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Donghae







Hyukjae canceló sus planes para el día siguiente y envió a Kyuhyun a hacer lo
que necesitaba ser hecho. Como un doncel en nuestro mundo, aprendias rápidamente a no hacer demasiadas preguntas porque las respuestas rara vez eran buenas.

Hyukjae se preparó primero y cuando entré en la cocina vestido y duchado, estaba
mirando en la nevera con el ceño fruncido en su rostro.

-¿Sabes cocinar?

Resoplé.

-¿No me digas que nunca has hecho el desayuno por tu cuenta?

-Por lo general agarro algo en mi camino al trabajo, a excepción de los días
en que Jisoo está aquí y prepara algo para mí-. Sus ojos recorrieron mi cuerpo. Había elegido unos pantalones cortos, una blusa sin mangas y sandalias ya que se supone que iba a hacer mucho calor hoy-. Amo tus piernas.

Negué con la cabeza, luego caminé hacia él para mirar en la nevera. Él no
retrocedió y nuestros brazos se rozaron. Esta vez me las arreglé para no estremecerme.
Su toque ya no era incómodo y cuando él no me sobresaltaba, en realidad podia
imaginarme disfrutándolo. La nevera estaba bien abastecida. El problema era que yo
tampoco había cocinado nunca, pero no se lo mencionaría a Hyukjae. Agarré la caja de
huevos y unos pimientos rojos, y los puse sobre la encimera de la cocina. No podía
ser tan dificil preparar un omelet. Había visto a nuestro cocinero unas cuantas veces
antes.

Hyukjae se apoyó en el mesón central de la cocina y se cruzó de brazos mientras
sacaba una sartén del armario y encendía la estufa. Lo miré por encima del hombro.

-¿No me ayudarás? Puedes picar los pimientos. Por lo que he oido, sabes cómo usar un cuchillo.

Eso hizo que las comisuras de sus labios se contraigan, sin embargo, sacó un
cuchillo del cubo y se acercó a mi lado. La parte superior de mi cabeza apenas le llegaba hasta el pecho con mis sandalias planas. Tenía que admitir que en cierto modo me gustaba. Le entregué los pimientos y señalé hacia una tabla de madera, porque me dio la sensación de que Hyukjae habría comenzado cortar justo encima de las caras encimeras de granito negro. Trabajamos en silencio, pero Hyukjae se mantuvo mirándome a escondidas. Puse un poco de mantequilla en la sartén, y después sazoné los huevos batidos. No estaba seguro si necesitaba añadir leche o crema, pero decidí
no hacerlo. Verti los huevos en la sartén chisporroteando.

Hyukjae señaló con el cuchillo a los pimientos picados.

-¿Qué hay de estos?

-Mierda- susurré. Los pimientos deberían haber ido primero.

-¿Alguna vez has cocinado?

No le hice caso y arrojé los pimientos en la sartén con los huevos. Puse la estufa
al máximo y pronto el indicio de un olor a quemado llegó a mi nariz. Agarré
rápidamente una espátula y traté de voltear la tortilla, pero se pegó a la sartén. Hyukjae
me observaba con una sonrisa.

-¿Por qué no preparas café para nosotros?- Le espeté mientras raspaba los huevos medio quemados desde el fondo de la sartén.

Cuando pensé que los huevos eran seguros para comer, los distribuí en dos
platos. En realidad no se veían muy apetitosos. Las cejas de Hyukjae se alzaron cuando
puse un plato delante de él. Se dejó caer en el taburete y salté al que estaba junto a él.
Lo observé a medida que tomaba el tenedor y pinchaba un trozo de huevo, luego lo
llevó a sus labios. Tragó, pero era evidente que no estaba muy impresionado. También
tomé un bocado y casi los escupí de inmediato. Los huevos estaban demasiado secos
y demasiado salados. Solté el tenedor y tragué la mitad de mi café, ni siquiera
importándome que estaba caliente y negro.

Deadly Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora