𝑪𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝟏𝟑

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Ponelo antes de leer ☝️ 

 -𝑰𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒐

El viernes llegó con una energía diferente. Después de la semana que habíamos tenido, todo parecía estar más denso, como si hubiera algo en el aire que no se podía ignorar. Yo no lo había hablado con Gio, ni con nadie, pero sentía que las cosas con Bichy estaban cambiando. Desde la plaza, desde sus miradas y esos toques que antes pasaban desapercibidos. Ahora todo se sentía más... presente.

Entré al colegio y lo primero que vi fue a Bichy, como siempre, tirado contra la pared del patio, con los brazos cruzados y la misma sonrisa que me regalaba todos los días. Pero hoy esa sonrisa me hizo sentir un leve cosquilleo en el estómago.

—¡Valen! —me llamó apenas me vio, levantando la mano—. Vení, te estaba esperando.

Me acerqué, sonriéndole. Cuando llegué a donde estaba, me pasó un brazo por los hombros, sin pedir permiso, y me atrajo hacia él, como si ese fuera su lugar natural.

—¿Cómo andás? —me preguntó, mirándome a los ojos con una expresión que me dejó un poquito fuera de lugar.

—Bien, ¿y vos? —le contesté, tratando de sonar igual de tranquila, pero algo en su cercanía me puso nerviosa.

—Todo tranqui. Mejor ahora que te veo. —dijo, y sentí su mano bajar levemente por mi hombro hasta quedarse justo en el límite de mi espalda.

Solté una risita, pero mi corazón ya estaba acelerado. Era la primera vez que sentía esa tensión entre nosotros de manera tan clara. Siempre había sido medio afectuoso, siempre me había tocado un poco más de lo que hacía con otras chicas. Pero ahora no era lo mismo. Ahora lo notaba.

—Che, ¿tenés ganas de salir un rato antes de que arranque la primera clase? —me propuso, con esa sonrisa cómplice que siempre me sacaba una sonrisa también—. Podemos ir a la plaza o a cualquier lado. Necesito despejarme un toque.

—Dale, vamos. —le dije, queriendo evitar el aula por un rato.

Salimos de la facu, y aunque solo era cruzar la calle para llegar a la plaza, sentí que esa salida tenía un peso distinto. Caminamos en silencio unos minutos, y aunque traté de llenar el aire con algún comentario tonto, el ambiente estaba cargado de algo más. Cuando llegamos, nos sentamos en un banco bajo un árbol, el mismo banco donde muchas veces habíamos charlado, reído y hasta boludeado. Pero esta vez, cuando me senté, Bichy no perdió el tiempo. Se sentó bien cerca, su pierna rozando la mía, y pasó su brazo por detrás de mí, apoyándolo en el respaldo del banco.

—Ayer estuve pensando... —dijo, rompiendo el silencio mientras me miraba de reojo—. En lo que dijo Gio. Sobre nosotros.

Mi corazón dio un vuelco. No esperaba que lo mencionara así, tan de repente.

—¿Qué dijo? —le pregunté, aunque ya sabía bien de qué estaba hablando.

—Que estamos muy pegados. —dijo, sonriendo, pero con una seriedad en los ojos que no le había visto antes—. Que parecemos algo más.

Tragué saliva, sin saber qué decir. Había una parte de mí que quería aclarar que éramos amigos, que siempre habíamos sido así. Pero otra parte, una que hasta ahora había estado callada, me hacía dudar. ¿Siempre habíamos sido así? ¿O esto era diferente?

—Bichy, no sé... —empecé a decir, pero él me cortó.

—Nah, no te hagas la que no lo sentís, Val. Algo cambió. —me miró directo a los ojos, y el aire entre nosotros se volvió más denso.

Sentí su mano moverse del respaldo del banco a mi hombro, y luego bajar lentamente por mi brazo hasta que sus dedos rozaron los míos. Mi respiración se hizo más pesada, y no pude evitar mirarlo. Ahí, en ese momento, lo vi diferente. Ya no era solo mi amigo de siempre. Algo había cambiado en su mirada, en la forma en que me tocaba, en cómo se quedaba tan cerca, sin dejar espacio.

—No sé, Bichy. Capaz sí, pero... —susurré, sintiendo cómo la distancia entre nosotros se achicaba con cada segundo.

—¿Capaz sí qué? —me dijo en voz baja, acercándose aún más, con su mano apretando la mía suavemente. Ya no había lugar para las bromas, ni para las excusas. Nos estábamos acercando, más de lo que jamás habíamos estado.

Nuestros rostros estaban tan cerca que podía sentir su respiración en mi cara. Sus ojos se clavaron en los míos, y no había duda de lo que estaba por pasar. El tiempo se detuvo. La tensión entre nosotros era palpable, y por primera vez, no podía pensar en nada más que en lo que quería hacer. Todo lo que nos había traído hasta este punto parecía desaparecer, y solo quedábamos él y yo, mirándonos fijo, sabiendo que estábamos a punto de cruzar una línea que nunca habíamos cruzado.

Su mano subió hasta mi rostro, acariciando suavemente mi mejilla. Mi corazón estaba desbocado, y el mundo alrededor se desvaneció por completo. Solo existíamos él y yo, en ese momento, tan cerca que podía sentir el calor de su piel, su presencia envolviéndome. Y cuando nuestros labios estuvieron a punto de tocarse...

—¡Eh, Valen! —una voz nos cortó como un balde de agua fría. Nos alejamos de golpe, como si nos hubieran descubierto en algo prohibido.

Era Rodrigo.

Lo vi parado a unos metros, mirándonos con una mezcla de sorpresa y algo más que no podía descifrar del todo. Mi corazón seguía latiendo a mil, pero ahora no solo por la cercanía con Bichy, sino por el shock de que Rodrigo nos hubiera encontrado justo en ese momento.

—Rodri... —dije, tratando de sonar natural, pero mi voz salió un poco temblorosa.

Bichy, por su parte, se alejó de mí despacio, pero no del todo. Todavía me tocaba el brazo, aunque con menos intensidad que antes. Rodrigo nos miró un segundo más, su expresión dura, pero no dijo nada al respecto.

—Los estuve buscando para entrar al aula. —dijo finalmente, en un tono que intentaba ser casual, pero algo en su mirada me decía que había visto más de lo que quería—. Ya arrancó la primera clase.

—Ah... sí, ya vamos. —respondí, poniéndome de pie de un salto, como si necesitara despegarme de Bichy lo antes posible.

Rodrigo no dijo nada más. Se dio vuelta y empezó a caminar de vuelta hacia el colegio, pero sentí que algo en el ambiente había cambiado. No sé si fue mi culpa, o si fue la forma en que Bichy me había mirado, pero estaba segura de que Rodrigo no se había ido sin notar lo que estaba pasando entre nosotros.

Cuando Bichy se levantó para seguirme, sentí su mano rozar mi espalda de nuevo, pero esta vez, no fue tan relajado como antes. Había algo diferente en su gesto, como si supiera que algo se había roto o que algo se había descubierto.

Mientras caminábamos de vuelta, con Rodrigo un par de metros adelante y Bichy a mi lado, sentí que estaba al borde de algo. No sabía si era el comienzo de algo nuevo o el final de lo que conocía. Pero en ese momento, lo único que podía pensar era en el roce de sus dedos en mi piel, en cómo casi nos habíamos besado, y en cómo todo había cambiado de un segundo para el otro.

El viernes, que había empezado como cualquier otro, terminó siendo el día en que me di cuenta de que ya no podía ignorar lo que sentía. Pero ahora, con Rodrigo en el medio y Bichy tan cerca, no sabía cómo manejarlo.


Quiero ser suave
Para evitar tu dureza

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Hoy es mi cumpleee yeii

Capitulo fuerte xd muy pero muy fuerte literal ahre

bueno espero que les haya encantado el capitulo mas interesante hasta ahora JAKAJAKAA

espero q esten bien 

que no se note q tengo dislexia

                -Tai<3

𝐂𝐞𝐫𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐓𝐢 - 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨 𝐂𝐚𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora