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La luz del sol se filtró a través de la ventana, despertando a Dahyun y Sana en la cama. Ambas se miraron, un poco avergonzadas por la cercanía de la noche anterior. Un silencio incómodo llenó la habitación, pero al mismo tiempo había una calidez en el aire que no existía antes. Dahyun sonrió tímidamente, sintiendo que su relación con Sana había mejorado notablemente desde aquel abrazo durante la tormenta.

—Buenos días... —dijo Sana, su voz suave y un poco tímida.

—Buenos días. —respondió Dahyun, sintiéndose un poco más cómoda. Era increíble cómo, en tan poco tiempo, la tensión entre ellas había comenzado a desvanecerse. Ahora, la falta de respuestas groseras por parte de Dahyun era evidente, y Sana ya no sentía la necesidad de mantener una distancia. Se sentía tranquila al poder hablar con ella.

Sin embargo, esa paz no duraría mucho. Días después, su padre decidió que era el momento de dar un paso importante. Había estado observando cómo la relación entre su hija y Sana había mejorado, y no podía ignorar el sentimiento que había crecido en su corazón por la joven modelo. Así que, con una sonrisa entusiasta, convocó a Dahyun a la sala para compartir su noticia.

—Dahyun, quiero que sepas que he decidido dar un gran paso con Sana. —comenzó, su voz llena de emoción. —Ambos sabemos que nos hacemos felices y es por eso que decidimos casarnos.

Dahyun sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. Forzó una sonrisa, aunque en su interior se sentía como si una tormenta estuviera desatándose. La traición se cernía sobre ella como una sombra oscura. ¿Cómo podía su padre proponer matrimonio tan pronto después de la partida de su madre? ¿No le importaba cómo se sentía ella al respecto?

—¿Qué? —fue todo lo que pudo articular, su voz temblando levemente.

La sonrisa de su padre se amplió. —¡Sí! Sana y yo hemos decidido que queremos estar juntos, y me gustaría que fueras parte de esto, de nuestra familia.

Dahyun sintió que el mundo se le venía encima. La idea de que su padre pudiera reemplazar a su madre tan rápidamente era insoportable. En su mente, las preguntas comenzaron a surgir: ¿Acaso ya estaba con Sana antes de que su madre se fuera? La rabia creció en su pecho, y se preguntó por qué se sentía traicionada por Sana, a quien había comenzado a aceptar.

—¡Pero...! —Dahyun balbuceó, buscando palabras que no llegaban. No podía soportar la idea de que Sana, la misma mujer que había sido la intrusa en su hogar, ahora se convirtiera en su madrastra.

Sana, que había estado al margen de la conversación, sintió que se le caía el mundo. Las miradas de Dahyun eran una mezcla de incredulidad y dolor, y su corazón se hundió al darse cuenta de que su presencia había causado tanto conflicto en su vida.

—Dahyun... —Sana comenzó, pero Dahyun levantó la mano, interrumpiéndola.

—No. —dijo Dahyun, su voz firme a pesar de su agitación interna. —No puede ser cierto.

El silencio se instaló entre ellos, pesado y lleno de emociones no dichas. Dahyun miró a su padre, sintiendo que había cruzado una línea que no debería haberse cruzado. El desprecio que había comenzado a sentir por él se intensificó, y se sintió como una niña traicionada en su propio hogar.

—¿Por qué, papá? —preguntó Dahyun, su voz ahora apenas un susurro, llena de dolor. —¿Por qué tan pronto? ¿No te importó nuestra familia?

La sonrisa de su padre se desvaneció, y la preocupación comenzó a dibujarse en su rostro. Nunca había querido herir a su hija, pero ahora se dio cuenta de que la felicidad que sentía por su relación con Sana había eclipsado sus sentimientos.

[PAUSADO] MI MADRASTRA // SAIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora