Nekoboy

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— Dunk, es tu turno. Ve colocándote y empezamos con la sesión de fotos.

— ...Voy...

Las luces son tan brillantes que ciegan, pero son necesarias para que las fotos salgan perfectas.

Hoy estamos trabajando en publicitar una marca de ropa exclusiva. Me han vestido con un traje negro... Yo, de negro, cuando mi color es el blanco, pero han decidido que hace un buen contraste con mis orejas.

— Genial, Dunk, sigue con esa mirada melancólica. Mueve la cola hacia el otro lado... y ahora baja una de las orejas.

Soy modelo; vivo de mi imagen, como la mayoría de los nekoboys que conozco.

Nuestras orejas, colas, bigotes... nos hacen especiales, y dominamos el mundo de la moda tanto femenina como masculina.

¿Es mi sueño? No. ¿Soy feliz con mi vida ahora mismo? Tampoco.

Si hubiera podido elegir, no habría nacido con estas orejas. Tienen sus pros y sus contras, como todo en esta vida, pero a mí me hacen especialmente infeliz. La gente solo me quiere por la imagen que proyecto.

Me siento solo.

— Bien, ¿intentamos una sonrisa?

Mierda.

— Mmm... bueno, es interesante; te la acepto. Tampoco es que este atuendo lo pida. Puedes ir a descansar.

Salgo del estudio y me dirijo a los vestidores. Al entrar, veo que Phuwin sigue aquí.

— ¡Dunk! ¿Ya terminaste?

— Sí, no veo el momento de quitarme este disfraz.

— Jajaja... Que no te escuchen hablar así de esta maravillosa pieza de moda...

Por eso me gusta Phuwin, su ironía me fascina.

— Desde luego. ¿Qué haces aquí? Pensé que ya te habrías ido.

— Te esperaba. Salgamos juntos. Tú eliges a dónde, pero sal conmigo. No puedes seguir tan solitario; te pasará factura.

— ... ¿Y Pond?

— Creo que está en casa, pero no importa. Solo por una vez, déjame estar contigo, por favor.

— ...Ya, ya... Bueno, va, pero solo un ratito. Tengo ganas de llegar a casa.

— Claro, para disfrutar de tu enorme apartamento lleno de cosas caras, tú solo. No estamos hechos para estar solos, ya lo hemos hablado. Te estás haciendo daño a ti mismo.

— No es elección; simplemente no voy a ir detrás de nadie para que me quiera.

— Lo sé, y no es lo que te digo. Te he invitado ya innumerables veces a conocer amigos y ampliar tu círculo social, y siempre te niegas.

— Si conozco gente nueva, me expongo a que me utilicen de nuevo.

— Nunca se me pasaría por la cabeza presentarte a una mala persona...

— Ya, tienes razón... Iré a la próxima.

— ¿Lo prometes?

— Lo prometo.

— Perfecto. Te espero este domingo en mi casa, ya sabes la dirección. Puedes llegar de diez a doce, no más tarde, Dunk. Si no, lo alargaré; te conozco.

— Parece que yo a ti no... Me acabas de hacer la jugada.

La cara de orgullo de Phuwin es encantadora. No puedo enfadarme con él por engañarme tan descaradamente. Además, sé que de verdad se preocupa por mí.

— Vamos, me muero por algo dulce, ¿tú no?

♥️🐈
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Más que un nekoboy (JoongDunk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora