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❤️🔥 NOCHE DE BODAS ❤️🔥
Después de la ceremonia, el eco de los pasos de Alistair se desvaneció en la distancia. Carlisle y Anahari permanecieron solos en la iglesia, la única luz que los rodeaba era la de las velas que titilaban suavemente. Sin decir nada, Carlisle tomó la mano de Anahari y comenzó a caminar por el largo pasillo que los conducía a una pequeña habitación. Su nerviosismo era palpable.
Cuando llegaron, Carlisle abrió la puerta con un suave crujido, revelando el interior de la recámara que había preparado para su noche de bodas.
La habitación estaba iluminada por docenas de velas que proyectaban sombras danzantes en las paredes de piedra. Rosas rojas decoraban cada rincón, y pétalos estaban esparcidos por el suelo, creando un sendero hacia la cama, la cual estaba vestida con sábanas blancas impecables.
Carlisle tomó a Anahari por la cintura, levantándola con delicadeza, y susurró con una sonrisa:
-Finalmente puedo cargarte como mi esposa.
Entró con ella en brazos, cerrando la puerta tras de sí con el pie, y la besó suavemente en la frente antes de sentarla con cuidado sobre la cama. Anahari miró a su alrededor, observando el cuidado que Carlisle había puesto en cada detalle. Sus ojos recorrieron los pétalos y las velas, antes de volver a él, quien se había acercado a una pequeña mesita junto a la cama.
Carlisle tomó dos copas de cristal y le ofreció una a Anahari. Ella levantó la copa, notando el contenido y mirando a Carlisle con curiosidad.
-Es sangre humana.
explicó, mientras él sostenía su propia copa con un tono suave.
-La mía es sangre animal, como siempre. Sé que no puedes cambiar tu dieta, y no quiero que lo hagas. Mi manera de alimentarte será diferente...
Hizo una pausa, midiendo sus palabras
- Aprovecharé mi posición como doctor. Tomaré algunas de las donaciones de sangre y, cuando sea necesario, usaré la sangre de los que mueren en el hospital. No habrá problema.
Anahari lo miró con sorpresa y admiración. Nunca había esperado ese tipo de compromiso de él, y algo dentro de ella se conmovió profundamente.
-Lo siento.
susurró.
-No quería que tuvieras que hacer algo así por mí.
Carlisle negó con una suave sonrisa, acercándose y tomando su mano.
- Soy tu esposo ahora, Anahari. Mi principal deber es asegurarme de que nunca te falte nada. Y eso incluye lo esencial, como tu alimento.
Anahari lo miró a los ojos, agradecida, y luego se puso de pie, levantando su copa.