Destrúyeme, cariño (+21)

Capítulo 24

Capítulo dedicado a JessicaPompaZiga

Somos una comunidad pequeña, por lo que, casi leo todos sus comentarios, y estoy consciente quien vota primero, quien comenta primero y quién está atento a los días de publicación.  Por lo que este capítulo es especialmente dedicado a JessicaPompaZiga, porque ha sido una de las primeras lectoras fieles que tengo. 

Por favor, déjenme un comentario con lo siguiente:

De dónde son,  edad, y lo que le más le has gustado de la novela.

Xoxo, Edith Bermejo.

Pd: Estoy preparando ya el cast y tiktokstrailers. 

Capítulo 24

Mónica

Necesito un gánster
que me quiera mejor
de lo que lo hacen todos los demás.
Que siempre me perdone,
que corra o muera conmigo,
eso es lo que hacen los gánsters.

-Kehlani.

Suelto un jodido alarido. Él comenzó de una manera tan cruda y animal. Ni siquiera me avisó cuando ya estaba penetrándome en una sola, así que no pude evitarlo. Duele. Duele tan jodidamente terrible.

—¡Quítate! —bramé, y un gemido salió de mi boca.

Comencé a forcejear, pero eso solo lo hizo más intenso. Puse mis manos en su pecho, y lo arañé. Eso hizo que me penetrara con más fuerza. Entra y sale de mí como si fuera un pistón. Solo me usa. Me usa para su jodido placer. Ahora mismo parece que su bestia está ganando.

—Eres tan exquisita —jadea, saliendo de mí y volviendo a embestirme sin piedad.

Siento que me está desgarrando.

—¡Eres un jodido imbécil! Estuviste consciente que no usamos condón todo este tiempo y no hiciste absolutamente nada —digo entre jadeos —No uso la puta píldora, Calix.

Veo placer claramente en su rostro. Tiene la frente arrugada por la concentración y la boca ligeramente abierta. Nunca lo había visto tan crudo; tan apasionado; tan salvaje; tan fuera de su temperamento rígido.

Era un hombre primitivo ahora mismo.

—Hubiera roto el condón, nena... hubiera sida la misma mierda. —Parece perdido en el momento cuando lo dice. Parece perdido en mí. Él baja la vista y mira nuestros cuerpos en el sitio donde entra y sale de mí. Entra y sale.

Comienzo a sentirme llena con sus fuertes embestidas.

—¡Quiero ir a una farmacia! ¡Ahora!

Apretó los ojos con fuerza y su rostro se contrae de placer. Vuelve acelerar el ritmo.

Parece perdido en la bruma—Iremos con una ginecóloga para que tomes tus inyecciones y esa mierda, para la próxima vez. No te preocupes, nena.

Me retuerzo bajo su cuerpo, intentando zafarme, pero solo me dedico a soltar fuertes gemidos de placer.

—¿Próxima vez? —Intento reírme, pero solo sale otros gemidos de mi parte, y pongo mis manos en la espalda de Calix, encajando y arañándole la espalda con desesperación y deseo de más. Odiaba admitir que pelear con él durante el sexo me ponían mucho más caliente —. Esta es la última vez. No pienso volver a cometer el mismo error... no quiero nada contigo.