Una sorpresa inesperada

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Era una tarde soleada, y en la casa de Abril el ambiente era el de siempre: silencioso y rígido. Sus padres, siempre estrictos, observaban con detenimiento cada paso que daba, asegurándose de que dedicara su tiempo solo a las tareas. Abril sentía el peso de las expectativas y, en ese momento, deseaba un poco de libertad.

De pronto, su teléfono vibró con un mensaje de Samantha: "¿Te sientes aventurera? Sal un momento... tengo una sorpresa para ti". Con el corazón acelerado, Abril encontró un instante perfecto para salir sin que sus padres notaran su ausencia.

Cuando abrió la puerta, quedó sin aliento. Frente a ella había dos camionetas llenas de rosas, y a un lado, Samantha, con una sonrisa confiada. Llevaba una camisa negra de botones, pantalón blanco y un sombrero negro, lo que le daba un aire elegante y misterioso. Abril sintió una mezcla de emoción y sorpresa al ver ese gesto inesperado.

El ruido de las camionetas despertó la curiosidad de sus padres, quienes salieron de la casa con miradas de desaprobación al ver a Samantha y su vestimenta.

—¿Y tú quién eres? —preguntó su padre con voz seria, cruzando los brazos.

—Soy Samantha —respondió ella, manteniéndose tranquila mientras extendía la mano en señal de saludo. Los padres de Abril no correspondieron al gesto—. Trabajo como... empresaria.

—¿Empresaria? —La madre de Abril la miró de arriba abajo, evaluando su atuendo con una expresión de juicio—. ¿Y vienes vestida así?

Samantha sonrió, sin perder la calma. Con una expresión casi despreocupada, respondió:

—Sí, así es. Verán, soy empresaria y gano más de tres millones de dólares a la semana. La ropa no define la capacidad, ¿verdad?

El silencio que siguió fue pesado. Los padres de Abril se miraron, sorprendidos y aún incrédulos. Abril apenas podía contener una sonrisa, satisfecha al ver cómo Samantha se defendía sin perder su aplomo.

Samantha, sin decir nada más, tomó una rosa y se la entregó a Abril, mirándola con una calidez que contrastaba con la tensión del momento.

—Esto es solo para ti —dijo en voz baja—. Quiero que sepas que me importas mucho más de lo que imaginas.

Mientras los trabajadores descargaban las rosas, cubriendo la entrada con ese mar rojo, Abril sintió una mezcla de asombro y gratitud. En ese instante, rodeada de las flores y con el respaldo de Samantha, comprendió que había alguien dispuesto a verla y apoyarla sin importar las reglas de sus padres

"DEL PORTE" G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora