El último encuentro

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Abril ya no podía soportar la presión de Juan, quien no solo había sido su exnovio, sino que también compartía un pasado con Samantha como exaliado en su vida antes de conocer a Abril. La situación era tensa, y Abril sabía que necesitaba enfrentar a Juan una última vez para cerrar ese capítulo. Cuando le contó a Samantha sobre la insistencia de Juan, ella lo entendió de inmediato.

—Juan no solo es tu ex. Es alguien que también formó parte de mi vida —le explicó Samantha con tono serio—. Si vamos a resolver esto, lo haremos juntas.

Se citaron en un parque donde no habría mucha gente. Cuando llegaron, Juan ya estaba allí, esperando con una sonrisa burlona que no disimulaba ni un poco el desdén en su mirada.

—Samantha... Abril —dijo, dándoles un vistazo rápido—. Pensé que esta reunión sería un poco más... privada. No entiendo qué haces aquí, Samantha.

Samantha mantuvo la calma, sin mostrar ninguna emoción. Conocía bien a Juan, y él a ella. Sabía que no podía confiarse.

—Estoy aquí porque esto va más allá de Abril. Tú y yo también tenemos cuentas pendientes, Juan. Si pensabas que no tendría nada que decir sobre tus intentos de intimidarla, te equivocas.

Juan se rió, su arrogancia evidente.

—¿Cuentas pendientes? Vamos, Samantha, sabes que todo lo que hacíamos antes era negocios. Tú y yo sabíamos lo que significaba esa vida. Y ahora, ¿me vienes a decir que soy una amenaza? —se burló, aunque había un rastro de inseguridad en su mirada.

—Tienes razón —respondió Samantha, con un tono implacable—. Solíamos estar en el mismo lado, pero las cosas han cambiado. Abril no es parte de ese mundo, y no permitiré que la arrastres a algo que ella no merece. Ya no eres un aliado, Juan. Eres un peligro.

La atmósfera se volvió tensa. Juan dio un paso hacia adelante, con un destello de ira en sus ojos.

—¿Crees que me puedes asustar? —gritó—. No me iré tan fácilmente. ¡Abril es mía!

Abril se encogió, sintiéndose acorralada.

—Juan, basta. Ya no hay nada entre nosotros —dijo, intentando mantener la calma.

—¡Cállate! —gritó Juan, perdiendo el control. Se acercó amenazadoramente a Abril, y en un arranque de furia, intentó agarrarla por el brazo.

Samantha, viendo cómo Juan se abalanzaba sobre Abril, reaccionó rápidamente. Sin pensarlo, sacó la pistola de su cinto y apuntó hacia Juan.

—¡Suéltala! —gritó, su voz firme y decidida.

Juan se detuvo en seco, pero su mirada desafiante no se desvaneció.

—¿De verdad crees que me vas a asustar con eso? —replicó, intentando mantener su valentía, pero su voz temblaba ligeramente.

—No es una amenaza vacía, Juan —dijo Samantha—. Esto es real. Si no la sueltas, no dudaré en apretar el gatillo.

Un silencio tenso llenó el aire. Juan, entre la rabia y el miedo, finalmente aflojó su agarre en el brazo de Abril, retrocediendo lentamente.

—No te atrevas a usar eso —murmuró, aún desafiándola.

Samantha no se movió, su dedo firme en el gatillo.

—Te lo advierto, Juan. No quiero que vuelvas a acercarte a ella. Esta es tu última oportunidad de salir de nuestras vidas.

Juan, comprendiendo que había subestimado a Samantha, dio un paso atrás, su expresión cambiando de ira a resignación.

—Está bien. Me voy. Pero no olvides que esto no ha terminado —dijo antes de darse la vuelta y marcharse.

Abril, temblando, se acercó a Samantha, quien bajó la pistola lentamente.

—No puedo creer que esto haya pasado... —murmuró Abril, su voz entrecortada.

—Lo sé. Pero no te preocupes, Abril. No dejaré que te haga daño de nuevo —respondió Samantha, abrazándola para brindarle consuelo.

Con esa promesa, ambas sintieron que habían cerrado una puerta peligrosa en sus vidas, sabiendo que ahora estaban más unidas que nunca, listas para enfrentar cualquier desafío que viniera.

"DEL PORTE" G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora