20

209 40 10
                                    

Dahyun, todavía con el sabor de los besos de Sana en sus labios, la siguió a través del sendero oscuro, sus manos entrelazadas mientras avanzaban entre las sombras. El latido de su corazón aún resonaba en sus oídos, una mezcla de nerviosismo y emoción. Cada vez que los dedos de Sana apretaban los suyos, un torrente de deseo la recorría.

—¿Adónde vamos?— preguntó Dahyun en un susurro, tratando de no llamar la atención.

Sana miró hacia atrás con una sonrisa traviesa.

—Confía en mí. No te decepcionaré—. Y con un tirón suave, la guió hasta un rincón más apartado del parque, oculto por los árboles.

El aire entre ellas parecía más denso, cargado de anticipación. Dahyun sabía que este nuevo lugar era aún más arriesgado. Si alguien las viera... Pero esa misma posibilidad, esa adrenalina de lo prohibido, hacía que sus sentidos estuvieran más despiertos.

Sana se detuvo de repente, girando para quedar frente a Dahyun. La miró a los ojos, su sonrisa suavizándose por un momento.

—Antes que nada, ¿estás segura?— preguntó, con un brillo en sus ojos que revelaba más que deseo; había un cuidado genuino detrás de la intensidad.

Dahyun tragó saliva, sintiendo cómo el calor subía por su pecho. Asintió, incapaz de encontrar las palabras. En lugar de hablar, dio un paso adelante y tomó el rostro de Sana entre sus manos, inclinándose para sellar su respuesta con un beso. Esta vez, el beso fue suave, pero profundo, una confirmación de que estaba completamente inmersa en ese momento, sin vuelta atrás.

Sana respondió de inmediato, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de Dahyun, atrayéndola con fuerza hacia su cuerpo. El contacto de sus labios, aunque silencioso, decía más que cualquier palabra. Mientras sus bocas se movían juntas, el calor entre ellas se intensificaba. Sana deslizó una mano por la espalda de Dahyun, acercándola aún más, mientras sus cuerpos se fundían en una danza íntima, una que estaba llena de deseo, pero también de algo más profundo: una conexión que ambas sentían crecer con cada beso compartido.

El aire fresco de la noche contrastaba con el calor de sus cuerpos, y Dahyun se dejó llevar, sus dedos explorando la curva de la espalda de Sana, disfrutando de la textura de su piel bajo sus ropas. Sana, por su parte, dejó que sus manos vagaran por las caderas de Dahyun, deteniéndose un momento para acariciar con descaro la parte baja de su espalda. La acción hizo que Dahyun se estremeciera, dejando escapar un suave gemido contra los labios de Sana.

—Shh...— susurró Sana con una risa ligera, sus labios rozando los de Dahyun. —Nos van a oír...—, pero su tono era más provocador que preocupado.

Dahyun mordió su labio inferior, tratando de controlar su respiración acelerada.

—Tú... tú empezaste esto—, replicó entre jadeos.

—Y lo voy a terminar—, respondió Sana, apretando aún más a Dahyun contra ella. La intensidad del momento crecía, y los besos se volvieron más hambrientos, más desesperados. Sana inclinó la cabeza para profundizar el contacto, dejando que su lengua rozara suavemente los labios de Dahyun, pidiendo permiso para entrar.

Dahyun se abrió a ella, dejando que sus lenguas se encontraran en un baile íntimo y electrizante. Cada roce era una chispa, un recordatorio de lo prohibido y lo peligroso de lo que estaban haciendo. Pero en ese momento, el peligro era lo que más las atraía, lo que hacía que el sabor de esos besos fuera aún más dulce.

Las manos de Sana continuaron su recorrido, explorando cada centímetro del cuerpo de Dahyun con una mezcla de ternura y deseo. La manera en que la tocaba, como si fuera algo delicado y preciado, hacía que Dahyun se sintiera completamente envuelta en la pasión del momento. Los dedos de Sana viajaron hasta los muslos de Dahyun, subiendo lentamente por debajo de su falda, acariciando la piel suave con un toque que la hacía arder por dentro.

—Sana...— Dahyun jadeó, sus palabras entrecortadas por la mezcla de emoción y miedo a ser descubiertas.

—Confía en mí—, repitió Sana, mientras sus labios se separaban de los de Dahyun solo lo suficiente para que ambas pudieran respirar. Pero no se detuvo. Sana continuó, sus labios recorriendo la mandíbula de Dahyun, dejando suaves besos que descendían hacia su cuello. Cada beso enviaba una oleada de calor por el cuerpo de Dahyun, que inclinó la cabeza hacia atrás, ofreciéndose más a las caricias de Sana. —Eres hermosa—, murmuró contra su piel, sus palabras haciéndola temblar.

Dahyun cerró los ojos, dejándose llevar por la sensación de los labios de Sana en su piel, por el roce de sus dedos que trazaban cada curva de su cuerpo. El mundo exterior desapareció, y todo lo que existía era el calor de su conexión, la intensidad de sus besos, y la promesa de algo aún más profundo por venir.

Pero justo cuando la pasión estaba en su punto más alto, un ruido distante rompió el hechizo.

Dahyun abrió los ojos rápidamente, separándose ligeramente de Sana, su corazón latiendo desbocado.

—¿Escuchaste eso?— preguntó, mirando alrededor con nerviosismo.

Sana, aún con los labios curvados en una sonrisa, asintió lentamente.

—Parece que casi nos atrapan...—, dijo con una risa suave. Pero en lugar de asustarse, Sana parecía más emocionada. —Quizá es hora de retirarnos... antes de que se nos acabe la suerte.

Dahyun, con el corazón en la garganta, asintió, sabiendo que esa pequeña aventura había llegado a su límite. Pero mientras ambas se alejaban, sus manos aún entrelazadas, una cosa estaba clara: el deseo que compartían era un fuego que no se apagaría fácilmente.

A/N
Perdón, pero prometo que sí habrá smut 😭

[PAUSADO] MI MADRASTRA // SAIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora