Dia 5: Feria

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No tuvo la menor idea de cómo llego a estar ahí, no era de su gusto, no era de su interés, ni siquiera por curiosidad para saber de qué se trataba una Feria, pero ahí estaba, porque su novio lo invito, porque su tío, el que viajaba mucho le dijo que era lo mejor que podía hacer en el verano como experiencia.

"Mi tío Alphard va con nosotros" le dijo en una carta invitándolo, con las instrucciones de donde estaría el traslador para ir.

Y Lily había insistido emocionada en querer ir, y a su amiga de la infancia el no podía decirle que no la iba a acompañar.

"Suena divertido" le dijo su madre cuando le comento la carta de su novio, y toda la logística que él había ideado con tal de que fueran a la llamada Feria que era en un lugar.

El traslador había sido colocado, curiosamente, cerca dela fábrica abandonada, y junto con Lily fueron trasladados a un lugar en Londres, en el Londres Muggles, en un lugar lo suficiente lejos como para que los Muggles no notaran que se habian aparecido "De la nada"

Apenas llegaron lo estaban esperando su novio Sirius y un hombre de cabello negro, un tanto largo, con barba en forma de candado, cejas prominentes, y una sonrisa bastante jocosa, los dos tenían puestas ropas Muggles bastante serias, lo que se veía trajes de colores oscuros, con saco y chaleco, y corbata.

— Yo no invite a Evans, te invite a ti — le reprocho Sirius apenas lo vio.

— No necesito un niñero — le reprocho señalando al único adulto entre los tres.

— ¿Por qué estás vestido así? — le pregunto Lily con desdén.

— Mi hermanita no sabe que me robe a Sirius, y si se vestía como Muggle sospecharía, guarden el secreto — respondió guiñándoles un ojo y luego les dio un par de monedas a cada uno —. Con esto podrán comprar la entrada, limonada, chucherías y subir a los juegos ¡A divertirse niños!

— No somos niños — dijeron los tres a la vez.

La llamada feria era un desfile andante y estridente de música en un parque, con bastante árboles, prados donde acostarse si se quería, con sonidos molestos, gente caminando de un lado a otro, niños llorando y gritando, juegos mecánicos tontos entre los que destacaban un carrusel, unas sillas voladoras y unos autos que a los que conducían parecía divertirles golpearse entre sí.

Otros juegos, de más destreza eran atrapar un pez, aunque Sirius se negó a jugar a eso, porque, en palabras de él su madre no quería mas mascotas en la casa. Mientras intentaba soportar toda la feria, que juraba nunca más volver ahí, vio que Sirius era todo lo contrario, le encantaba todo, los juegos, subirse a cada cosa, y comer chucherías, parecía un niño en una dulcería.

— Ese de ahí, es el elegido — señalo Sirius emocionado, era un juego donde había una pistola, un rifle, y había que dispararle a una serie de blancos.

— Nadie gana esas cosas, está arreglado.

— Gracias por el ánimo, Verus — dijo ignorándolo, pago al encargado para el juego, y tomo el rifle.

Si, sus especificaciones eran ciertas, había tres blancos, uno que estaba inmóvil, uno que se movía acercándose, y uno debía ser disparado tres veces, ya que se levantaba en tres lugares aleatorios, Sirius pudo con los primeros dos, pero no con el tercero, por lo que le dieron un premio de "Consolación "

— Para ti — dijo extendiéndole un oso de peluche, era pequeño.

— Gracias — exclamo sonrojado tomándolo, aquel detalle no se lo espero.

— El año que viene vendremos otra vez.

— Si, si tú quieres — asintió.

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