Silvana llegó del trabajo, se desnudó en el comedor y cuando entró a su dormitorio se encontró con una escena que le cortó la respiración.
Renzo estaba en cuatro, en el medio de la cama. Detrás de él estaba arrodillado Osvaldo, metiéndole toda la pija por el orto. El atractivo joven estaba muy transpirado y parecía sufrir con cada embestida.
—Ah, bue... al final parece que la cornuda soy yo —dijo Silvana.
—¡Amor! Puedo explicarlo. Lo que pasa es que...
—No tenés que explicar nada —ella se acercó a la cama y lo besó en la boca. Luego sonrió—. No expliques nada, mi amor. Me hiciste la novia más feliz del mundo. Me encanta ver cómo te llenan el culo de pija. No necesitás excusas. ¿Te gusta que Osvaldo te dé por el orto? ¡Me parece perfecto! Se terminaron las excusas, amor. Podés coger con quien quieras... y yo voy a hacer lo mismo. Es nuestro trato, que no se te olvide.
Para Renzo era imposible olvidar eso. Aún no podía creer que hubiera accedido a llevar una relación abierta con Silvana. Lo hizo en un momento de calentura, con la mente muy nublada. Se pasó varios días reflexionando sobre si había hecho lo correcto. ¿De verdad sería feliz permitiendo que cualquier hombre pueda acostarse con su novia?
—Bueno, em... entonces ¿no tengo que explicar nada?
—No, no. Cogé con Osvaldo todo lo que quieras.
—¿Y vos no querés coger con él?
—¡Claro! Pero hoy no. Hoy ya me metieron mucha pija. De eso quería hablarte —se sentó en la cama, con las piernas abiertas. Tocó su concha para indicarle a Renzo que empezara a chupársela. Él lo hizo sin chistar—. Estuve toda la mañana cogiendo con José, mi jefe... y con Rogelio. Fue doble penetración todo el tiempo. Me dieron con todo. Mirá —le mostró un video en su celular donde se la podía ver gozando a pleno de dos pijas, una entrando por su concha y la otra por el culo—. Digamos que mi situación laboral está cambiando. Cada vez tengo que trabajar menos y coger más.
—¿Y eso te molesta? —Preguntó Renzo.
—¿Molestarme? No, para nada. Si hasta me aumentaron el sueldo. Le dije a Vanina: si voy a ser la puta VIP de la oficina, quiero que me paguen más. Y ella accedió. Ahora me pagan más del doble. Eso sí, tengo que cumplir con nuevas obligaciones. Por ejemplo, mañana me toca chuparle la concha a ella... y tendré que hacerlo casi toda la mañana. Vanina fue muy clara: "Ahora te pagamos por ser puta".
—¿Y qué pensás de eso?
—¡Me encanta! Ya no sufro más por ser puta. Es mi naturaleza. No puedo ir en contra de lo que soy. Soy puta y puedo ser feliz siendo puta. En especial si estoy con vos. Te amo, Renzo. Y no creas que lo digo por decir ¿eh? Si nuestra relación va a ser así, quiero que estemos juntos para siempre.
Renzo le chupó el clítoris con fuerza. Las embestidas de Osvaldo causaron tanto impacto en él, que terminó eyaculando sin siquiera tocarse la verga. Todo el semen cayó en el colchón mientras lamía la vagina de su novia, la cual había sido poseída por dos tipos ese mismo día.
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Chuparle la concha a Vanina Marchetti fue una buena forma de comenzar el día. Su jefa estaba entregada a los placeres que ella podía brindarle.
—Hoy tenés tu gran debut —dijo Vanina, mientras le comían la vagina—. ¿Estás lista?
—Por supuesto.
—¿No te molesta ejercer la prostitución?
—El sexo no me molesta para nada —aseguró Silvana—. Ya tengo eso superado. Lo que me jodía realmente era lo que la gente pudiera pensar de mis acciones. En especial gente como vos. Y ahora sé que incluso vos tenés tu lado de puta salvaje.
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Mi Vecino Superdotado
Художественная прозаSilvana vive sola, tiene novio y ama la rutina. Tiene control sobre su vida hasta que el senegalés Malik se muda al depto contiguo. Ella descubrirá que la vida sexual de Malik es muy activa y los ruidos no la dejarán en paz.