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Donghae





Mi respiración sale en bocanadas a medida que deja mis labios. Incluso
mi grueso abrigo no podia protegerme del invierno de Daegu. La nieve crujía bajo mis botas mientras seguía a madre por la acera hacia el edificio de ladrillo, el cual albergaba la tienda de novias más lujosa en el Medio
Oeste. Jungsoo se arrastraba cerca, mi constante sombra. Otro de los soldados de mi
padre cubría la parte trasera, detrás de mis hermanos.

Unas puertas giratorias de latón nos dieron la bienvenida al iluminado interior de la tienda y la dueña y sus dos asistentes nos dieron recibieron inmediatamente.

-Feliz cumpleaños, Joven Kim-dijo la dueña con su voz cadenciosa.

Forcé una sonrisa. Se suponía que mi decimoctavo cumpleaños debía ser un
día de celebración. En cambio significaba que solo era otro paso más cerca de casarme
con Hyukjae. No lo había visto desde aquella noche que cortó el dedo de Jaemin. Me
había enviado joyas costosas por mi cumpleaños, navidad, día de San Valentín y el
aniversario de nuestro compromiso, pero ese era el alcance de nuestro contacto en los
últimos treinta meses. Habia visto fotos de él con otras mujeres y hombres en internet, pero
incluso eso se detuvo hoy cuando nuestro compromiso se filtró a la prensa. Al menos
ya no haria alarde de sus putas en público.

No me engañaba pensando que él no seguía durmiendo con ellos. Y no me
importaba. Mientras tuviera a otras personas para follar, con suerte no pensaría en mí
de esa manera.

-¿Solo seis meses hasta su boda si estoy correctamente informada? -añadió
la dueña de la tienda alegremente. Era la única persona que parecía emocionada. No
es de extrañar realmente, haría mucho dinero hoy. La boda que marcaba la unión
definitiva de la mafia de Daegu y Seul iba a ser un asunto espléndido. El dinero era irrelevante.

Incliné la cabeza. 166 días hasta que tenga que intercambiar una jaula de oro por otra. Ryeowook me dio una mirada que dejaba en claro lo que pensaba del asunto, pero mantuvo la boca cerrada. A sus dieciséis años y medio, Ryeowook finalmente habia aprendido a manejar sus arrebatos, en su mayoria.

La dueña de la tienda nos llevó a la sala de probadores. Jungsoo y el otro
hombre se quedaron fuera de las cortinas. Jisung y Ryeowook se dejaron caer en el lujoso
sofá blanco mientras madre comenzaba a ver los vestidos en exhibición. Me
quedé de pie en medio de la habitación. La vista de todo el tul blanco, seda, velos,
brocados y lo que representaban hizo un nudo en mi garganta. Pronto sería un hombre
casado. Citas de amor decoraban las paredes de la sala de probadores; se sentían como
una burla teniendo en cuenta la dura realidad que era mi vida. ¿Qué era el amor sino
un sueño tonto?

Podía sentir los ojos de la dueña y sus asistentes sobre mí, cuadré los hombros
antes de unirme a mi madre. Nadie podía saber que no era el novio feliz que se suponía
debia ser sino un peón en un juego de poder. Finalmente, la dueña de la tienda se
acercó a nosotros y nos mostró sus vestidos más caros.

-¿Qué tipo de vestido preferiría tu futuro esposo?- preguntó agradablemente.

-Del tipo desnudo -dijo Ryeowook, y mi madre le lanzó una mirada. Me sonrojé, pero la dueña de la tienda rio como si fuese todo muy divertido.

-Hay tiempo para eso en la noche de bodas, ¿no crees?- dijo y guiñó un ojo.

Alcancé el vestido más caro de la colección, un sueño de brocado; el corpiño estaba bordado con perlas e hilos plateados que formaban un delicado patrón floreado.

-Los hilos son de platino- dijo la dueña. Eso explicaba el precio-. Creo que tu novio estará contento con tu elección.

Entonces ella lo conocía mejor que yo. Hyukjae era tan extraño para mí como lo había sido hace casi tres años.










Deadly Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora