𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟒𝟑

84 4 8
                                    

  -𝐀𝐦𝐢𝐬𝐭𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐚𝐬

Me giré hacia él, sintiendo que la conversación fluía casi como si ya nos conociéramos de antes, y le pregunté con una sonrisa que intentaba disimular la incomodidad de haber sido descubierta llorando.

—¿Y vos? ¿Cómo te llamás?

El chico me miró con esos ojos curiosos y un brillo simpático en la mirada, casi como si me leyera el pensamiento.

—Iván, Iván Buhajeruk —respondió, medio sonriendo—. Un apellido medio raro, lo sé —agregó con una risa suave.

Le devolví la sonrisa, sintiéndome extrañamente a gusto, y con un poco más de confianza le contesté:

—Yo soy Valen... o sea, Valentina Riccardi, pero todos me dicen Valen.

Nos quedamos en silencio unos segundos, como si ambos estuviéramos procesando el momento, hasta que él rompió el hielo de nuevo, haciéndome una pregunta.

—¿Y... cuántos años tenés, Valentina Riccardi? —preguntó, usando mi nombre completo como si estuviera disfrutando de pronunciarlo.

—19 —le respondí, sintiéndome de repente un poco nerviosa—. ¿Y vos?

—¡Mirá vos! Yo también tengo 19—respondió Iván, asintiendo con una expresión cálida, como si le alegrara esa coincidencia.

Le sonreí y bajé un poco la vista, medio riéndome por dentro de cómo habíamos llegado a hablar tan rápido como si nada. Él me miró, con un toque de curiosidad en los ojos, y me lanzó una pregunta más.

—¿Y a dónde te lleva este viaje? ¿Te vas de vacaciones?

Me acomodé en el asiento, sintiendo cómo mi corazón empezaba a latir un poco más rápido con la emoción de la conversación.

—No, vuelvo a Capital por la facultad, voy a la UBA —le conté—. En realidad, soy de Bahía Blanca, osea nos dan 2 semanas para ver a nuestras familias... y bueno, a los amigos, cuando las cosas no están tan complicadas.

Él me miró como si estuviera procesando toda la historia y, después de unos segundos, respondió, como pensativo.

—¿Sabés que yo también voy para Capital? Me mandan de intercambio a la misma universidad. Soy de Santa Fe, pero en unos días me mudo allá. Voy a estar un buen tiempo en Buenos Aires, a ver cómo me va en una ciudad tan grande.

No pude evitar sonreír de la sorpresa, y sin darme cuenta, le di un golpecito en el brazo como si ya nos conociéramos de toda la vida.

—¡No te lo puedo creer! ¡Qué bueno eso! Va a ser todo un cambio... pero seguro te adaptás. Buenos Aires tiene su encanto, aunque el ritmo de vida es bien distinto.

Él asintió, mirándome con entusiasmo.

—Eso dicen. Y de paso, se me da la oportunidad de estudiar lo que realmente me gusta. Todos me dicen que la universidad es genial y que el nivel es buenísimo, pero también que hay que aguantar el ritmo de la ciudad.

—Es verdad, te va a encantar, aunque es agobiante a veces.. La verdad, lo que siempre quise es estudiar, pero hay días en los que me vuelvo loca —le respondí, riéndome de las anécdotas de la carrera.

Él escuchaba con atención cada cosa que le contaba, haciéndome preguntas, sonriendo cuando le describía mis días en la facultad. Había algo en él que hacía que me abriera sin dudar, y entonces, como si ya estuviéramos demasiado cómodos, empecé a contarle lo que no le había contado a nadie. Lo que de verdad me dolía.

—Y, bueno, vos me viste hace un rato... sé que tengo cara de desastre. La verdad es que siempre esperé algo más con un amigo, pero todo salió mal. Quise que las cosas funcionaran de una forma que nunca fue posible, y en el fondo, me dolió más de lo que creía que iba a doler.

𝐂𝐞𝐫𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐓𝐢 - 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨 𝐂𝐚𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora