𝑪𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝟗 ¹/²

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      -𝑴𝒂𝒍𝒐𝒔 𝑴𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔

Era miercoles, pero la atmósfera era diferente. La jornada se presentaba tensa, especialmente porque Guille había estado más activa que de costumbre, riéndose de sus propias bromas y lanzando miradas desafiantes a quienes se cruzaban en su camino. Por alguna razón, hoy tenía ganas de pelear.

Después de la clase de matemáticas, me dirigí hacia el pasillo para encontrar a Gio y Bichy. La hora de almuerzo se acercaba, y un pequeño grupo de amigas me había mencionado que querían charlar sobre el proyecto de ciencias. Pero al llegar al pasillo, me di cuenta de que algo no estaba bien.

Guille y sus amigas estaban allí, esperando. Mi corazón se aceleró. No había mucha gente alrededor, lo que hacía que me sintiera más expuesta. A pesar de que intenté ignorarlas y seguir caminando, Guille me interceptó.

—¿A dónde creés que vas, Valentina? —dijo, su voz cargada de burla.

—A ninguna parte que te importe —respondí, intentando sonar valiente.

Pero sus amigas se rieron, y eso solo intensificó la situación. Sin darme cuenta, ya estaba rodeada.

—Mirá, Valentina, no sé qué te creés. Siempre estás intentando llamar la atención —dijo una de las amigas de Guille, con una sonrisa que no era en absoluto amigable.

—Déjenme pasar, por favor —dije, intentando mantener la calma.

Pero en lugar de eso, una de ellas empujó mi hombro con fuerza, haciéndome tambalear hacia atrás. Sin poder reaccionar, tropecé y caí al suelo. Me dejé llevar por la sorpresa y el dolor, y cuando miré hacia arriba, vi a Guille sonriendo, satisfecha con su obra.

—Esto es lo que pasa cuando intentás meterte en nuestros asuntos —dijo, inclinándose hacia mí con una sonrisa burlona.

No podía creer lo que estaba pasando. Intenté levantarme, pero una de las chicas me mantuvo en el suelo con un pie, como si se divirtiera con mi desgracia.

—No te preocupes, solo queremos que sepas tu lugar —dijo, mientras las otras se reían.

El dolor en mi hombro y mi ego herido se mezclaban en un torbellino de emociones. No quería llorar, pero la humillación era abrumadora. De repente, un grito resonó en mi mente: necesitaba ayuda.

Guille y su grupo se alejaron, riéndose entre ellas, dejándome sola y tirada en el suelo. La sensación de soledad era aplastante. El pasillo estaba vacío, y el eco de sus risas se desvanecía en la distancia.

Después de unos minutos que parecieron eternos, decidí intentar levantarme. Justo cuando me incorporaba, escuché pasos que se acercaban. Era Bichy, que venía caminando hacia el baño. Su expresión cambió al verme en el suelo.

—¡Valen! —exclamó, apresurándose hacia mí.

—Bichy... —musité, sintiendo que las lágrimas amenazaban con caer.

Él se arrodilló a mi lado, sus ojos llenos de preocupación. —¿Qué pasó? ¿Te lastimaron? —preguntó, ayudándome a levantarme.

—Nada, solo... me caí. —Intenté restarle importancia a lo ocurrido, pero sabía que era una mentira.

—No es "nada". Estás en el suelo, y esas chicas son unas verdaderas abusadoras —dijo, su tono más serio de lo que esperaba.

Pude ver el fuego en sus ojos. Había algo en su mirada que me hizo sentir protegida, como si, en ese momento, todo lo malo se desvaneciera.

—¿Te lastimaron? —insistió, con un tono de preocupación que me hizo sentir especial.

—No, solo fue un empujón. —Suspiré, tratando de sonreír, pero no podía ocultar el dolor que aún sentía.

𝐂𝐞𝐫𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐓𝐢 - 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨 𝐂𝐚𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora