Capítulo 25

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—Dale las gracias a Agustín por investigar a Brandon —le dijo Carolina mientras las dos iban en taxi hasta Vibe. —Me siento supermal por haberte dejado que hicieras esto, pero después de lo que pasó con Nicolás... tengo siempre una sensación horrible cada vez que miro a alguien con interés, ¿sabes?

Mia alargó la mano para apretar la de su amiga.

—Según todo lo que dijo Agustín, Brandon parece ser un chico trabajador. Y lo más importante, está soltero y vive solo.

El alivio que se reflejó en la cara de Carolina fue bastante evidente; y la joven se movió llena de nervios y de entusiasmo a medida que se acercaban al club. 

—Sí, eso ayuda bastante. Ya vemos que pasa.

Mia le sonrió mientras el taxi bajaba la velocidad. Eran las nueve de la noche y estaba cansada después del día de trabajo que había tenido. Prefería estar con Santiago en su departamento, cenando tranquila o haciendo cualquier otra cosa que él le tuviera preparada para la noche. Odiaba haberle tenido que mentir sobre lo que iba a hacer esta noche. No es que le hubiera dicho una mentira, pero no había sido muy abierta sobre el tema. Sin saber por qué, decirle que iba a ir a un boliche la preocupaba por la reacción que pudiera tener. ¿Qué pasaba si le decía que no? No es que ella no hubiera ido de igual forma. Bueno, tenían un contrato... Dios, qué cansada estaba de esa palabra. Estaba llegando al punto de odiarlo cada vez que ese papel que había firmado se le metía en la cabeza. No porque se arrepintiera de su relación con Santiago, sino por lo que ese contrato representaba. O mejor dicho, lo que no representaba.

Mia solamente no había querido tener una confrontación con Santiago. Ella no iba a ir a la caza de hombres esta noche. Iba a salir con sus amigas y a pasar tiempo con ellas. Tiempo que valía oro desde que Santiago se había adueñado de su vida. Sí, podía ver claramente por qué Carolina se preocupaba. Si una de sus amigas hubiera empezado una relación en la que pasaba todo su tiempo libre con la pareja hasta el punto de excluir a todos de su vida, Mia también se preocuparía. Se cuestionaría si esa relación era sana para su amiga.

Y quizá la suya con Santiago no lo era del todo. Sabía perfectamente bien que su dependencia emocional hacia él no lo era. Estaba a punto de enamorarse, y, cuando eso pasara, iba a necesitar a sus amigas más que nunca, y por ese motivo no podía alejarlas de ella en estos momentos. Pero sea lo que sea que hubiera entre ella y Santiago era lo que Mia quería. Lo deseaba. No iba a negar las circunstancias. Se hacía una idea bastante clara de lo que iba a pasar llegado a un punto, pero iba a disfrutar de cada momento, disfrutar cada minuto que tuviera hasta que llegara la hora de que él la dejara. Iba a sobrevivir. O por ahí esa era la parte del asunto que se negaba a aceptar. En realidad no estaba segura de si podía sobrevivir cuando Santiago se alejara de su vida.

—Eu, ya llegamos —le dijo Carolina.

Mia parpadeó y levantó la mirada para darse cuenta de que todas ya estaban afuera del taxi. Se metió la mano en el bolsillo para sacar la plata suelta que tenía para pagarle al taxi y seguidamente se apuró para seguir a Carolina.
Las otras chicas ya estaban esperándolas afuera del club, en cuya entrada ya se había formado una fila larga a lo largo de la manzana. Las tres se tiraron encima de ella y la abrazaron mientras gritaban en su oído. Mia alegremente respondió al afecto de sus amigas y parte de sus nervios se extinguieron. Iba a pasarla bien. Una noche separada de Santiago probablemente era lo mejor. Era muy fácil quedarse pegada dentro de un universo alterno que él había creado para los dos. Pero esto... esto era real. Estas eran sus amigas y esta era su vida. Ya era hora de soltarse y divertirse durante la noche.

Carolina las guio hasta la entrada vip y fue entonces cuando vio por primera vez a Brandon. Era alto y bastante musculoso. Tenia el pelo rapado y un piercing en la oreja izquierda. En el mismo momento en que su mirada fue sobre Carolina, esa apariencia amenazadora y dura desapareció, y su expresión cambió a la de alguien que contemplaba a un cachorrito. Si a Mia todavía le quedaba alguna duda de que estuviera verdaderamente interesado en Carolina, esta se fue de inmediato.
Brandon se puso entre la gran fila de gente y la puerta y le hizo un gesto con la mano a Carolina. Mia y las otras la siguieron y Brandon se metió la mano en el bolsillo para sacar cinco pases vip. Se inclinó para adelante y le dijo algo a Carolina en el oído. Mia no pudo escuchar lo que le dijo debido al ruido que había en la calle, pero fuera lo que fuere consiguió sacarle los colores y que los ojos le brillaran. Él le sonrió ligeramente y después les indicó a ella y a sus amigas que pasaran adentro.

Appeal › [Santiago Caputo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora