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Donghae




El viaje a Seul pasó en silencio. Estuve agradecido de que Hyukjae no
hubiera intentado entablar una conversación. Quería estar solo con mis pensamientos y mi tristeza. Pronto los rascacielos se elevaron alrededor del auto a medida que avanzábamos por Seul a un paso glacial. No me
importó. Cuanto más largo fuera el viaje, podría fingir más tiempo que no tenía un
nuevo hogar, pero eventualmente nos detuvimos en un garaje subterráneo. Nos
bajamos del auto sin decir palabra y Hyukjae sacó nuestras maletas del maletero. La
mayor parte de mis pertenencias ya habían sido Ilevadas al apartamento de Hyukjae hacia
unos dias pero ésta sería la primera vez que viera donde vivía.

Me quedé junto al auto mientras Hyukjae se dirigía a las puertas del ascensor. Miró
por encima de su hombro y también se detuvo.

-¿Pensando en correr?

Todos los dias.

Me acerqué a él.

-Me encontrarías- dije simplemente.

-Lo haria-. Había dureza en su voz, colocó una tarjeta en la ranura y las puertas del ascensor se deslizaron, revelando mármol, espejos y una pequeña lámpara de araña. El ascensor dejaba claro que no era un edificio de apartamentos normales. Entramos y los nervios me retorcieron el estómago.

Habia estado solo con Hyukjae la última noche y durante el viaje hasta aquí pero
la idea de estar solos en su penthouse de alguna manera era peor. Este era su reino.
¿A quién estaba engañando? Prácticamente todo Seul era su imperio. Se apoyó
en la pared de espejos y me observó mientras el ascensor comenzaba su ascenso.
Deseé que diga algo, cualguier cosa en realidad. Me distraería del pánico creciendo
en mi garganta. Mis ojos revolotearon a la pantalla que mostraba en qué piso
estábamos. Íbamos por el piso veinte y aún no se había detenido.

-El ascensor es privado, solo conduce a los últimos dos pisos. Mi penthouse
está en la parte superior y Kyu tiene su apartamento en el piso de abajo.

-¿Puede venir a nuestro penthouse cuando quiera?

Hyukjae escaneó mi rostro.

-¿Tienes miedo de Kyu?

-Tengo miedo de los dos. Pero Kyu parece más volátil, aunque dudo que tú hagas alguna vez algo que no quieres hacer. Pareces alguien que siempre está bajo control.

-A veces pierdo el control.

Giré el anillo de boda alrededor de mi dedo, evitando su mirada. Esa era
información que no necesitaba saber.

-No tienes nada de qué preocuparte cuando se trata de Kyu. Está acostumbrado a venir a mi casa cuando quiere. Pero las cosas cambiarán ahora que estoy casado. La mayor parte de nuestros negocios se llevan a cabo en otro lugar, de todos modos.

El ascensor resonó y se detuvo, entonces las puertas se deslizaron, abriéndose.
Hyukjae me hizo un gesto para que salga primero. Lo hice e inmediatamente me encontré
en una enorme sala de estar con elegantes sofás blancos, piso de madera oscura, una
moderna chimenea de vidrio y metal, aparadores y mesas negras, asi como lámparas
de araña de vanguardia. Casi no había color en absoluto, excepto por algunas piezas
de arte moderno en las paredes y piezas de arte hechas de cristal. Pero toda la pared
frente al ascensor era de cristal. Las ventanas dejaban a la vista una terraza y un jardín
en la azotea y, más allá, los rascacielos. El techo se abria por encima de la parte principal de la sala de estar y una escalera conducía al segundo piso del penthouse.

Me adentré en el apartamento y levanté la cabeza. Barandillas de vidrio
permitían una visión más clara de la parte superior. Una luminosa galería con varias
puertas se dividía en él.

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