos ese estilo que la hace única. No necesita cambiar para impresionar a nadie-
Layla se encogió de hombros, aparentemente sin molestarse.
Layla: -Oh, claro. Solo era una sugerencia. Me gusta ver a la gente explorar nuevas facetas de sí misma. Nunca se sabe qué podemos descubrir cuando nos permitimos experimentar un poco-
Marinette intentó sonreír cortésmente, pero en su interior, una pequeña voz le decía que Layla no había dejado ese comentario por mera cortesía. Había algo más detrás de sus palabras, como si intentara sembrar una semilla de duda. Adrien, sin embargo, notó su incomodidad y le tomó la mano con suavidad, recordándole que no estaba sola.
La presencia de Layla comenzaba a sentirse como una sombra persistente en la vida de todos. Aunque sus comentarios parecían inocentes, tanto Marinette como Kagami no podían sacudirse la sensación de que había una intención oculta en sus palabras y en cada uno de sus gestos. Adrien y Félix también se mantenían alerta, percibiendo que Layla estaba tratando de manipular, de alguna manera, el equilibrio en su pequeño círculo.
Esa misma tarde, durante el receso, Kagami vio a Layla sola en la biblioteca, aparentemente absorta en su teléfono. Kagami la había estado buscando por horas porque había decidido que era hora de enfrentarla directamente. Había algo en esa manera calculada de Layla, en esas sonrisas ambiguas y comentarios cuidadosamente envenenados, que la hacían sentir como si su tranquilidad estuviera en constante peligro. Sin perder tiempo, se acercó con una mirada decidida. Layla levantó la vista y sonrió, como si hubiera estado esperando que Kagami se acercara.
Kagami: -¡Vaya, hasta que finalmente te encuentro! Necesitamos hablar-
Layla levantó la vista, mostrando una expresión de sorpresa bien ensayada, como si no hubiera anticipado que Kagami la confrontaría de esa manera.
Layla: -Por supuesto. ¿Algo en particular?-
Kagami no dudó ni un instante y fue directa.
Kagami: -Sé que has estado fijándote en mi Félix. Y quiero que sepas que él y yo somos pareja. No me importa lo que intentas, pero Félix no es alguien que se deje engañar fácilmente-
ESTÁS LEYENDO
Hadas y Brujos
RomanceDesde su infancia, Marinette siempre supo que no encajaba en el reino de las hadas, un mundo de luz y maravillas donde nació. Aunque vivió allí, algo la impulsó a dejarlo atrás y ocultar su verdadera identidad. Las hadas y los brujos no siempre han...