El sonido de los motores de lujo resonaba por las calles solitarias mientras Samantha y Abril se dirigían hacia uno de los almacenes más importantes de Samantha. El Lamborghini negro cortaba el viento con una velocidad que solo alguien tan audaz como Samantha podría controlar. La mafiosa más temida del mundo no se detenía por nada ni por nadie. Su imperio estaba construido sobre fuego, sangre y lealtades que se podían comprar... o destruir.
—Hoy vas a ver cómo se maneja una guerra -dijo Samantha sin apartar la mirada de la carretera—. Quieres ser parte de mi mundo, ¿verdad?
Entonces tienes que saber algo: aquí, la única ley que cuenta es la que puedes hacer cumplir a punta de pistola.Abril la miró de reojo, intrigada pero sin mostrar miedo. —No vine aquí para quedarme en lor hordes, Sam. Si voy a estar contigo, iré al frente.
Samantha soltó una risa burlona. —Te gusta hablar duro. Vamos a ver si tienes lo que se necesita para aguantar lo que viene.
Llegaron al almacén, un edificio industrial en las afueras, donde los negocios más oscuros de Samantha se llevaban a cabo lejos de las miradas indiscretas. Un grupo de sus hombres ya los esperaba, armados y preparados para una operación que implicaba mucho más que simples tratos. Había tensiones en el aire, un clima de guerra que se sentía en cada rincón.
-¿Qué pasa? —preguntó Abril, bajando del auto y observando la escena.
—Uno de los socios de Europa está jugando sucio -contestó Samantha mientras encendía un cigarro—. Creen que pueden quitarme territorio. Lo gracioso es que aún no entienden que conmigo nadie juega. Si quieres mi lugar, vas a tener que morir por el.
Abril seguía a Samantha mientras esta caminaba entre sus hombres, sin perder el control ni por un segundo.
Cada movimiento que hacía era calculado, cada palabra estaba impregnada de autoridad. Nadie la desafiaba, porque sabían que desafiarla era una sentencia de muerte.
Dentro del almacén, los envíos ilegales de armas y droga estaban alineados, prontos a ser distribuidos.
Era el centro del poder de Samantha, el corazón de su imperio criminal.—Vamos a dejarlos venir —dijo
Samantha, mirando a sus hombres-.Quieren guerra, la tendrán. Pero será bajo mis términos. —Luego miró a Abril—. Ahora es cuando las cosas se ponen realmente sucias, princesa. Si te quieres quedar, más vale que estés lista para disparar.
Abril se cruzó de brazos, con una mirada fría y decidida. —Ya te lo dije.
Estoy aquí para todo.Samantha asintió con una sonrisa torcida. Le gustaba esa actitud, pero también sabía que una cosa era hablar duro y otra muy distinta era ensuciarse las manos cuando las balas comenzaran a volar.
La operación empezó. Los contactos de Samantha le habían dado la ubicación exacta de los traidores: una fábrica abandonada a las afueras de la ciudad. No había tiempo que perder, así que todo estaba preparado para un ataque relámpago. Cuando el convoy de Samantha llegó, la tensión era palpable.
—Aquí es donde empieza la diversión
—murmuró Samantha mientras bajaba del auto, empuñando una pistola que brillaba bajo la luz de la luna—.Quieren saber por qué soy la más temida del mundo... van a descubrirlo de la peor forma.
Abril la seguía de cerca, sintiendo la adrenalina pulsar en sus venas. Sabía que estaba cruzando una línea sin retorno, y, para su sorpresa, eso le gustaba.Dentro de la fábrica, los socios que habían intentado traicionar a
Samantha estaban reunidos, pensando que su plan para quitarle el control sería su victoria. No sabían que estaban a punto de caer en una trampa.Con una señal de Samantha, sus hombres irrumpieron en la fábrica con una precisión mortal. Los disparos rompieron el silencio de la noche, y en cuestión de minutos, el caos se desató. Los socios intentaron defenderse, pero no tenían ninguna oportunidad. Samantha los había superado en cada paso, como la estratega implacable que era.
—¿Eso es todo lo que tienen? -gritó Samantha en medio del ruido, disparando con precisión letal-.
¡Cobardes de mierda! Si van a intentar matarme, al menos háganlo bien.
Abril observaba desde una distancia segura, asimilando la violencia y el poder que emanaba de Samantha.Verla en acción era como ver una tormenta desatada: impredecible, peligrosa y devastadora.
Cuando el tiroteo terminó, los cuerpos de los traidores yacían en el suelo, algunos aún respirando pero al borde de la muerte.Samantha caminó entre ellos con una calma escalofriante, deteniéndose frente al líder del grupo, un hombre que había estado conspirando contra ella desde hacía meses.
—Te di una oportunidad —dijo
Samantha mientras lo miraba a los ojos, con una pistola aún humeante en la mano—.Pudiste haber sido rico, podrías haberlo tenido todo Pero decidiste traicionarme. Y en mi mundo, eso solo tiene una salida.Sin más palabras, le disparó a quemarropa, terminando con la vida del traidor sin vacilar.
Abril la observaba en silencio, sintiendo una mezcla de respeto y temor por la brutalidad con la que Samantha manejaba su negocio. No había lugar para la debilidad en su mundo.
Samantha se giró hacia Abril, limpiándose las manos ensangrentadas en un pañuelo.—Eso es lo que pasa cuando intentan joderme —dijo con una sonrisa oscura
-. Ahora dime, ¿sigues queriendo ser parte de esto?
Abril se acercó lentamente, mirando los cuerpos que quedaban detrás.
—Nunca he estado más segura de algo en mi vida respondió con frialdad.Samantha asintió, satisfecha con la respuesta.
—Bien. Porque esto es solo el comienzo, y créeme... todo va a ponerse mucho peor.
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"DEL PORTE" G!P
FanfictionSamantha Rivera una de las personas más ricas del mundo y peligrosas se fija en una joven niña de papi, bueno ella así lo dice. Abril Garza una de las hijas de Abelardo que es tan rico como quiere Ellas se conocerán en una fiesta de negocios Samant...