-𝑫𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝑷𝒆𝒏𝒅𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔
Rodrigo se había ido, pero el vacío que dejó era difícil de ignorar. Bichy seguía ahí, con su mano firme en la mía, pero la presión que sentía no era solo física. Era como si el peso de todo lo que estaba ocurriendo me cayera encima de golpe. No sabía qué hacer, ni qué decir, y aunque el contacto de Bichy seguía siendo reconfortante, mi cabeza estaba con Rodrigo, con su mirada antes de irse, esa mezcla de decepción y algo que no podía identificar.
—Val, no tenés que decir nada, en serio. —Bichy interrumpió mis pensamientos, su voz era suave, pero firme—. Solo quiero que sepas que lo que siento es real.
Lo miré. Había sinceridad en sus ojos, esa chispa que siempre vi en él, pero que nunca había considerado desde este ángulo. Desde que éramos chicos, Bichy siempre estuvo ahí para mí, pero ahora las cosas eran diferentes. Sentía algo por él, claro, pero Rodrigo también había estado invadiendo mis pensamientos, especialmente después de ayer. Cada vez que pensaba en la forma en que Rodrigo me había mirado el sábado, o cómo había actuado hoy, el caos en mi mente crecía.
—Bichy, yo... —empecé, pero me callé, sin saber cómo continuar.
—Tranquila, no tenés que responder ahora. —insistió, soltando mi mano con suavidad—. Sé que esto te agarró desprevenida, a mí también. Pero las cosas cambian, ¿viste? Y siento que entre nosotros, algo cambió hace rato.
Nos quedamos en silencio un rato. Bichy no me presionaba, pero su presencia era constante, casi palpable. Sabía que estaba esperando que yo diera algún indicio de lo que pensaba o sentía, pero no estaba lista para eso. Y en medio de ese silencio, mi celular vibró en mi bolsillo. Lo saqué rápido, y al ver la pantalla, mi corazón dio un vuelco: era un mensaje de Rodrigo.
Rodrigo: ¿Estás bien? No quería irme así, pero sentí que necesitabas espacio. Si querés hablar, avísame.
Me quedé mirando la pantalla, sin saber qué responder. Bichy vio mi reacción y, aunque no lo mencionó, estaba claro que entendía lo que estaba pasando. En su mirada había algo de frustración, pero también una aceptación resignada.
—¿Es Rodrigo? —preguntó, con una calma que no se correspondía con la tensión del momento.
Asentí lentamente, sin quitar la vista del celular. Sabía que tenía que contestar, pero no estaba segura de qué decir. Mi cabeza estaba hecha un lío.
—Mirá, Val. No te voy a mentir. —Bichy rompió el silencio, inclinándose un poco hacia mí—. Sé que lo que pasa con Rodrigo te afecta. Lo vi hoy, lo vi ayer, y lo entiendo. No soy ciego. Pero también sé que lo que siento por vos es real, y no lo voy a dejar de lado solo porque él apareció en el momento justo.
Sentí su sinceridad como un golpe. Me costaba procesar lo que decía porque tenía razón, en parte. Rodrigo había aparecido justo cuando algo entre Bichy y yo estaba a punto de cambiar, pero ¿qué significaba eso realmente? ¿Era simplemente una coincidencia o había algo más? Y, sobre todo, ¿qué era lo que yo quería?
Bichy me miró con esa mezcla de ternura y desafío que le era tan natural. Supe en ese instante que no iba a dejarme escapar tan fácil. Lo conocía, sabía que, una vez que se proponía algo, no daba marcha atrás. Y ahora, lo que se proponía era a mí.
—Rodri es mi amigo, igual que vos. —dije finalmente, intentando aclarar las cosas, aunque mi voz sonaba débil—. Pero es cierto que las cosas cambiaron entre nosotros... entre todos, en realidad.
Bichy sonrió, pero no era una sonrisa de victoria, sino una de entendimiento.
—Lo sé. —respondió, mirándome con intensidad—. Y por eso quiero que lo pienses bien. No quiero presionarte, pero tampoco puedo quedarme como si nada.
Nos quedamos así un rato más, en un silencio que no era incómodo, pero sí cargado de emociones. Sentía el peso de todo lo que había pasado en los últimos días, y el hecho de que, en este momento, no podía dar una respuesta definitiva. Me sentía dividida, atrapada entre dos caminos que no sabía si estaba lista para recorrer.
—Bichy... —empecé a decir, pero en ese momento, otra vibración interrumpió mis pensamientos. Rodrigo de nuevo.
Rodrigo: Perdón si fui muy directo hoy, pero quiero saber dónde estamos parados. Avísame si querés hablar más tarde.
Bichy vio la expresión en mi cara y, aunque no hizo ningún comentario, su cuerpo se tensó ligeramente. Sabía que había un límite a su paciencia, pero también sabía que me estaba dando espacio. Por ahora.
—Vamos a hacer algo, Val. —dijo finalmente, poniéndose de pie y estirando su mano hacia mí—. Hoy es domingo, ¿por qué no lo dejamos así? Pensalo, y cuando estés lista, hablamos.
Lo miré, un poco sorprendida por su propuesta, pero aliviada. Tomé su mano y me levanté del banco, agradeciendo en silencio que no me presionara más. Caminamos en silencio hacia la salida del parque, y cuando llegamos a la esquina donde siempre nos despedíamos, me abrazó fuerte, más fuerte que antes.
—Cuidate, Val. —me dijo al oído, su voz suave pero cargada de emociones—. No te olvides que siempre estoy acá para vos.
Lo miré a los ojos antes de que se diera vuelta y se fuera, dejándome ahí, parada en la vereda con mil pensamientos cruzando mi mente. Sabía que lo que pasara a partir de ahora iba a depender de mí, pero la confusión en mi cabeza no me dejaba ver el camino claro.
Miré el celular una vez más. Rodrigo había sido paciente, pero algo me decía que también estaba llegando al límite. Tenía que decidir qué hacer. Y pronto.
Suspiré, guardé el celular en el bolsillo y empecé a caminar hacia mi casa. El domingo, que parecía haber sido un día tranquilo, terminó dejándome con más preguntas que respuestas, una vez más.
Pero esta vez, sabía que la respuesta no podía esperar mucho más.
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Capitulo cortitoo
Espero que anden bien, les dejo este capitulo con mucho amor
se vienen cosas interesantes pero mal esten atentos y no se aburran con lo que va de la historia
-Tai<3
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𝐂𝐞𝐫𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐓𝐢 - 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨 𝐂𝐚𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚-
Fanfiction-𝘗𝘦𝘳𝘰 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘷𝘰𝘭𝘢𝘳-- Valentina Riccardi, estudiante universitaria, ha estado enamorada de Rodrigo, su compañero de clase, desde el secundario. Aunque él parece ajeno a sus sentimientos, el primer día de la faculta...