Los Cullen tenían a su preciada Alma gemela, la amaban como ella a ellos, pero un gran cambio se avecina.
Traiciones, corazones rotos y sucesos inesperados
Cómo la típica frase cliché dice: No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes y tarde o temp...
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El día de la boda había llegado. El castillo de Volterra estaba decorado de manera majestuosa, con velas brillando en cada rincón y flores adornando los pasillos. La noticia del compromiso entre Lyra y los tres reyes Vulturi había causado revuelo entre los inmortales, pero también una profunda admiración por la fortaleza y valentía que ella había mostrado a lo largo de su camino.
Lyra, vestida en un impresionante vestido blanco que parecía flotar sobre su piel, se miró al espejo una última vez antes de salir al gran salón. Hoy se convertiría en la compañera eterna de Marcus, Aro y Caius, los hombres que la habían salvado y sanado de las heridas que tanto tiempo le tomó superar.
Mientras terminaba de alistarse, una mezcla de emoción y nervios la invadía. Sabía que este era el comienzo de una nueva vida, una llena de amor y estabilidad, algo que nunca había creído posible.
Aro, Marcus y Caius ya la esperaban en el gran salón. Vestidos con trajes oscuros, irradiaban un poder contenido, pero sus miradas estaban llenas de amor y devoción. Aro, siempre sereno; Marcus, profundo y calmado; y Caius, protector y decidido. Todos estaban listos para unir sus vidas a la de Lyra de una manera que trascendía cualquier compromiso humano.
La ceremonia comenzó, y a medida que las palabras de compromiso resonaban en el aire, Lyra sintió que un peso finalmente se levantaba de su corazón. Aquí, con ellos, había encontrado un verdadero hogar, lejos de los recuerdos dolorosos de su pasado.
Pero justo cuando todo parecía perfecto, las grandes puertas del salón se abrieron, revelando un grupo inesperado de visitantes: los Cullen.
Edward, Emmett, Jasper, y Carlisle encabezaban el grupo, con Alice y Esme detrás de ellos. La tensión en el aire fue palpable al instante.
Los tres reyes se tensaron al ver a los Cullen interrumpir este momento sagrado. Este no era un día para interrupciones, mucho menos de aquellos que le habían causado tanto dolor a su futura esposa.
—¿Qué hacen aquí? —preguntó Caius, con una dureza en su voz que no dejaba lugar para malinterpretaciones.
Edward dio un paso al frente, claramente perturbado. —Vinimos porque queríamos... ver cómo estás. Quizá...
Pero sus palabras se desvanecieron al ver la expresión en el rostro de Lyra. Había dolor, sí, pero también una determinación que él no había visto antes.
Lyra respiró hondo, sintiendo una oleada de emociones intensas—rabia, tristeza, pero también liberación. Este era el momento de decir todo lo que había guardado dentro. No iba a permitir que arruinaran el día más importante de su vida.
—¿Ver cómo estoy? —preguntó Lyra, su voz firme aunque teñida de dolor—. Después de todo lo que me hicieron pasar, ¿de verdad creen que tienen el derecho de estar aquí? Ninguno de ustedes.
Jasper dio un paso adelante, como si quisiera intervenir, pero Lyra levantó la mano, deteniéndolo con un gesto firme.
—Déjenme hablar —continuó ella, su voz cargada de emoción—. Meses han pasado desde que me fui. Meses en los que me ignoraron, me apartaron como si no existiera. Ustedes, que se suponía eran mis compañeros destinados —dijo, mirando a Edward, Emmett y Jasper, su mirada penetrante—. Me trataron como si fuera invisible mientras preferían a otra persona, ignorando mi dolor.
Edward, que había permanecido en silencio, intentó hablar, pero Lyra lo detuvo.
—¿Sabes lo que se siente ser ignorada por aquellos que se supone te aman? —dijo, su voz más aguda ahora, llena de dolor contenido—. Ver cómo te obsesionabas con Bella, cómo me apartabas sin importarte lo que sentía. Te rogué, Edward. Te rogué que me escucharas, que me vieras, pero para ti, solo existía ella.
Los ojos de Edward mostraban arrepentimiento, pero Lyra no terminó allí. Dirigió su mirada hacia Jasper y Emmett.
—Y ustedes dos —dijo, con el mismo tono cargado de tristeza—. Me dieron la espalda cuando más los necesitaba. Jasper, me sentías todos los días, y nunca te importó cómo me estaba derrumbando. Y Emmett, eras mi compañero, y ni siquiera me mirabas. Todo lo que hicieron fue alejarme.
Carlisle, que había permanecido callado, trató de intervenir, su voz siempre calmada—. Lyra, no sabíamos cuánto estabas sufriendo. Si hubiéramos sabido...
—¡No lo sabían porque no querían saberlo! —exclamó ella, sus ojos brillando con lágrimas—. Estaban tan envueltos en sus propias vidas que no vieron cómo me destruían. Y ahora vienen aquí, el día de mi boda, como si con una disculpa todo pudiera arreglarse.
El silencio en la sala era ensordecedor. Cada palabra que Lyra pronunciaba resonaba con una verdad imposible de negar.
Tomó una profunda respiración, mirando a todos los Cullen, uno por uno.
—No los odio —dijo finalmente, con una serenidad que sorprendió a todos—. Pero ya no los amo. Todo lo que alguna vez sentí por ustedes está muerto. —Se detuvo, su voz suave pero firme—. Los perdono, porque no quiero vivir con ese peso. Pero no quiero volver a saber nada de ustedes. Mi vida está aquí, con mis verdaderos compañeros.
Los ojos de Edward se llenaron de dolor. Intentó hablar nuevamente, pero las palabras no salieron. Sabía que había perdido algo irrecuperable, algo que nunca debió dejar escapar.
—Les deseo que sean felices —dijo Lyra, con un tono final—, pero mi felicidad ya no está con ustedes. Está aquí, con Marcus, Aro y Caius, y eso es todo lo que importa.
Con esas palabras, Lyra dio un paso hacia atrás, girando hacia los tres reyes, quienes la miraban con orgullo y devoción. Su pasado con los Cullen había terminado.
—Vamos, querida —dijo Aro suavemente, ofreciéndole su brazo.
Lyra lo tomó, sin volver a mirar atrás. Los reyes Vulturi eran su presente y su futuro, y no había lugar para los fantasmas del pasado en esta nueva vida que estaba a punto de comenzar.
Con el corazón finalmente en paz, se dirigió al altar, junto a sus verdaderos compañeros, lista para comenzar una nueva vida, llena de amor y promesas , dejando atrás el dolor y los recuerdos de los Cullen para siempre.