Capítulo 6
Mónica
Realmente no sabía por cuánto tiempo estuve inconsciente, pero cuando regreso a mí, me encuentro acostada en una cama individual con sábanas blancas . Miro a mi derecha encontrándome otro par de camas vacías idénticas en hileras, pero desteñidas y algunas llenas de sangre. Parecía como si estuviera en un hospital con soldados como pacientes que acaban de llegar de la guerra. A mi izquierda está el de la triada aún inconsciente. Al parecer solo él y yo estamos aquí.
Unos minutos más tarde y Hanna entra por la pequeña puerta principal y tras ella una enfermera rubia. La enfermera viste con un pantalón blanco y una gabardina corta de botones y la cofia típica de una enfermera.
—¿Cómo se siente, Sita García? —pregunta la enfermera y saca una pequeña lámpara del bolso frontal de la gabardina, apuntando directo a mis córneas y ojos.
Quise responder, pero mi voz no salió. La garganta me duele como si hubieran encajado miles de alfileres.
—Está bien, trata de no hablar mucho —La enfermera se apresura a hablar en cuanto vio mi mueca de dolor. —Fuiste estrangulada durante la lección. Tuviste una disminución del flujo de sanguíneo al cerebro, se ejerció una presión sobre las arterias y venas de su cuello, lo que dificulta el paso de sangre hacia y desde el cerebro. Por eso tuviste la pérdida de tu consciencia en cuestión de segundos. En casos extremos, el estrangulamiento puede causar lesiones en los huesos del cuello, pero contigo, nada de qué preocuparse. Le daré algunos medicamentos para disminuir la inflamación de su garganta y una pomada. ¿Entiende lo que dije?
Asentí.
—Iré por los medicamentos. Vuelvo en un minuto. Después ya pueden regresar con el Sr. Petrou.
Hanna y yo asentimos. La enfermera volvió a salir de la sala.
—¿Seguimos en el instituto? —Fuerzo mi voz. Necesitaba aclarar muchas cosas.
—Sí —contesta mi amiga que me ve preocupada. —La academia cuenta con su propia clínica.
—Estoy bien —. Le contesto para que deje de verme como si yo hubiera estado a punto de morir. Esto no es nada comparado con de lo que he vivido a manos de mi padre. Esto fue un simple juego para mí. Veo la pantorrilla de mi amiga que estaba vendada. —¿Tú cómo te encuentras? ¿Duele mucho tu pierna?
Ella niega dedicándome una sonrisa tranquilizadora.
—No duele. Estoy medicada. No fue tan profunda la herida, así que solo fueron unas cuantas suturas básicas con hilo y grapas, pero me dejara una cicatriz —dijo en un puchero.
—Me alegro que no haya sido tan peligrosa.
Ella vuelve a verme con ojos de cachorro asustado.
—Moni...
—¿Sí?
—Me asusté cuando vi que el mismísimo Sr. Petrou te trajo en brazos a la enfermería... y tú estabas completamente inconsciente —relata lo que yo no conozco—. Pensé que algo muy grave te había sucedido. Él no había tocado suelo de la enfermería desde que llegó el primer alumno herido, hasta ti.
¿El demonio griego compadeciéndose de mí?
El muy bastardo fue muy culpable de haber sido estrangulada. Prácticamente le permitió que me hiciera lo que quisiera a ese ruso sádico. Tal vez se sintió culpable... pero definitivamente no es típico de un hombre como él.
—Me imagino que el remordimiento lo evadió.
Hanna negó. —No parecía un hombre con remordimiento... más bien parecía furioso, y con una ligera preocupación en sus ojos. Eso era todo.
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Destrúyeme, cariño (+21)
Romance"Amor, traición y un juego de poder donde no hay reglas... Solo la promesa de destrucción." Mi padre me quiere muerta. Traicioné a la familia, y pagaré las consecuencias. El hombre que alguna vez llamé padre me entregó a una jauría de lobos hambrien...