Más que un nekoboy (JoongDunk)

Una vida inesperada

— Tiene que ser un error.

— No, señor, los positivos nunca son errores y ya le hemos repetido la prueba tres veces.

— No es posible, ¿desde cuándo un nekoboy puede quedar en estado?

— No es el primer caso. Es cierto que no es lo habitual, pero existe un pequeño porcentaje de...

Dejo de escucharle. Solo veo cómo mueve los labios, mientras un molesto pitido en mis oídos me está volviendo loco.

Parece que estoy preocupando a la enfermera, porque veo que corre a la puerta y vuelve con un médico.

— Señor Natachai, ¿se encuentra mejor?

— No lo sé. ¿Qué me pasa ahora?

— Estrés. Necesita estar tranquilo. ¿Podemos avisar al padre o a alguien para que le acompañe? Quizás eso le ayude a relajarse.

— No, no tengo a nadie.

— De acuerdo. ¿Puedo tutearle?

— Sí, y llámame por mi nombre también.

— Bien, Dunk. No estás solo, estamos aquí para acompañarte. Tengo más pacientes, pero si necesitas hablar, avisa a View y ella me contactará. Yo soy Dew.

— Mmm.

No me interesa. Ahora mismo mi cabeza no retiene nombres ni quiere saber nada de nadie.

No puedo creer lo que me está pasando. No estoy preparado para traer una vida al mundo.

Cuando me quedo solo en la habitación, levanto la camiseta y miro mi vientre. No parece diferente. Lo toco y tampoco noto nada. Pero tengo un par de fotos en la mesa de al lado que dicen lo contrario. La enfermera View se ha encargado de mostrarme cuál es la manchita que es mi bebé.

Definitivamente, esto no formaba parte de mis planes.

Agarro una de las fotos y la observo. Inconscientemente, me acaricio el vientre.

No voy a dejar que se sienta solo y le daré tanto amor que no importará si nadie más lo quiere. Y, sobre todo, no dejaré que entre en el mundo superficial de los nekoboys de la moda.

Joong.

Tengo que decirle a Joong.

Sea como sea nuestra relación, él es el padre y tiene derecho a saberlo.

Me abrazo a mí mismo y le susurro al pequeño: "Papi está aquí, no tienes que preocuparte por nada".

Al día siguiente, Dew viene personalmente a darme el alta.

— Bueno, el papi ya puede volver a casa. Pero recuerda...

— Dormir mis horas, comer bien y mantenerme hidratado.

— Genial. Ven a verme en cualquier momento y toma esto.

Me entrega una tarjeta con su nombre.

— El segundo número siempre está disponible. Llámame directamente a ese, ¿de acuerdo? Disfruta del embarazo, y si no nos vemos antes, te quiero aquí en tres semanas para ver cómo crece tu bebé.

— Gracias, Dew.

— No hay de qué. Y si puedes, no te quedes solo, será mejor.

Ya en la entrada del hospital, antes de salir, me doy cuenta de que hay varios periodistas esperando fuera.

Busco mi móvil y recuerdo que lo dejé en modo avión en una de las mesitas de noche.

Me acerco a uno de los mostradores.

— Hola, disculpa, ¿puedo usar el teléfono?

— ¡Por supuesto! Lo que necesites...

Sus ojos me lo delatan. Parece que es una de mis fans.

Vale, intento con Joong.

— Pi-pi-pi-pi, pi-pi-pi-pi...

Pruebo con Phuwin.

— ¡¿Dunk?! Dunk... te echo de menos, perdóname. Déjame estar contigo, por favor.

— Ya, ya... yo también lo siento. ¿Puedes venir a recogerme, por favor? Necesito contarte algo...

— Voy ahora mismo. ¿Sigues en el hospital?

— Sí, no puedo salir, está lleno de periodistas...

— Voy de inmediato. Entraré por ti, que les den a los periodistas.

— Jajaja... te espero.

"¿Escuchaste, pequeño? No vamos a estar solos. Voy a trabajar para que tengas una red de apoyo. Te encantará el tío Phuwin."

Mientras mantengo una conversación mental con mi bebé, Phuwin llega y entra al vestíbulo buscándome. Cuando me localiza, corre a abrazarme.

— Lo siento, lo siento, lo siento... No me apartes nunca más, por favor. Intentaré ser más suave contigo.

— Yo también lo siento. ¿Nos vamos, por favor?

— Claro, vamos.

Ya en el coche me pregunta si quiero ir a mi apartamento, al de Joong o al suyo.

— ¿Podemos ir al tuyo? Necesito contarte algo, y si no os molesto, me gustaría quedarme una temporada para no estar solo.

— Por supuesto. ¿Qué hago cuando Joong me pregunte por ti?

— Hablaré con él después.

— De acuerdo. Está bastante asustado, cree que ya no quieres saber nada de él.

— Pues igual es él quien pase de mí cuando se entere de todo.

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