Capítulo 8

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Capítulo dedicado a leolibros67 (Ojalá todos se animaran a comentar)

Capítulo 8

Mónica

Una punzada de dolor se expandió por el musculo esplenio hasta los huesos del pie tras adoptar una posición de feto en mi suave colchón. Agradecía al universo que fuera fin de semana, porque después de lo de ayer, no cabía la mínima posibilidad de que pudiera poner un pie fuera mi de edredón y mis deliciosas y suaves sabanas de seda.

—¿Piensas ir a comprar comida? —le pregunté a Hanna, quien aún seguía quejándose de dolor cada que giraba su cuerpo.

—No—contesto con voz ronca. Eran las doce del mediodía y ninguna había tomado la decisión de salir de la habitación. —¿Quieres que pida servicio a la habitación?

—¿Cuánto cuesta eso? —gruñí. Además de estar medio mascullada por todo mi cuerpo también tenía que soportar la carencia de no tener dinero para permitirme un plato de comida lo suficiente decente para ayudarme a que me recupere de la mierda de lección de nuestro profesor malévolo.

—¡Que importa! —exclamó Hanna, ajena a mis problemas de dinero.

—No tengo hambre.

Deseaba profundamente que mi estómago no rugiera de hambre.

Hubo silencio por un momento y Hanna dijo: —Te debo una, Moni, así que yo invito la comida el día de hoy.

Asentí sin querer discutir en lo mínimo su ofrecimiento.

Tras haber dicho se puso a llamar a la cafetería del instituto y pidió unos cuantos platos tradicionales de Rusia. Nunca había probado otros platillos que no fueran mexicanos, colombianos, peruanos o coreano. Amaba demasiado la comida de Latinoamérica y asiática por lo que no me era necesario querer probar alimentos europeos.

Después de una hora, unos platillos de comida deliciosa, frente a nosotras.

—Este es pilméni —dijo mi amiga tras ver mi cara de confusión.

—Parecen dumplings —respondí emocionada. Eran una especie de dumplings, se trata de nada menos que de unos saquitos cocidos rellenos de carne o pollo y huevo duro. Eran uno de mis platillos asiático favorito.

Mordisqueé la primera empanada y una explosión de sabores se fueron derritiendo en mi paladar. Sabía mil veces mejor que unos dumplings tradicionales chinos. El hambre comenzó hacerse cada vez más presente, por lo que, no paré de devorar comida de cada plato. Después de la dura lección, Hanna y yo, fuimos directo a nuestra cama, sin cenar, ni hablar, ni bañarnos. Parecíamos unas vagabundas ahora mismo, comiendo sin parar, sin asearnos.

Mi amiga y yo nos detuvimos por un instante, contemplándonos mutuamente, primero observamos nuestro aspecto, y luego, nuestras manos, para finalmente, mirar los platos casi vacíos.

—Nos vemos muy lamentables —murmuró Hanna y luego se metió otro dumplings a la boca.

Asentí con la cabeza y también me metí una empanada rusa de un tirón. Realmente la comida era gourmet y deliciosa. No quería imaginarme el precio.

—¿Por qué tu hermano te mandó a Moscú?

El hermano de Hanna era el heredero rotundo de la monarquía de su familia y tras la muerte de los padres de mi amiga, tomó el lugar de Boss en la mafia canadiense, haciendo que Hanna fuera simplemente una Allen. Ella estaba tomando clases para un heredero que tomará algún día el lugar de Boss.

Recordé las palabras de Petrou sobre ser la mano derecha de su hermano. Podría ser esa la respuesta.

—Matrimonio arreglado o venir aquí para ayudarlo con el negocio —dijo mientras masticaba un emparedado como postre.

Destrúyeme, cariño (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora