𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟑𝟓

86 4 2
                                    

    -𝐂𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧

Miércoles. Guille, como de costumbre, estaba atrás de Rodrigo. No podía entender cómo no se daba cuenta de que él la esquivaba en cada oportunidad. Aunque no fuera de su interés, Guille se las ingeniaba para siempre estar cerca, tirándole comentarios al aire, buscando la mínima oportunidad para estar a su lado. Rodrigo, fiel a su estilo, se reía con ella, pero sin darle mucha bola.

No iba a mentir, me molestaba un poco, pero después de todo, ya me había acostumbrado a la presencia de Guille. No podía dejar que algo así me afectara.

El receso siempre se siente como un respiro en medio del caos, pero este miércoles estaba destinado a ser todo menos tranquilo. Apenas sonó la campana, yo y Gio salimos rápido del aula buscando algo de aire fresco. Rodrigo no había dicho mucho en la clase, pero lo veía algo inquieto, como si supiera que algo iba a pasar.

Bichy apareció de la nada. Con esa cara de enojo y una actitud que se notaba desde lejos. Se acercó a mí y, sin motivo aparente, empezó a bardearme como nunca.

— ¿Qué onda con vos, eh? Te creés la gran cosa ahora porque andás con él —me lanzó, sin ningún filtro.

— Pará, ¿qué te pasa ahora? —le contesté, frunciendo el ceño, sin ganas de meterme en una discusión pero ya molesta.

— Lo que pasa es que si no fuera por mí ayer, ¿sabés dónde estarías? ¡Te hubieran cagado matando, boluda! —su tono subía con cada palabra, como si quisiera desquitarse de todo de una.

— Ah, ¿ahora sos mi héroe, Bichy? Si de verdad te importara, no estarías acá haciéndome sentir como el orto. ¡Dejate de joder! —Le respondí, mi voz cargada de rabia y dolor. Sabía que no me había esperado que me trate así, pero estaba harta de sus arranques.

— Andá a cagar, Valen. Siempre hacés lo que te conviene, ¿no? Te hacés la víctima cuando te conviene. Ahora porque estás con tu nuevo "mejor amigo", te pensás que sos intocable. — Bichy soltó una risa irónica, cruzando los brazos.

— ¡Mirá quién habla! Vos que te hacés el que todo te resbala, pero no podés con tus propios quilombos —le retruqué, ya al borde de las lágrimas, pero no iba a dejar que me pisoteara.

— Ya fue, Valen, sos un caso perdido. —Me miró con desdén y Su voz se volvió más dura, casi con desprecio—. Vos seguí con tu vida de princesa y tu nuevo héroe. No te necesito más.

El silencio entre nosotros fue como un golpe en la cara. No tenía más ganas de seguir, porque todo esto se había vuelto ridículo. Gio, que había estado a mi lado todo el tiempo, no dijo nada, pero la tensión en su cara lo decía todo.

                                                              (...)          

Al final del día, cuando salimos de la facu, Rodrigo se acercó y me dijo que me acompañaba hasta casa. Siempre se ofrecía, y aunque me encantaba pasar tiempo con él, hoy sentía que no podía estar cien por ciento presente. Mis pensamientos seguían divagando, y mientras caminábamos, intentaba distraerme con la charla.

—Qué onda esta semana, ¿no? Ya me tiene los huevos llenos la facu —dijo Rodri, con ese tono relajado que siempre lograba sacarme una sonrisa.

—Sí, no veo la hora de que termine todo esto —respondí, sin mucha energía. Pero Rodri siempre notaba cuando algo me andaba mal.

Mientras avanzábamos por la vereda, vi algo que me hizo detenerme en seco. Ahí, en la plaza que quedaba camino a mi casa, estaba Bichy. Pero no estaba solo. Estaba con su chica, y lo peor fue que justo, justo, en ese momento, él la besaba.

Mi corazón dio un vuelco. Esa era nuestra plaza, nuestro banco. El lugar donde tantas veces nos habíamos quedado hablando de la vida, riéndonos de boludeces. Y ahora estaba ahí, con ella. No lo podía creer. No es que quisiera estar con él, eso ya lo había superado, pero ver la escena me pegó duro, como un puñal en el estómago.

Rodrigo notó que me había quedado clavada, mirando fijo hacia la plaza. No dijo nada al principio, pero en seguida me agarró suavemente del brazo para que continuáramos caminando.

—Ey, tranquila —me dijo en voz baja, y fue entonces cuando sentí que la incomodidad se me empezaba a desbordar.

Seguimos caminando unos pasos más, en silencio. Pero Rodri, que siempre parecía entenderme mejor de lo que yo misma me entendía, me miró a los ojos con una seriedad que me hizo sentir comprendida.

—Valen, yo siempre voy a estar para vos, ¿sabés? Siempre —me dijo, su tono bajo y sincero, mientras pasaba su brazo por mis hombros, atrayéndome hacia él.

Me acurruqué contra su cuerpo, sintiendo el calor que me transmitía. Su abrazo era todo lo que necesitaba en ese momento. Cerré los ojos por un segundo, dejando que la tensión se esfumara. A veces, el silencio dice más que mil palabras, y en ese abrazo supe que Rodri estaba ahí, firme, sin importar lo que pasara.

Cuando me separé un poco, lo miré y le di una sonrisa tímida, agradecida. Rodrigo me devolvió la sonrisa, pero esta vez fue diferente. No era la sonrisa burlona de siempre, era una sonrisa tranquila, cálida, que me hizo sentir mejor.

Me apretó un poco más fuerte contra él y, en ese momento, supe que no importaba cuántas veces me doliera lo que pasaba con Bichy. Rodrigo estaba ahí para recoger los pedazos que se rompieran en mí.

-------------------------------

Buen Martess, Espero que anden de maravilla

Capitulo Aburrido, pero se re viene a chorro JAJAJA

Sisis ya se que siempre digo lo mismo jksjsj pero esta vez va de verdad

Los quiero, y no se olviden de votar <33

                  -Angi<3

𝐂𝐞𝐫𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐓𝐢 - 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨 𝐂𝐚𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora