Vivir solo, en un pueblo alejado de las grandes ciudades, viviendo en armonía y tranquilidad tenía sus grandes ventajas. No solo que la interrupción de los amigos, molestos, de su novio aparecerían poco.
Su novio había decidido, esa noche, poner una pequeña manta en el jardín de atrás de la casa, su intención fue, simplemente, mirar las estrellas.
Entre charlas comenzaron a besarse, en un inicio pensó que lo verían los vecinos, pero, las luces de las casas estaban apagadas, estaban en la parte de atrás de la casa, la casa a su derecha no estaba habitada, no había casas cruzando la calle a la izquierda de su casa, y la casa justo frente a la casa de su novio, tenía todas las luces apagadas y allí vivía una mujer soltera que trabajaba en un destacamento militar.
El clima, una noche estrellada de verano, no había nubes, una luna en cuarto creciente, viento acogedor que mecía los arboles con suavidad. El pasto estaba cortado corto, los arboles de terrenos colindantes cubrían la visión en parte.
Sirius, en un intento de ser romántico comenzó a hablarle de las estrellas que conocía, el origen de su nombre, lo que sabía de la mitología, sobre lo que implicaba llamarse Sirius, o sirio. En sí, todo eso, él lo sabía, después de todo tuvo clases de Astronomía y la estrella Sirius, la más brillante del firmamento, era importante no solo para el estudio de la bóveda celeste, sino también históricamente era conocida por ser la guía para las crecidas del rio Nilo en el antiguo Egipto.
Se besaron, Sirius siempre sabia como besarlo, dulcemente, fundiendo sus labios con los suyos, y luego coloco su mano en su cintura, mientras continuaba besándolo.
Un frio viento nocturno les hizo estremecerse mientras se besaban, entonces regresaron a dentro de la casa, ante de entrar Sirius volvió a besarlo en los labios. Cuando entraron, Sirius cerró la puerta detrás de sí, continúo besándolo, acorralándolo contra la pared.
A tientas fue prendiendo y apagando las luces con los interruptores a su alcance, hasta que llegaron a la habitación.
Recostado en la cama, continuando con los besos, la lengua de Sirius recorrió toda su boca, como si explorara. Sirius comenzó a recorrer con ambas manos el cuerpo de Severus, sin detenerme, levantando la camisa, tocando cada centímetro de su piel.
— Sirius — susurro a su oído, intento detenerlo con ambas manos, sabía que seguía, o a lo que Sirius quería llegar.
Sus ojos y los de Sirius se encontraron, una sonrisa juguetona se apodero del rostro de Sirius Black, respiraba agitadamente,
Con la respiración entrecortada continuaron, Severus dejo las manos a un lado, abrazando a Sirius por el cuello.
Mientras se besaban Sirius llevo su mano por debajo de los pantalones de su pareja, explorándolo todo, abrió la camisa, y sus labios se dedicaron a besar no solo el pecho, sino los pezones, y comenzó a bajar, lentamente, hasta llegar a su objetivo.
Era su primera vez.
Extasiado, dejo a Sirius hacer lo que hacía, le gustaba, debía admitirlo, no era brusco, sino que hacia todo con cierta lentitud y buscando su placer. Entonces miro a donde debería estar la cabeza de Sirius, o al menos su cabellera, lo había sentido en su estómago, besándolo, pero la cabeza ya no estaba allí, las manos de Sirius le habían bajado el pantalón y la ropa interior, y continuo su curso hasta su virilidad.
Sirius se metió aquel miembro a la boca, lo saboreo, lo beso, paso su lengua con deleite. Se lo metió a la boca, succionando con fuerza.
Arqueo la espalda sin saber por qué.
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Magic Love
FanfictionSeverus Snape y Sirius Black, una pareja un tanto contradictoria, que nadie esperaba como tal.