La Sorpresa Perfecta

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Después de varios días de dudas y tensión, Samantha sabía que había llegado el momento de aclarar las cosas con Abril. Quería que todo quedara claro y, sobre todo, demostrarle lo mucho que la valoraba. Así que decidió hacer algo especial, algo que nadie más hubiera hecho por ella.

Esa tarde, Abril estaba en casa, cuando escuchó un ruido de música desde afuera. Al asomarse por la ventana, vio algo inesperado: Samantha estaba ahí, acompañada de una banda, tocando una canción romántica que llenaba el ambiente de un sentimiento único. No solo eso; junto a la banda, había una camioneta con un enorme lazo rojo, brillando bajo la luz del atardecer.

Abril salió, sorprendida y con una mezcla de emoción y nervios.

–¿Samantha? ¿Qué significa todo esto? –preguntó, con una sonrisa que trataba de ocultar su emoción.

Samantha, sin dejar de sonreír, se acercó y le tomó las manos.

–Quería hacer algo que nunca olvidaras –dijo con una voz suave y sincera–. Tú sabes que me importas y... quiero que seas mi novia, oficialmente.

Abril la miró, sintiendo que todo lo que había pasado en los últimos días se desvanecía. Miró la camioneta y luego a Samantha, asimilando la sorpresa.

–¿Esto es... para mí? –preguntó, incrédula.

Samantha asintió.

–Sí, para que recuerdes que estoy aquí para ti, sin importar lo que pase. Y para que nunca dudes de lo que siento.

Abril, sin poder contenerse, se lanzó a abrazarla, dejando que la música de la banda acompañara el momento. No le importaba nada más; en ese instante, todo parecía perfecto.

–Claro que quiero ser tu novia –dijo, con una sonrisa y sin soltarla.

Mientras la banda tocaba, las dos se miraron, sintiendo que todo lo que habían pasado hasta ahora había valido la pena. La duda se había disipado y, por primera vez, ambas sabían exactamente dónde estaban y a dónde querían ir.

"DEL PORTE" G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora