Capítulo 27

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Nota importante: Estoy sorprendida... hay capítulos son 1k y otros con la mitad, y yo de qué? ¿Cómo es posible? Y los comentarios son casi nulos en mis capítulos más recientes....  así que tomé la decisión de publicar un capítulo por semana (Estoy viendo todavía si se quedan los miércoles o los sábados).

También si los votos llegan a 100 y los comentario mínimo a 40...  habrá un especial de hallowen.

Gracias a los que comentan y votan, me hacen muy feliz. 

Hoy es un día bastante triste, debido a lo de Liam Payne, así que escribir lo último de capítulo fue un jodido reto, porque no he parado de llorar. 

Nos vemos el siguiente miércoles (o quien sabe, tal vez se venga un capitulo extra, no sabemos) pero por el momento va a haber un capítulo por semanaa.

Xoxo, Edith Bermejo.

Capítulo 27

Calix

Te conocí en un sueño
Perseguirte por la calle
Me di la vuelta y te habías ido
Me desperté aturdido
Luz de Luna en tu cara
Mi corazón estaba acelerado ante la idea

Si me dejas

Oh, creo que podría perderlo por completo, sí
Espero que sepas que me estás sentenciando
A una vida de rodillas
No sé quién seria

-Niall Horan


La hacienda García se alzaba imponente al final de una larga y serpenteante avenida, rodeada por altos muros de piedra y enormes puertas de hierro que resguardaban un jardín vasto y cuidadosamente diseñado. El lugar exuda poder y riqueza, una fortaleza donde pocas personas se atreven a entrar sin ser invitadas.

Eran los rumores que recitaban en las calles de Tijuana. Antonio García sabía dejarse notar en un país donde el narcotráfico reinaba. Muy a pesar, de ser una mierda como líder, el legado que su suegro le dejó, lo hizo intocable en el mundo organizado de Latinoamérica.

Los sonidos de motores de mis autos se apagan al pie de la entrada principal.

Había traído a mis hombres más fuertes. Éramos pocos a comparación de la inmensidad de hombre que Antonio debía de tener en su jodida hacienda, pero no igual de letales que los míos.

Mi coche negro, se detiene. Del asiento trasero baje, alto, vestido con un traje oscuro y una gabardina que se agitaba levemente por el viento. Dos hombres más, y Elián, bajaron también, pero los detengo con un gesto sutil de la mano.

Esta visita era personal.

Crucé el portón de la mansión con pasos firmes, y el eco de mis zapatos sobre la piedra es lo único que se escucha en medio de ese vasto silencio. Me estaban esperando. Un hombre mayor de aspecto cansado que indicaba que era el cuidador de la hacienda, abrió las grandes puertas de madera, sin mediar palabra, y me guío por un amplio vestíbulo de mármol que conduce a una sala iluminada por la luz suave de una chimenea. Todo el lugar está decorado con un lujo excesivo: alfombras persas, candelabros de cristal, y animales disecados.

—Sr. Petrou... es una grata sorpresa tenerlo aquí, ¿en qué podemos ayudarlo?

No respondí de inmediato. En cambio, caminé lentamente hacia una mesa cercana y serví un vaso de whisky que descansaba en una bandeja de plata. Mis movimientos eran fluidos, tranquilos, como si todo estuviera bajo control, pero dentro de mí, la tensión es casi insoportable. Tenía unas inmensas ganas de buscar a Antonio y sólo cortarle la jodida garganta.

Destrúyeme, cariño (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora