Las Sorpresas dé Samantha

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La noche caía sobre la ciudad mientras Samantha encendía su auto deportivo. El rugido del motor resonaba en las calles, atrayendo miradas curiosas. Esa noche no sería como cualquier otra, lo sabía desde el momento en que había recibido ese misterioso mensaje en su celular. Era un número desconocido, pero el tono de la conversación la intrigaba. El mensaje solo decía: "Nos vemos en el lugar de siempre, tenemos que hablar." Samantha nunca huía de un reto, así que decidió ir a investigar.

Mientras manejaba, las luces de la ciudad pasaban como un borrón. Samantha, con su mirada fija en el camino, reflexionaba sobre quién podría ser. ¿Un viejo enemigo? ¿Algún negocio que quedó inconcluso? Las posibilidades eran muchas, pero ninguna la preocupaba demasiado. Después de todo, había enfrentado situaciones peores.

Llegó al lugar acordado, un club exclusivo en las afueras de la ciudad, donde solo los que sabían mover hilos importantes tenían acceso. Al entrar, el ambiente estaba cargado de música y risas, pero Samantha mantenía su enfoque. Al fondo, en una mesa apartada, lo vio. Un hombre que no esperaba encontrar jamás: Elías, su viejo socio.

Elías le sonrió con esa mueca característica suya, una mezcla de arrogancia y misterio. Hacía años que no lo veía, desde que las cosas entre ellos se complicaron y tomaron caminos diferentes. Ahora, verlo ahí solo podía significar problemas.

—Sabía que vendrías, Sam —dijo Elías mientras la invitaba a sentarse—. Siempre fuiste buena para las sorpresas.

Samantha no respondió de inmediato, solo lo observó, calculando cada movimiento. Sabía que Elías no daba pasos en falso y si estaba ahí, era por algo serio.

—¿Qué quieres? —preguntó finalmente, sin perder tiempo en cortesías.

Elías rió suavemente antes de inclinarse hacia ella, su expresión ahora más seria.

—Hay un nuevo jugador en la ciudad, alguien que está dispuesto a cambiar las reglas. Y lo peor... está buscando a alguien como tú.

Samantha alzó una ceja, divertida y sorprendida al mismo tiempo. ¿Alguien que quisiera desafiarla? Eso sonaba como el tipo de diversión que hacía tiempo no tenía.

—¿Quién es? —preguntó, su tono ahora lleno de curiosidad.

—Aún no lo sé, pero lo averiguaremos juntos —respondió Elías—. Después de todo, ninguno de los dos quiere estar fuera del juego, ¿o me equivoco?

Samantha lo pensó por un momento. No confiaba en Elías, nunca lo había hecho, pero sabía que trabajar con él le abría las puertas a oportunidades que pocos tenían. Finalmente, asintió.

—Estoy dentro. Pero será bajo mis condiciones.

Elías sonrió de nuevo, satisfecho. La noche apenas comenzaba, y Samantha estaba lista para enfrentar lo que viniera.

"DEL PORTE" G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora