𝑪𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝟐𝟗

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 -𝐂𝐨𝐧𝐬𝐞𝐣𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐧

El Miercoles amaneció pesado, de esos días en los que el aire parece más denso y te cuesta arrancar. Las cosas con Bichy seguían doliendo, más de lo que quería admitir. Cada vez que pasaba por los pasillos de la facu y lo veía de lejos, la herida volvía a abrirse. Sabía que todo había sido un malentendido, pero igual... era difícil.

Cuando entré al salón, lo vi sentado con Joaco y Cata, sus amigos de siempre. No me miró. Era como si yo no existiera más para él, como si todo lo que habíamos sido se hubiera evaporado en el aire. Me dolía en el pecho, como una puñalada cada vez que me daba cuenta de que ya no éramos amigos, que él me había apartado de su vida sin más.

Gio se sentó a mi lado, sin decir una palabra. Me conocía lo suficiente como para saber que no tenía ganas de hablar del tema, pero su presencia siempre era como un bálsamo. Nos quedamos en silencio mientras los demás iban llenando el aula. Yo no dejaba de pensar en todo lo que habíamos vivido con Bichy, lo que habíamos compartido desde el secundario, y cómo todo eso se había esfumado por culpa de sentimientos que yo nunca supe manejar bien.

De repente, Rodrigo entró al salón y me vio. Se acercó a nuestro banco con una sonrisa medio torcida, esa que siempre me había parecido tan enigmática.

—¿Todo bien, Valen? —me preguntó, mientras se acomodaba en el banco de al lado.

—Sí, sí, todo tranqui... —mentí, pero él no era tonto. Lo notaba.

Las clases avanzaban como de costumbre, pero yo apenas podía concentrarme. Cada vez que levantaba la vista, me encontraba con Rodrigo mirándome de reojo. No entendía qué era lo que estaba pasando, pero algo había cambiado en él. Desde lo de Bichy, parecía más atento, más pendiente de mí. No era el Rodrigo distante que conocí en el secundario, ese que siempre estaba con Guille y apenas me prestaba atención. Algo había cambiado, y no sabía si era bueno o malo.

En el receso, todos salieron a tomar un poco de aire. Gio me hizo un gesto para que la siguiera, pero justo en ese momento, Rodrigo se acercó y me cortó el paso.

—Che, Valen... ¿Te molesta si te acompaño a casa hoy? —me preguntó de la nada.

Me sorprendió la propuesta. No solía ser de esas personas que se ofrecían así porque sí. Pero algo en su tono, en su forma de mirarme, me hizo sentir que quizás lo necesitaba. Quizás necesitaba que alguien me acompañara, que me escuchara, aunque fuera para no pensar en todo lo que me estaba pasando con Bichy.

—Dale, si querés —le respondí, con una sonrisa tímida.

La tarde fue pasando lenta, con esa pesadez que se instala cuando las cosas no están bien del todo. Rodrigo no dejó de mirarme durante las clases, y aunque me incomodaba un poco, no podía evitar sentirme un poco contenida por su presencia.

Al final del día, cuando ya estábamos saliendo de la facultad, él me alcanzó en la puerta.

—Vamos, te acompaño. Seguro te viene bien despejarte un poco —me dijo, con esa sonrisa que siempre le había resultado tan fácil.

Caminamos en silencio al principio, las calles de la ciudad llenas de gente que iba y venía, ajena a lo que pasaba en mi cabeza. Rodrigo no decía mucho, pero tampoco hacía falta. Solo con estar ahí, con caminar a mi lado, parecía estar curando algo en mí, como si su presencia fuera una especie de bálsamo para el dolor que me había dejado la pelea con Bichy.

—¿Y qué onda con todo eso? —preguntó de repente, rompiendo el silencio—. Lo de Bichy, digo. Se nota que te afecta.

—Sí... me duele —le confesé, sin querer ahondar demasiado. Sabía que si lo hacía, las lágrimas no tardarían en aparecer—. No sé, siento que perdí a alguien que era importante para mí. Pero tampoco puedo culparlo... él siempre fue claro conmigo, yo fui la que no supe manejarlo.

Rodrigo se quedó callado unos segundos, como si estuviera masticando las palabras antes de decirlas.

—Mirá, yo sé que lo que te dijo te lastimó, pero no podés vivir arrepintiéndote de cada cosa que hacés. A veces, uno tiene que seguir adelante aunque duela. Y vos... bueno, sos más fuerte de lo que creés.

Me sorprendió esa faceta de Rodrigo. No era el tipo de charla que solíamos tener. Desde que habíamos salido del secundario, había cambiado, y aunque nunca había sido alguien de abrirse demasiado, ahora parecía entenderme de una manera que no esperaba. Sentía que intentaba, de alguna forma, curar las heridas que me había dejado Bichy, pero no estaba segura si lo hacía porque realmente le importaba o si había algo más detrás.

—Gracias —le dije, con una sonrisa sincera—. No sabía que tenías ese lado tan... no sé, tan profundo.

—Tengo muchas sorpresas guardadas, Valen —dijo, guiñándome un ojo.

Llegamos a mi casa, y antes de que pudiera despedirme, Rodrigo me miró con intensidad, como si estuviera debatiéndose internamente si decir algo más o no. Pero al final, solo me dio un abrazo, uno de esos que te dejan pensando.

—Cuidate, Valen. Nos vemos mañana.

Lo vi alejarse mientras una mezcla de sensaciones me recorría el cuerpo. Rodrigo había sido un compañero durante años, pero algo en él había cambiado, y yo no estaba segura de qué significaba todo esto. Volví a mi casa con la cabeza a mil, todavía con el sabor amargo de la pelea con Bichy y la sensación extraña de que algo nuevo estaba empezando con Rodrigo.

Me tiré en la cama, mirando el techo, intentando ordenar mis pensamientos. Pero era inútil. Las cosas con Bichy dolían como nunca, y Rodrigo... Rodrigo parecía querer estar cerca de mi, ser el que me ayudara a sanar. Pero yo no estaba lista para más confusiones, para más dolores. Todo era un lío, y yo solo quería encontrar la manera de salir entera de todo esto.

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Y aca empieza todo...

Buen Martes? no se ni que dia es JAJJAJA

Espero que anden bien, Capitulo cortito pero el comienzo de algo buenisimo

Espero que les guste mucho, Los quiero

                           -Angi<3

𝐂𝐞𝐫𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐓𝐢 - 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨 𝐂𝐚𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora