Capítulo 33: un golpe de baja altura.

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Al día siguiente, y ya en el recreo, el grupo se reunió en su sitio habitual

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Al día siguiente, y ya en el recreo, el grupo se reunió en su sitio habitual. Alix y Daisy revelaron a los otros dos muchachos todo lo que había descubierto la chica en la incursión del día anterior, y para cuando terminaron de relatarlo todo la sorpresa era más que palpable.

—Dios, tía, ¡eres la caña! —Hunter estrujó a la chica entre sus brazos—. ¡La mejor espía del universo!

—Ya te digo, ¡ni James Bond te ganaría como agente secreto!

—Chicos, chicos, ¡que me sacáis los colores! —Daisy se había puesto tan roja que parecía un tomate—. Bueno, Alix, ahora te toca a ti: ¿cuál va a ser nuestro siguiente paso?

—Creo que es más que obvio, ¿no? Tenemos todas las cartas sobre la mesa: hemos conseguido la no intervención de Varus y Violet, sabemos de sobra el lugar donde suelen reunirse mi padre y su panda de vez en cuando, un lugar frecuentado por Venette y la localización exacta de Fate. Ahora solo nos queda la clave principal, el plan estrella: sacar a Fate del piso donde se encuentra.

—En resumidas cuentas, sacar a Fate de allí. ¡Que divertido! —exclamó Hunter con ironía.

—Y no nos olvidemos de que una vez lo tengamos todo listo, tendríamos que comunicarle el plan —añadió Kara—. Todo ha sido muy fácil hasta ahora, pero nos acabamos de topar con un muro que dudo mucho que podamos sortear.

El grupo entero se abatió ante lo que había dicho la muchacha.

—Bueno —dijo Alix tras varios segundos—, podemos dejar el tema de la comunicación para otro momento y centrarnos en el plan principal: sacarla de allí.

—Lo cual ya te digo, tía, que es imposible.

—Totalmente imposible.

—A ver, chicos, centrémonos —dijo Daisy, de brazos cruzados—. Si nos ponemos a poner pegas y no tratamos de solucionar los problemas, nunca llegaremos a sacar de allí a nuestra querida amiga sobrenatural.

—Veamos las opciones. Ah, sí, Kara podría ir por el tejado y sacarla de allí.

—Había vigilancia por toda la calle, y más de uno debería de ser un vampiro —señaló Daisy—, además de que sería un enfrentamiento con desventaja, Kara no podría contra tantos adultos.

—Buen punto. Y como me toque luchar contra algún humano y sangre, la llevo clara, porque me juego el pellejo a que saben luchar contra una vampira ida de la olla.

Hunter bufó, rascándose la barbilla.

—Lo mires por donde lo mires, es imposible. Tendría que ser la propia Fate quien tratara de escapar y que alguno de nosotros protegiera su retaguardia.

—Esa es buena, pero la tienen vigilada —recordó Alix—. No podríamos acercarnos sin levantar sospechas, al mismo tiempo que ella tampoco podría huir sin llamar la atención.

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