La tarde transcurría con la misma rutina de siempre. Dahyun estaba en su habitación, intentando concentrarse en cualquier cosa que la distrajera del vacío que sentía cada día en casa. Desde la partida de su madre, la vida parecía haberse congelado en una especie de limbo, donde nada cambiaba realmente, pero todo se sentía diferente. Sin embargo, esa noche, el sonido del timbre rompió la monotonía de manera abrupta.
Bajó las escaleras lentamente, y cuando llegó al pie, escuchó las voces en la entrada. Una risa suave, femenina, desconocida, resonó en el aire. Se detuvo en seco. Había algo perturbador en escuchar esa risa en su casa, en el espacio que, aunque incompleto, aún se sentía como suyo y de su madre. Dahyun entrecerró los ojos, su corazón comenzando a latir más rápido.
—Dahyun, baja, por favor. —La voz de su padre la llamó desde el comedor, sonando sorprendentemente animada. Algo en su tono la puso aún más en alerta.
Cuando entró al comedor, vio a su padre parado junto a una mujer. Era joven, más de lo que Dahyun hubiera esperado, y en ese momento lo supo: esta no era solo una amiga. Tenía el cabello castaño y brillante, una piel impecable, y una sonrisa que, a simple vista, parecía cálida, pero a Dahyun le resultaba extrañamente fuera de lugar.
—Dahyun, quiero presentarte a Sana —dijo su padre con un entusiasmo casi incómodo—. Es... una amiga. Cenará con nosotros esta noche.
Sana le ofreció una sonrisa encantadora, como si intentara parecer lo más amable y accesible posible. Pero a Dahyun no le hacía falta ningún esfuerzo para entender la verdad. Su mente estaba trabajando a toda velocidad, encajando las piezas. La forma en que su padre se había puesto nervioso cuando la presentó, la manera en que Sana lo miraba con complicidad, el tono en su voz. Esto no era una simple cena de amigos.
Era su reemplazo.
El impacto fue casi inmediato. Aunque su rostro no lo mostró, el dolor comenzó a acumularse dentro de ella, y Dahyun sintió como si alguien la hubiera golpeado en el estómago. A tan solo unos meses de la partida de su madre, su padre ya había encontrado a alguien más, como si todo lo ocurrido no hubiera sido suficiente. Y lo peor de todo fue notar la diferencia de edad entre ellos. Sana parecía más cerca de la edad de Dahyun que de la de su padre.
El pensamiento le provocó un escalofrío. No solo era la rapidez con la que su padre había seguido adelante, sino la brecha de edad que lo hacía todo más incómodo, más antinatural. ¿Qué veía esa mujer en su padre? ¿Por qué alguien tan joven querría estar con un hombre como él, tan absorto en su trabajo y en su propio mundo?
—Hola, Dahyun —dijo Sana con una sonrisa cautivadora, acercándose con cuidado—. He oído muchas cosas buenas de ti. Es un placer conocerte.
Dahyun asintió sin decir palabra alguna, sintiendo el peso de la incomodidad en el aire. No podía evitarlo. Cada segundo que miraba a Sana sentía una mezcla de resentimiento y dolor. Su madre apenas se había ido, y ya alguien más estaba aquí, sentada en su lugar, riendo con su padre como si siempre hubiera pertenecido a esa mesa.
El resto de la cena fue una experiencia surrealista. Su padre intentaba llevar una conversación amena, hablaba de trabajo, de anécdotas que a Dahyun no le importaban, todo mientras Sana asentía, sonriendo y participando con pequeños comentarios. Pero Dahyun apenas escuchaba. Solo podía ver a Sana, mirarla con desconfianza, preguntándose cómo había llegado a ese punto tan rápido. ¿No había sido suficiente el abandono de su madre? Ahora tenía que soportar ver a su padre sustituirla con una mujer que podría ser su hermana mayor.
Cada vez que Sana reía o decía algo, Dahyun sentía una punzada de resentimiento en su pecho. No era justo. No era justo que su madre hubiera soportado tanto solo para ser reemplazada tan fácilmente.
—Dahyun, ¿te pasa algo? —preguntó su padre en un momento, notando que su hija había estado callada toda la noche.
Ella levantó la vista, encontrándose con la mirada de Sana por un segundo antes de volver a mirar a su padre.
—No, estoy bien —mintió. Sabía que si decía lo que realmente pensaba, solo empeoraría las cosas.
Sana la miró con algo que parecía preocupación. Dahyun no sabía si era genuina o no, y en ese momento, no le importaba. Solo quería que la cena terminara, que esa mujer se fuera, que las cosas volvieran a ser como antes, aunque sabía que eso era imposible.
Cuando la cena finalmente terminó, Dahyun se retiró a su habitación sin decir una palabra más. Al cerrar la puerta detrás de ella, sintió cómo el peso de la noche se asentaba sobre sus hombros. Se sentó en el borde de la cama, mirando al vacío, sin saber exactamente cómo lidiar con lo que acababa de pasar.
Su padre había seguido adelante, rápido, demasiado rápido. Y ahora, tenía que aceptar que Sana, esa mujer que apenas conocía, podría formar parte de su vida. Pero en su interior, Dahyun sabía una cosa con certeza: nunca permitiría que Sana reemplazara a su madre.
A/N
Me voy a poner triste si no apoyan bien esta historia :(
ESTÁS LEYENDO
[PAUSADO] MI MADRASTRA // SAIDA
FanfictionUna trágica historia en donde Dahyun sin quererlo cae ante los encantos de la nueva esposa de su padre. Porque aún después de odiarla le es inevitable enamorarse de aquella dulce mujer que solamente intentaba empatizar con ella. + Contenido homosexu...