Caminos cruzados

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No puedo quejarme; la verdad es que esta reunión en casa de Phuwin ha sido, como mínimo, amena, y los asistentes, agradables. Todos parecen buenas personas, pero eso siempre me pasa. Parece que no puedo fiarme de mi instinto.

Me encuentro en la entrada con Phuwin; del resto ya me despedí antes.

— ¿Lo tienes todo?

— Sí, mami: americana, llaves, cartera, yo mismo... Parece que no me dejo nada.

— Te dejas mi abrazo...

Me dejo abrazar por Phuwin; en realidad, lo disfruto, me da un chute de energía. Paso demasiado tiempo solo. Sé que no me hace bien, pero no quiero darle a nadie la oportunidad de hacerme daño.

— ¿Qué te han parecido?

— Parecen buenas personas; son agradables.

— Sí. Los conocemos desde hace años, Dunk. Te prometo que no dejaría entrar a nadie en tu vida que no fuera de confianza.

Eso es muy cálido. No quiero irme... Sentirse cuidado por alguien sería lo mejor que podría regalarme la vida. Pero Dunk... despierta, tu realidad es otra.

— Gracias. Dale las gracias a Pond de mi parte por dejarme disfrutar un rato de su Phuwin.

Mientras le digo esto, le acaricio la cabeza. Conozco esa mirada sarcástica.

— No sé qué idea te formas en esa cabecita tuya, pero Pond está igual o más preocupado por ti.

Claro... Yo solo soy el nekoboy molesto que le roba tiempo con su novio. Sé que Phuwin no lo ve como yo y siempre me expresa lo mucho que le importo a Pond, pero es lo que debe decir para que esté feliz. Está claro que no puede tenerme en mucha estima si les estoy quitando tiempo de pareja.

— Tengo que marcharme; ya está oscureciendo afuera y sabes lo poco que me gusta caminar solo a estas horas.

— ¿Seguro que no te llevamos? Pond ha dicho...

— Vamos, Phuwin, hemos estado juntos todo el día. Deberías mandar al resto a casa y disfrutar de Pond a solas.

— Disfruto de Pond igual, vivimos juntos, tenemos tiempo de sobra para nosotros. Los amigos también son importantes.

¿Puede ser más tierno? O salgo de aquí o no me iré jamás.

— Si me disculpas, tengo que ir a vomitar arcoíris. Gracias por todo, nos vemos mañana en el estudio, ¿no?

— Jajaja... Sí, nos vemos mañana.

Phuwin vuelve a abrazarme muy fuerte. Cuando está soltándome, Joong entra en el recibidor.

De repente, el espacio se vuelve mucho más pequeño. Lo de este chico es impresionante; tampoco es que sea gigante, pero su presencia me hace sentir diminuto.

— Phuwin, yo también me voy. Gracias por invitarme; me he divertido mucho y he podido conocer al famoso Dunk.

Su mirada se cruza con la mía y siento un escalofrío. Esto no puede ser bueno, ¿verdad? ¿Es alguna señal para que mantenga las distancias?

— ¿No te importaría acercar a Dunk? Me sentiría más tranquilo; ya está oscureciendo...

— Phuwin, no es necesario...

— Por supuesto. Dunk, ¿te importaría que te llevara a casa?

Mierda, y más mierda. No puedo, no puedo decirle que no...

— Bien, vale...

— ¡Genial! Gracias, Joong. Dunk, recuerda avisar cuando llegues a casa.

Joong termina de prepararse para salir, se despide de Phuwin con otro abrazo. Parece que sí, que son muy amigos...

Ya listos, salimos en dirección a su coche.

— ¿Quieres sentarte conmigo delante o prefieres ir atrás?

Me sorprende de nuevo, ¿es posible que una persona sea así? Me ha estado dando opciones desde el primer momento, parece que sabe lo que necesito para sentirme seguro.

— Delante está bien, no eres un taxi.

— No tengo problema, Dunk. Solo piensa en lo que te haga sentir más seguro y cómodo.

Aquí lo tenemos de nuevo.

— Yo, e-estoy bien delante contigo.

— Bien.

Me abre la puerta del copiloto y espera a que me siente. Lo miro a él y a su preciosa sonrisa. Miro el coche, vuelvo a mirarlo a él...

— ¿Estás seguro de que está bien?

— ¡Sí!

Entro al coche y, cuando estoy buscando el cinturón, veo a Joong inclinado hacia mí. No está demasiado cerca, como si intentara no invadir mi espacio personal.

— ¿Necesitas ayuda?

— El cinturón...

— Aquí.

Mantiene la distancia, solo acerca su mano al lado derecho de mi cabeza para tirar del cinturón y entregármelo.

— ¿Puedes seguir tú?

— Ajá.

Su sonrisa se hace más grande, es muy tierna. Me hormiguean los dedos, quiero tocarlo.

Mierda.

Por suerte, Joong ve que la situación ha terminado y cierra la puerta para dirigirse al lado del conductor.

Nos ponemos en marcha; Joong me pide que añada mi dirección al navegador y, una vez añadida, sigue las indicaciones.

Yo puedo relajarme, y en menos tiempo del que esperaba, me siento tranquilo, seguro y cuidado.

No sé cómo ha pasado, pero de lo bien que me sentía, me he dormido, y ahora tengo a Joong susurrándome que ya hemos llegado. Mmmm... me gusta su voz.

¿Estoy ronroneando? Mi conciencia regresa, y me sobresalto.

— Tranquilo, Dunk. Todo está bien; te has dormido de camino y acabamos de llegar a tu apartamento.

Evalúo la situación y miro por las ventanas. Es cierto, estamos en casa, estoy bien, todo está bien.

— Mmm... Perdona, Joong. Gracias por traerme. Buenas noches.

Y salgo tan rápido que no le doy tiempo a despedirse. Si lo hace, no llego a escucharlo.

Si lo vuelvo a ver, me disculparé.

Llego a mi apartamento: solo, frío, oscuro... pero es seguro. Aviso a Phuwin y me acuesto. Solo quiero dormir.

♥️🐈
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Más que un nekoboy (JoongDunk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora