En los años que llevaba en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería nunca le había visto el gusto al Quidditch, consideraba a todos los jugadores, incluidos sus compañeros de casa que formaban parte del equipo de Slytherin, unos bobos descerebrados, que se la pasaban volando en escoba, tres de ellos robando una pelota que tenían que tirar dentro de aros, dos golpeando unas pesadas pelotas de acero y uno persiguiendo una estúpida bellota voladora que se perdía de vista con absurda facilidad ¿Quién le veía divertido a eso?
Y como poco, si bien la emoción de los seis partidos que se disputaban a lo largo del año, era vista como descomunal, el partido que realmente era el más aclamado era el de Gryffindor contra Slytherin.
Desde temprano los jugadores de cada equipo se levantaban a desayunar, eran vitoreados, aclamados, aplaudidos, y celebrados, y ese sábado no era la excepción.
La casa de Slytherin no era ajena a toda la absurda celebración por los llamados Espartanos del Quidditch, como cada año, se enfrentarían a su rival más acérrimo, a Gryffindor, y juraron que ganarían.
Emma Vanity, una alumna de ultimo año se había reunido con el equipo en la mesa y aseguraba que ganarían. El equipo no era precisamente equitativo entre jugadores, mayormente eran hombres, cuatro contra tres mujeres, y estaba dicho que cuando Vanity se graduara la capitana seria Lucinda Talkalot, una alumna de quinto año.
Aunque era curioso como todas las miradas estaban centradas en el chico de cuarto año, el joven buscador de Slytherin, todos quienes pasaban le decían que la victoria dependía de él, él era el haz, y el más joven del equipo, quien ni siquiera prestaba atención, estaba leyendo una copia de El Profeta, en donde el titular decía algo sobre Lord Voldemort.
Severus lo conocía, era el hermano de su novio, aunque a la fecha no había entablado ninguna clase de conversación con él, sabía que era un muchacho un tanta orgulloso y estudioso, tenía un grupo de amigos bastante reducido, dos o tres, nunca los contos y no le llamo la atención, era uno de los estudiantes más destacados, todos lo sabían, incluso había escuchado a Slughorn y a todos los profesores de Defensas Contra las Artes Oscuras alabarlo, aunque otros profesores, como la profesora McGonagall, el profesor Flitwick y la profesora Sprout lo describían como arrogante y soberbio.
"Es el hijo perfecto, el mejor hijo, mis padres siempre me lo dicen, todo el tiempo" le había comentado una vez cuando fueron a la torre de Astronomía a encontrarse en secreto y entre charlas había salido el tema de la familia, él no tenía hermanos y Sirius, con pesar decía que tenía a ese hermano. Sirius decía que su hermano hacia y decía todo lo que sus padres querían, y solo por eso era mejor hijo, el, por lo contrario, fuel a Gryffindor, hacia todo lo contrario, sus abuelos lo adoraban, sus tíos también.
Sus pensamientos fueron detenidos cuando entraron los Gryffindor haciendo una estruendosa entrada, todos alabando el cazador James Potter.
James Potter era el cazador, el mejor jugador, dicho por todos, con la escoba mas ágil, con la habilidad prodigiosa, y quien siempre realizaba muchos puntos. Una de las cosas que agradecía Snape era que Potter era el único de los Merodeadores que jugaba Quidditch, a Sirius, su novio si bien era fan no le gustaba, aunque le habían dicho que tenía madera de golpeador o cazador, mientras que Lupin directamente no le gustaba y Pettigrew apenas podía mantener en la escoba.
Los primeros en irse del desayuno fueron todos los miembros de los equipos, el espero a Lily, ella estaba desayunando con sus amigas, pero tan pronto comenzaron a marchar camino al campo de Quidditch comenzaron a separarse.
Cuando se dio cuenta, mientras caminaba en caravana, totalmente rodeado de otros estudiantes entremezclados de las distintas casas, pronto sintio como alguien lo tomaba del brazo, y lo obligaba a caminar. Al mirar a su derecha era Sirius, su novio, quien casualmente miraba con complicidad, y luego le guiño el ojo, al parecer tenía algo entre manos.
Aprovechando la avalancha de alumnos, los vítores, gritos, cantos apoyando a cada equipo pronto lograron salir de la muchedumbre, antes de salir por la puerta principal, y tras un momento lograron quedarse solos, caminando apresurados al lago negro.
— ¿Pero ¿qué...? — se preguntó siguiendo a Sirius, el cual seguía guiándolo, pasaron los invernaderos, alejándose cada vez más hasta que llegaron, según sus cálculos a estar en la otra punta de los terrenos del colegio, contrario al campo de Quidditch- —. ¿Vas a pertderte el partido de Quidditch?
— Ya sabes cómo es, llevan cuatro años con lo mismo, James hará unos tantos, Slytherin hace otro, se roban la pelota, la de acero es enviada a golpear otros, alguien saldrá noqueado, véase el guardián, o los dos, y finalmente mi hermano atrapará la Snich — aseguro —. Cada vez que juegan Slytherin contra Gryffindor pasa exactamente lo mismo, Slytherin terminara ganando, por la absurda pelea de mi hermano contra James.
— ¿Qué?
— ¿No te diste cuenta? — pregunto alzando una ceja —. Mi hermano puede atrapar la Snich cuando quiera, tiene esa cosa de la visión prodigiosa, hasta ahora el maldito está invicto, nunca ha perdido la Snich, y solo atrapa la Snich cuando Slytherin le saca ventaja a Gryffindor, James siempre logra la ventaja, si mi hermano atrapara la Snich cuando eso pasa, Slytherin pierde, y Regulus Black no va a permitir que Slytherin pierda.
Se encogió de hombros y caminaron un rato más hasta que encontraron un pequeño mantel escoses en el suelo, había una botella de vidrio con cerveza de mantequilla, lo que parecían seis pasteles de caldero y varias cosas más en el suelo.
— ¿De donde sacaste todo eso? Aun no hemos ido a Hogsmeade.
— Tengo mis métodos — sonrio con picardía.
Se sentaron sobre el mantel, era algo incomodo, siempre lo vio algo tonto sobre ese tipo de muestras de afecto, una tarde, sentado frente al lago. A lo lejos se escuchaba los sonidos de vítores, se veia a las escobas surcar el cielo.
No supo cuanto tiempo pasaron, la cerveza de mantequilla fue la primera en terminarse, casi no hablaron de mucho, solo de temas rutinarios, sobre sus amistades, tareas, y demás cosas. Sirius tomaba otras materias optativas que el no, como adivinación.
— ¿Por qué elegiste adivinación? Es tonta.
— Por fácil, es la asignatura mas fácil, james y yo inventamos todo en las tareas, pero no importa, cuando tomemos los exámenes, sabemos que desaprobaremos, las únicas asignaturas que nos interesan son las Troncales, queremos ser Aurores, así que...no importa realmente.
Se encogió de hombros, y siguió comiendo, los pasteles de caldero se acabaron luego, y luego una tarta de melaza, al parecer era la favorita de Sirius.
Finalmente llego el atardecer, u fue cuando se escucharon los vítores finales, ya no se vieron las escobas.
— Vamos.
Habían pasado toda la tarde, charlando de temas triviales, sin importancia, no fue una tarde romántica y todo termino porque, como Sirius dijo, Regulus Black atrapo la Snich, dándole la victoria de Slytherin como siempre pasaba. Sirius levanto todo con un movimiento de varita, lo desapareció todo, y luego se fueron, no tardaron mucho en llegar y entremezclarse en la multitud, con los gritos y cantos ovacionando al buscador ganador, mientras se escuchaba a James Potter insultar a Regulus Black.
Sirius no se veía intentando persuadirlo de lo que hacía, no lo apoyaba, pero si, le alentaba que la próxima vez sería la vez que vencería.
ESTÁS LEYENDO
Magic Love
FanfictionSeverus Snape y Sirius Black, una pareja un tanto contradictoria, que nadie esperaba como tal.