Deadly Love

19

Hyukjae

A fines de octubre, Donghaey yo fuimos invitados a cenar a la casa de Yoongi dos días antes de que se suponía que Jisung se casaría con Park. Hasta ahora nadie sospechaba nada, y solo podía esperar que siguiera siendo así en su noche de bodas.

Se hizo evidente al momento en que pusimos un pie en su casa que Yoongi no estaba tan feliz de tenerme en su hogar, y lo entendía. Su esposo estaba embarazado y vulnerable, y en algún lugar de la casa dormía su hijo indefenso. Incluso si había paz entre nosotros, eso no significaba que confiáramos mutuamente. Las cosas no habían mejorado exactamente desde el comienzo de la tregua. A excepción de no atacarnos unos a otros, apenas habíamos trabajado juntos en los últimos años, y si Jisung no lograba convencer a Park de que era virgen, el resultado sería la guerra.

Donghae y yo entramos en el vestíbulo de la villa de Min, y mis ojos hicieron un rápido vistazo a nuestros alrededores. Jimin estaba muy embarazado. Abrazó a Donghae y luego se volvió hacia mí con una sonrisa más contenida. Era un chico muy controlado, no tanto como Yoongi, por supuesto, pero nadie lo era. A pesar de su moderación, no pudo ocultar su inquietud a mi alrededor. Besé su mano, evitándole
la decisión de si debería abrazarme. La forma en que ese pequeño beso ya había hecho que Yoongi se tensara, fue para mejor que no la hubiera abrazado.

Mis ojos se dispararon hacia Donghae. Si estuviera embarazado, no tendría a Yoongi en ningún lugar cerca de el, pero Donghae no lo estaba y me alegraba. La vida era demasiado peligrosa en este momento, y en realidad no estaba hecho para ser padre.

—Es un placer tenerlos de invitados —dijo Jimin con una sonrisa pequeña. Yoongi inclinó la cabeza, pero sus ojos enviaron un mensaje muy diferente. Mi agarre en la mano de Donghae se apretó cuando los seguimos hasta el comedor y nos acomodamos alrededor de la mesa. Yoongi y yo nos sentamos uno frente al otro, y mis músculos se tensaron por su expresión.

—Tu hermano será un novio hermoso—dijo Jimin, intentando romper el silencio tenso.

—Tal vez sirva de distracción al hecho de que fue entregado a un anciano como si fuera un trozo de carne —dijo Donghae con una mirada aguda hacia Yoongi.

Apreté su mano en advertencia, pero no apartó la mirada de Yoongi. Tampoco lo hice porque quería asegurarme de saber cuándo tendría que sacar mi arma.

—Tu padre quiere lo mejor para…

—Él mismo —interrumpió Donghae a Yoongi, y apreté mi agarre. Hizo una mueca, pero aun así, no se detuvo—. Después de todo, consiguió una niñata de novia a cambio de vender a mi hermano.

—Cho Donghae, eso es suficiente. —Mi voz sonó aguda como un látigo.

Sus ojos finalmente me encontraron. Si hubiéramos estado solos podría haberme enfrentado, pero estábamos en una habitación con Yoongi y sabía que tenía que mostrar fuerza frente a él. De mala gana, bajó los ojos, tragando con fuerza.

Después de un momento, se volvió hacia Yoongi.

—Lo siento. No quise faltarte al respeto.

Yoongi asintió brevemente. Las criadas aparecieron con la comida un segundo demasiado tarde. Nos las arreglamos para pasar el resto de la cena sin más incidentes, y Jimin y Donghae pronto entablaron una conversación relajada sobre el sur de Italia, a la que Yoongi y yo pudimos unirnos sin ningún riesgo a más conflictos.

Mi teléfono vibró en mi bolsillo y lo saqué, arriesgándome a echarle un vistazo.

Era Kyuhyun. Levanté mi teléfono.

—Tengo que atender esto —dije a medida que me levantaba de mi silla y salía del comedor y entraba en el vestíbulo. Los ojos de Yoongi me siguieron. Obviamente no le gustaba la idea de que caminara solo por su casa, pero no tenía ninguna razón para preocuparse. Si hubiera pensado en algo engañoso, no habría dejado a Donghae solo en una mesa con él.