Capítulo 12

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—¿Mia?

Mia sacó la mirada del montón de papeles que estaba leyendo y vio a Elena de pie en la puerta de la oficina de Santiago.

—Si ya estás lista, te puedo enseñar las instalaciones y presentarte al resto del personal.

Mia se tiró para atrás y movió el cuello, que tenía agarrotado. Toda la información que tenía que memorizar se le amontonaba en el cerebro de forma confusa, pero a pesar de ello levantó la cabeza y dirigió la mirada hacia Elena con una sonrisa.

Elena era buena gente. Había sido la recepcionista de HCM desde siempre, y, aunque Mia había pisado las oficinas muy pocas veces, sí había hablado con ella por teléfono con frecuencia. Ya sea porque ella estaba llamando a Agustín o porque él le dijo a Elena que la llamara para darle algún mensaje, que normalmente era que iba a llegar tarde a una de sus citas con Mia.

Mia había buscado con detenimiento en los ojos de Elena algún signo de sospecha, o incluso de sorpresa por ser Santiago, y no Agustín, para quien hubiera entrado a trabajar. Pero o bien era verdad que no estaba sorprendida, o era muy buena escondiendo sus emociones. Seguramente no pasaría lo mismo con el resto del personal. Aunque no los conocía, ellos sí que sabían quién era ella, así que Mia tenía la impresión de que los siguientes minutos de su vida no iban a ser los más lindos para ella.

Se puso de pie y ordenó todos los documentos antes de meterlos de nuevo en la carpeta. A continuación, deslizó la mano hasta la parte de detrás de su falda con timidez y rezó para que nadie se diera cuenta de que no tenía nada abajo. Rodeó la mesa y se unió a Elena en el pasillo.

—Te voy a llevar al otro pasillo, que es donde están las oficinas, y después vamos a la otra ala de la planta, donde están todos los cubículos.

Mia asintió y siguió a Elena mientras esta atravesaba el área de recepción y se dirigía al pasillo opuesto de donde estaba la oficina de Santiago. Cuando llegó a la primera puerta, paró y se asomó.

—¿Máximo? Hay alguien que quiero que conozcas.

Máximo levantó la cabeza mientras Elena y Mia entraban en la habitación. Era un hombre joven —algo mayor que ella pero más joven que Santiago— con anteojos y vestido con una camisa tipo polo. Cuando se levantó, Mia también pudo ver tenia pantalones informales. Estaba claro que Santiago no hacía que todo el mundo se vistiera con su misma etiqueta.

—Ella es Mia, la asistente personal nueva del señor Caputo —dijo Elena. 

Máximo levantó las cejas en un gesto de sorpresa pero no dijo ningún comentario. 

—Mia, este es Máximo Morgan, nuestro director de marketing. 

El hombre extendió el brazo para estrechar la mano de Mia. 

—Es un placer, Mia. Creo que te va a gustar trabajar acá. Caputo es un buen jefe y una persona ideal para la que trabajar. 

—Encantada —dijo Mia ofreciéndole una sonrisa. 

—Si sos la asistente personal de Caputo, estoy seguro de que nos va a tocar trabajar juntos muy seguido. 

Mia sonrió y asintió con la cabeza sin saber qué más decir. Era malísima para las conversaciones triviales. Justo como si sintiera su incomodidad, Elena fue rápida para despedirse. 

—Bueno, te dejamos trabajar, Máximo. Estoy segura de que estás ocupado y todavía tengo que llevar a Mia por toda la oficina. 

—Nos vemos —dijo Máximo—. Bienvenida al equipo. 

—Gracias —murmuró Mia. 

Siguió de nuevo a Elena hasta el pasillo y repitió el mismo proceso con otros cinco empleados, todos de diferente posición dentro de la gerencia de la compañía. El director financiero era un hombre impaciente e inquieto que solo parecía estar preocupado e irritado por la interrupción. Incluso Elena fue breve y se apuró  para sacarla de ahí. 

Appeal › [Santiago Caputo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora