Dia 8: Compras Domesticas

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Debía predecir que un soltero, joven, con dinero, con una motocicleta, viviendo en una pequeña casa solo sin reglas, más que las suyas propias, era sinónimo de que nada podría salir bien.

Ni siquiera su novio le dijo nada al respecto, fue una carta de su mejor amiga, Lily que decía claramente tenía que intervenir.

La carta, en código, no decía mucho, decía que tenía que pasar a ver a su novio, porque con James vieron cosas que no le gustaron, o, al menos a ella no le gustaron.

Lo que vio cuando le callo de visita sorpresa, solo le dio la razón a la carta de Lily.

Sabía que Sirius no tenía un refrigerador desde que se mudó, supuestamente no encontró en el lugar donde levantaba todo lo que reparaba para su casa. Aunque si tenía una televisión, vieja, que Sirius había reparado usando Reparo, pero tenía televisión.

Al revisar la casa noto ropa sucia por todos lados, pese a existir encantamientos y hechizos para limpiar, platos sucios, la mayoría de cartón por lo que daba por hecho que Sirius no estaba cocinando en casa pese a tener cocina.

El baño no tenía papel ni jabón, solo una pequeña botella que parecía de enjuague bucal, y una de burbujas para la tina.

Sin demora tomo a Sirius del cuello de la camisa, y pese a sus suplicas para que dejara de humillarlo, lo llevo a pie hasta un mercado local.

El mercado local era una pequeña tienda, tenía bastante variedad de frutas y verduras, carnes y bebidas, e incluso comida preparada, al notar los empaques supo que Sirius compraba la comida de ahí, para no cocinar.

Sirius comenzó a levantar cosas para llevarlas al carro de compras, tan pronto lo soltó.

— No seas idiota, no necesitas tanta cerveza o vino — le recrimino desvolviendo todo de donde Sirius lo saco —. Son compras Domesticas ¿Qué harás cuando me valla a Suiza? ¿Solo comer papas fritas?

— No...quizás.

— Aunque quieras, yo voy a irme, toma nota y aprende...necesitas frutas y verduras, no tienes refrigerados, solo conservas en lata, y lo que abras te lo comes en el día — le reto comenzando a poner latas —. Bebidas, agua, ¡Aprende a beber no solo cerveza!

— Tendrás que venir cada que tengas vacaciones para hacer estas mismas compras — dijo con una sonrisa burlona —. SI te vas por tanto tiempo, quizás me muera de hambre.

— No seas dramático, no te morirás de hambre, vas a estar sobrealimentado y con la cara grasosa — le reto —. Necesitas más jabón...

— Verus — replico haciendo un berrinche.

— Vamos al área de limpieza.

— Pero no necesitamos...

— Tu sí.

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