Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses, mientras Dahyun intentaba adaptarse a su nueva vida con su madre. Sin embargo, a pesar de las risas compartidas y el amor que sentía por su madre, había un vacío que no podía llenar con nada. Era un dolor sordo, un anhelo constante por la mujer que había dejado atrás. Extrañaba a Sana, su risa, su calidez y esas miradas que parecían hablar más que las palabras.
Una tarde, mientras paseaba por un parque cercano, sintió la brisa fresca acariciar su rostro. El aire olía a flores y primavera, y a pesar de la belleza a su alrededor, Dahyun solo podía pensar en cómo todo le recordaba a Sana. Se detuvo junto a un banco, sentándose para respirar y despejar su mente. Las hojas crujían suavemente bajo la brisa, creando una melodía que la envolvía de una paz momentánea.
Sin embargo, su mente comenzó a divagar hacia recuerdos que había intentado mantener a raya. La noche que había estado en ese mismo parque con Sana, riendo y haciendo travesuras, como dos adolescentes despreocupadas. Recordó el brillo en los ojos de Sana, la forma en que su cabello caía en cascada sobre sus hombros mientras se divertían juntas, la emoción de la adrenalina que las impulsaba a arriesgarse.
Entonces, el recuerdo más dulce y prohibido la golpeó como un rayo. El momento en el que se habían besado. Sus corazones latían con fuerza mientras compartían risas, y el mundo a su alrededor se desvaneció en un borroso fondo. La forma en que Sana se acercó a ella, el destello travieso en su mirada, y ese momento decisivo en que sus labios se encontraron. Dahyun sintió un escalofrío recorrer su cuerpo solo de recordarlo.
El roce de los labios de Sana era un recuerdo vívido, suave y electrizante. La forma en que sus bocas se habían movido juntas, lentamente al principio, como si exploraran un nuevo territorio, pero rápidamente se volvió más intensa, cargada de deseo. Dahyun recordó la forma en que había temblado, incapaz de creer que esa conexión, esa chispa, realmente estaba sucediendo. Fue un beso lleno de promesas y secretos compartidos, y cada vez que sus labios se encontraban, parecía que el tiempo se detenía, dejando solo el calor que emanaba de su cercanía.
Mientras rememoraba esos momentos, no pudo evitar sonreír. Había algo prohibido en lo que habían compartido, algo que la hizo sentir viva, como si estuviera desafiando las reglas del mundo. Esa sensación, esa pasión contenida, la había marcado de maneras que nunca había imaginado.
—¿Qué estás haciendo, Dahyun? —se preguntó a sí misma, sintiendo una punzada de nostalgia en el estómago. El anhelo por Sana se volvió abrumador. La vida había tomado caminos inesperados, pero el recuerdo de esa noche siempre permanecería en su corazón, como un eco que se negaba a desvanecerse.
Fue en ese momento, perdida en sus pensamientos, que la vio. A lo lejos, sola y concentrada, Sana estaba tomando fotos del atardecer. El cielo se pintaba de tonos cálidos, y la imagen de Sana en ese instante, enfocada y serena, hizo que Dahyun sintiera que el tiempo se detenía. Su corazón se aceleró, y las emociones que había reprimido comenzaron a aflorar.
Cuando Sana finalmente la vio, su rostro se iluminó.
—Dahyun… —Su voz, suave y llena de asombro, hizo que Dahyun sintiera que el mundo a su alrededor desaparecía, dejando solo a las dos en un instante que parecía eterno.
—Hola —dijo Dahyun, su voz apenas un susurro. La emoción la invadió, y antes de que pudiera pensarlo, se encontró cruzando la distancia entre ellas, envolviendo a Sana en un abrazo que se sintió como volver a casa.
—Te he extrañado tanto —dijo Sana, su voz temblando mientras se aferraba a Dahyun.
—Yo también te he extrañado —respondió Dahyun, con lágrimas en los ojos. —Cada día ha sido más difícil sin ti.
Sana la miró a los ojos, la expresión en su rostro cambiando de alegría a una profunda tristeza.
—Pensé que nunca volvería a verte, pero confiaba en que estarías bien.
—No podía estar bien sin ti —respondió Dahyun, sintiendo que la vulnerabilidad se apoderaba de ella—. No importaba cuánto intentara seguir adelante, siempre estabas en mi mente. Necesitaba encontrarme de nuevo, pero primero necesitaba reencontrarme contigo.
—Lo mismo me pasó a mí —confesó Sana, con la voz quebrada—. El tiempo sin ti ha sido... difícil. He estado atrapada en recuerdos, en anhelos.
Las palabras resonaron entre ellas, llenas de dolor y amor. Dahyun sintió que su corazón se rompía al recordar lo que habían compartido, el amor que habían cultivado y todo lo que habían perdido. Esa noche en el parque, cuando se besaron, había sido un punto culminante de sus sentimientos, y ahora, ver a Sana frente a ella la hacía desear revivir esos momentos.
Ambas lloraron por haberse reencontrado, dejando que las lágrimas fluyeran sin contención. El peso de las discusiones pasadas y las palabras hirientes que se habían dicho se desvanecía rápidamente, como si nunca hubieran existido. En ese momento, solo les importaba estar juntas.
Dahyun abrazó a Sana con fuerza, sintiendo cómo el calor de su cuerpo le traía una paz que había estado ausente durante tanto tiempo. Era como si todo lo que había pasado no tuviera importancia en comparación con la conexión que compartían. La risa y la felicidad que una vez habían llenado sus días se estaban reconectando, tejidas de nuevo en su historia compartida.
—No sé qué haré sin te vuelvo a perder —dijo Sana entre sollozos, su voz quebrada por la emoción.
—Nunca más tendrás que saberlo —respondió Dahyun, apretándola aún más contra su pecho. —Estoy aquí y no voy a irme otra vez.
Sana levantó la vista, sus ojos llenos de lágrimas y de amor. En ese instante, ambas supieron que habían superado algo más grande que cualquier conflicto. Lo que compartían era más fuerte, y su deseo de estar juntas era todo lo que realmente importaba.
—Te he extrañado tanto —murmuró Sana, y Dahyun sintió cómo su corazón se quebraba al escuchar esas palabras.
—Yo también, más de lo que puedes imaginar —contestó Dahyun, su voz temblando de emoción. —He pensado en ti todos los días.
Se separaron un poco, mirándose a los ojos mientras las lágrimas continuaban fluyendo. Ambas sonrieron a través de su tristeza, sintiendo la magia de su conexión regresar con cada mirada.
—Prometamos no volver a dejarnos ir —dijo Sana, su voz firme a pesar de la vulnerabilidad que sentía.
—Lo prometo. Solo quiero que estemos juntas —respondió Dahyun, sintiendo que cada palabra era un compromiso renovado.
Finalmente, se abrazaron de nuevo, sintiendo que el abrazo las protegía del dolor del pasado. Estar juntas era lo único que importaba ahora. En ese momento, mientras el sol se ponía en el horizonte, sus corazones se llenaron de esperanza y amor, listas para enfrentar lo que viniera, pero sabiendo que siempre tendrían la una a la otra.
A/N
Ando hot, pero la trama de ahorita no se presta para un smut... lo forzamos? 😈
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[PAUSADO] MI MADRASTRA // SAIDA
FanfictionUna trágica historia en donde Dahyun sin quererlo cae ante los encantos de la nueva esposa de su padre. Porque aún después de odiarla le es inevitable enamorarse de aquella dulce mujer que solamente intentaba empatizar con ella. + Contenido homosexu...