Capítulo 23

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Nota importante: Tuve un comentario sobre que le inquietaba que mi mafia se base en la jerarquía del infierno.  Cuando creé la mafia fue allá por el 2019 para una novela completamente diferente, sin embargo, en aquello tiempo quise darle un toque macabro y único para que aquella mafia diera mucho miedo.  Es la misma impresión y efecto que quiero dar en la novela. Una metáfora, solamente.  Es una representación del mundo de Calix, pero hasta ahí. Es parte de los objetos de un escenario de teatro. Por favor, no quiero que piensen que se está tratando de dar algún mensaje.  También el número de la habitación de Mónica es una metáfora de que cayó en las garras de Lucifer (Calix, en este caso)

En fin...

Dejo este capítulo que les recomiendo leerlo en su habitación a solas. Y me voy corriendoo...

Xoxo, Edith Bermejo.


Capítulo 23

Mónica

—Creo que si interrumpí —El líder de la mafia italiana que evidentemente mantiene una amistad con Calix, aparece en la habitación. Alessio, jefe de la Ndrangheta. Había escuchado muchas historias de su mafia. Al parecer era parte de una rama de la Cosa Nostra, pero se volvió más poderoso. Puesto que el simple de hecho de anunciar una alianza con él, se detuvo una guerra de balas entre dos mafias enemigas.

—Te dije a las nueve en punto —Calix se aparta de mí bruscamente, olvidándome al tener al italiano frente a él.

Alessio sonríe irónico.

—Mi dislexia, amigo.

—Un poco más, y la mitad de mis hombres estarían muertos.

—Nada del otro mundo —dice el italiano mientras me mira. Su mirada se vuelve oscura, analizándome. Eso me pone bastante nerviosa. Después de todo, con lo que estoy presenciando, este hombre era lo más cercano a un amigo de Calix.

—¿Se han largado esos bastardos? —cuestiona Calix, quitándome de la mira a su supuesto amigo.

El italiano asiente. —Al menos los que quedaron vivos. La mayoría de los muertos son de la Camorra. Tu ejercito siempre luciéndose.

—Tengo que ir a supervisar —Calix contesta.

Alessio se acerca a mí, rodeándome. Como si estuviese analizando si era amiga o enemiga. — ¿Hija de Antonio García?

Asiento, nerviosa.

—Hija del bastardo que más detesto. —Su voz ya no suena juguetona. — Todavía no entiendo que su legado siga intacto después de toda la mala administración tras la muerte de tu abuelo.

Al menos alguien está de acuerdo con eso.

—Ella hoy no es de ningún cártel, es únicamente una invitada mía. —La voz de Calix fue fría como cubos de hielos.

Alessio asiente rápidamente y volvió a sonreír divertido.

—Como buen amigo te pido que vayas a disfrutar la velada —dice —. Adonis, Elián y yo nos encargamos de limpiar todo este desastre. Los hombres de la Orden ya han abandonado la mansión, todos satisfechos con lo ocurrido esta noche. Una fiesta mafiosa sin balas, no es fiesta, amigo.

Calix niega.

—Necesito estar presente.

—¡Oh, vamos! Ya todos vimos con tu discurso que eres el líder del siglo —Alessio vuelve a mirarme, sin embargo, hay desconfianza en su mirada. — No hagas esperar a la dama.

Miro a Calix y me miro a mí. La ropa, impecable al inicio de la noche, ahora luce arrugada y desordenada.

Calix toma mi mano y salimos de la habitación. A su alrededor, varias personas heridas están siendo atendidas, algunos con vendas improvisadas y otros en camillas. Calix sostiene firmemente mi mano, ambos intentando salir del lugar mientras el caos se despliega a su alrededor.

Destrúyeme, cariño (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora