La Trampa

47 6 0
                                    


La noche había caído, y la mansión de Samantha se sumió en un silencio inquietante. Las sombras se alargaban en las paredes, creando un ambiente de tensión que se podía cortar con un cuchillo. Samantha y Abril se preparaban para salir en busca de respuestas sobre el misterioso mensaje que habían recibido.

—Sam, ¿realmente crees que deberíamos hacer esto? —preguntó Abril, mientras se ataba los zapatos. Su voz denotaba una mezcla de emoción y temor.

—No tenemos otra opción —respondió Samantha, revisando una última vez su equipo. Sabía que los riesgos eran altos, pero no podía permitir que el miedo dictara sus acciones—. Si hay alguien que necesita ayuda, tenemos que actuar.

Ambas se dirigieron hacia el garaje, donde los lujosos coches de Samantha aguardaban. En lugar de uno de sus autos habituales, optaron por una Raptor, un vehículo robusto y potente, ideal para el terreno que iban a enfrentar. A pesar de la opulencia a su alrededor, el ambiente seguía cargado de inquietud. El mensaje había sido un recordatorio de que la vida que llevaban estaba llena de peligros, y que la traición podía venir de cualquier lugar.

Al encender el motor de la Raptor, Abril miró a Samantha, quien tenía la mirada fija en la carretera.

—¿Y si nos están tendiendo una trampa? —preguntó, inquieta.

—Si es así, estarán muy seguros de lo que están haciendo —respondió Samantha, manteniendo la mirada en el camino. Ella sabía que, si había algo que había aprendido en su vida, era que la mejor defensa era un buen ataque.

El coche aceleró y pronto estaban cruzando la ciudad en dirección a una zona menos frecuentada. El aire se volvió más fresco, y las luces de la ciudad se desvanecieron poco a poco. Finalmente, llegaron a un antiguo almacén, un lugar que Samantha había utilizado en el pasado para llevar a cabo negocios discretos.

—Es aquí —dijo, estacionando la Raptor y apagando el motor.

Las dos mujeres salieron del vehículo, y Samantha tomó una linterna de su mochila.

—Recuerda, mantente alerta —le advirtió a Abril—. No sabemos qué nos vamos a encontrar.

Entraron al almacén, cuyas puertas chirriaban al abrirse. La oscuridad las envolvía, y solo la luz de la linterna iluminaba el camino. El aire estaba impregnado de polvo y un ligero olor a moho, lo que aumentaba la sensación de abandono.

De repente, un ruido resonó en la distancia, haciendo que ambas se detuvieran en seco.

—¿Escuchaste eso? —preguntó Abril, su voz apenas un susurro.

—Sí. Puede que alguien esté aquí —respondió Samantha, su corazón latiendo más rápido. Con cautela, avanzaron hacia el interior, cada paso resonando en el silencio.

Al girar una esquina, encontraron una habitación iluminada por una luz tenue. La puerta estaba entreabierta, y Samantha asomó la cabeza, tratando de ver quién estaba adentro.

—¿Quiénes son? —preguntó una voz masculina, llena de desconfianza.

Samantha sintió un escalofrío recorrer su espalda al reconocer la voz. Era Marco.

—Samantha, ¿qué haces aquí? —dijo Marco, emergiendo de las sombras con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

—Vine a buscar respuestas, Marco —respondió Samantha, manteniendo la calma a pesar de la adrenalina que corría por sus venas.

—¿Respuestas? ¿De qué? —preguntó él, acercándose lentamente.

Abril, sintiendo la tensión, se colocó junto a Samantha.

—¿Por qué me mandaste ese mensaje? —exigió ella, sin rodeos.

Marco se rió, pero había algo siniestro en su risa.

—Solo quería que te divirtieras un poco, Sam. Las cosas no son como solían ser. Hay un nuevo juego en la ciudad, y tú estás en el centro de él.

Samantha sintió una oleada de ira.

—No tengo tiempo para tus juegos, Marco.

—Oh, pero este no es un juego. Es una oportunidad, y si no la aprovechas, te quedarás atrás —dijo él, acercándose más—. Y yo no puedo permitir que eso suceda.

Abril dio un paso adelante, confrontando a Marco.

—No te atrevas a amenazarnos. No estamos solas en esto.

Samantha miró a Abril, sintiendo una chispa de esperanza. No estaban solas, y esa era su ventaja.

—Si esto es una trampa, Marco, vas a desear no haberla tendido —dijo Samantha, sintiendo cómo la determinación se apoderaba de ella.

Marco sonrió, pero en sus ojos había una mezcla de sorpresa y desafío.

—Bien. Que comience el juego.

Disculpen por no actualizar rápido se me hace bastante complicado escribir a diario por temas de el maldito estudio (que voy a sacar un 5) y trabajos extensos, intentaré actualizar más seguido en mis tiempos libres. 🤠💋

"DEL PORTE" G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora