𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟐𝟓

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    -𝐔𝐧 𝐝𝐢𝐚 𝐬𝐢𝐧 𝐞𝐬𝐜𝐚𝐩𝐚𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚

El sábado amaneció gris, como si el clima estuviera de acuerdo con el caos que tenía en la cabeza. No había hablado con Bichy desde lo del mensaje de las fotos. Sabía que estaba herido, lo conocía demasiado bien como para no darme cuenta. Y lo peor de todo era que no sabía cómo acercarme sin lastimarlo más.

Me levanté tarde, casi a las once, y mientras desayunaba en silencio, revisé el celular sin muchas expectativas. Mensajes del grupo de la facu, uno de Gio con un meme, y nada de Bichy. No había ningún rastro de él. Esa ausencia me calaba más hondo de lo que quería admitir.

Gio me mandó un mensaje justo cuando estaba terminando el café:

Giovi<3: Che, ¿qué hacés hoy? Si no hacés nada, venite a casa a la tarde, hacemos algo tranqui.

Le respondí que sí, aunque en realidad no estaba del todo convencida. Necesitaba distraerme, eso seguro, pero no sabía si ver a Gio sería suficiente para sacarme de la cabeza lo que estaba pasando. Me puse a lavar los platos mientras pensaba en la noche anterior con Rodrigo. Su confesión me había descolocado. Siempre había creído que él nunca me veía de esa manera, que siempre estaba ocupado con Guille o cualquier otra. Pero ahora...

Antes de que pudiera enredarme más en mis pensamientos, sonó el celular. Lo miré con el corazón acelerado, pensando en la posibilidad de que fuera Bichy, pero no. Era Rodrigo.

Rodrigo: Ey, Valen. ¿Qué onda hoy? Si querés hacemos algo a la noche, tranqui, como ayer.

Lo miré un rato sin saber qué responder. Por un lado, sentía que acercarme más a Rodrigo solo complicaría todo lo que ya estaba mal con Bichy. Pero por otro lado, había algo en mí que no podía resistirse. Estaba claro que mis sentimientos por él no habían desaparecido, y ahora que él estaba mostrando interés, la situación se volvía más confusa.

Le contesté algo vago, que le avisaría más tarde, y dejé el celular a un lado. No podía pensar en él ahora, no cuando ni siquiera había aclarado las cosas con Bichy.

A las cuatro de la tarde, salí para lo de Gio. La casa de ella siempre había sido un refugio para mí, ese lugar donde podía relajarme, hablar de cualquier cosa sin sentirme juzgada. Pero hoy, aunque estábamos las dos en el sillón, comiendo papas fritas y mirando una serie cualquiera, mi cabeza estaba en otro lado. Gio, como siempre, lo notó.

—Dale, largá lo que te está matando. ¿Es Rodrigo, no? —preguntó, mientras agarraba otra papa y la miraba con curiosidad.

Suspiré. Gio siempre sabía cuándo algo me estaba dando vueltas.

—Sí... Bueno, un poco sí, pero también es Bichy. Todo está hecho un quilombo, Gio. No sé qué hacer con ninguno de los dos.

Ella me miró con empatía, dejando las papas de lado por un momento.

—Mirá, con Bichy siempre estuvo claro. Él siente algo por vos, lo sabés desde siempre. Pero Rodrigo... ¿te das cuenta del quilombo en el que te estás metiendo si te enganchás más con él?

—Lo sé, Gio, lo sé. Pero no es tan fácil. Con Rodrigo siempre hubo algo, solo que nunca se dio... Y ahora que me está dando bola, no sé, me confunde todo.

Ella se rió por lo bajo.

—Rodrigo es un flaco complicado. Nunca lo vi bien con una mina, siempre anda en la suya. Pero si ahora se te está acercando, seguro que hay algo más de lo que te imaginás. Igual, ¿no te parece medio raro todo esto justo ahora que vos y Bichy están mal?

Me quedé callada. Gio tenía razón, como siempre. Rodrigo se había acercado justo cuando lo de Bichy estaba más frágil. ¿Era coincidencia o algo más?

Antes de que pudiera responder, mi celular vibró de nuevo. Lo saqué del bolsillo, y ahí estaba: un mensaje de Bichy.

Bichy : Valen, ¿tenés un rato para hablar? Estoy en la plaza, si querés nos vemos.

El mensaje me golpeó como un balde de agua fría. Sabía que tarde o temprano iba a tener que enfrentar la situación con él, pero no esperaba que fuera tan pronto.

—Es Bichy, —le dije a Gio, mostrándole la pantalla.

—Uy, ahora sí se pone interesante, —respondió ella con una sonrisa traviesa.

Me levanté del sillón y agarré mis cosas rápidamente. Sabía que si lo dejaba pasar, las cosas con Bichy solo se pondrían peor. Me despedí de Gio y salí camino a la plaza, sintiendo que el peso de la situación se hacía más grande con cada paso que daba.

Cuando llegué, ahí estaba él. Sentado en un banco, con la cabeza gacha, mirando el suelo como si estuviera pensando en mil cosas a la vez. Me acerqué despacio y me senté a su lado, sin saber muy bien cómo empezar.

—Bichy, —le dije en voz baja. Él levantó la vista y me miró con esos ojos tristes que me partían el alma.

—Valen,—respondió, y su voz sonaba apagada, como si estuviera cansado de todo esto.

Hubo un silencio incómodo entre nosotros. Sabía que había muchas cosas por decir, pero ninguna palabra me salía.

—Mirá, Valen... no sé cómo decirte esto sin que suene mal, pero necesito que entiendas lo que me pasa, —empezó, rompiendo finalmente el silencio.Lo nuestro... no sé cómo llegamos hasta acá. —Sé que siempre te vi como algo más, pero vos... vos no me ves igual, ¿no?

Bajé la mirada. Él tenía razón. Siempre había sabido que Bichy sentía algo por mí, pero yo nunca lo había visto de la misma manera. Y ahora, con todo lo de Rodrigo, me sentía peor.

—No sé cómo explicarlo, Bichy. Yo te quiero muchísimo, sos una de las personas más importantes para mí, pero... pero siempre te vi como un amigo. Lo que pasó entre nosotros... fue un malentendido, una confusión. Yo nunca quise que salieran lastimados vos o Rodrigo.

Bichy se quedó en silencio por un momento, procesando lo que acababa de decirle. Después, sacudió la cabeza y soltó una risa amarga.

—Rodrigo... siempre pensé que él era el problema, ¿sabés? Pero no. Él nunca estuvo para vos como yo. Siempre andaba atrás de Guille, nunca te miró. Y vos... seguís esperando algo de él que nunca va a pasar. Pero bueno, es lo que hay, ¿no?

—Bichy, no es así. Sé que te importa lo que pasó entre nosotros, pero no quiero que te lastimes más por esto. Rodrigo y yo... no sé si hay algo ahí. Pero lo que sé es que no quiero perderte como amigo— dije, y sentí cómo las palabras me salían atropelladas, desesperadas por arreglar las cosas.

—Ya es tarde, Valen. Yo siempre estuve, siempre. Pero vos no me ves. Nunca me viste. Y eso es lo que más duele.— Bichy se levantó del banco, sin mirarme.—Cuidate, Valen. Te quiero, pero no puedo seguir con esto. No más.

Y con esas palabras, se fue, dejándome sentada sola en la plaza, con un dolor que no había sentido antes. Lo vi alejarse, sabiendo que lo estaba perdiendo, y no había nada que pudiera hacer para detenerlo.

El viento frío de la tarde me envolvía, y por primera vez en mucho tiempo, me sentí completamente sola.

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Buen viernes ⛈

Ponele que hoy no iba a actualizar jeje 😼pero me re gusta escribir y dejarles capitulos nuevos

Espero que lo disfruten y les guste mucho

                              -Angi

𝐂𝐞𝐫𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐓𝐢 - 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨 𝐂𝐚𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora