26

35 4 1
                                    

Con los brazos cruzados, analizo a Malia, con las manos metidas hacia atrás, mirándome de forma mortal, pero tan inocente al mismo tiempo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Con los brazos cruzados, analizo a Malia, con las manos metidas hacia atrás, mirándome de forma mortal, pero tan inocente al mismo tiempo.

- ¿Cuánto te cuesta dejarme en paz? - sus palabras salen amargas, y me río, acercándome a ella.

- Malia, entiende que mientras yo exista, no te librarás tan fácilmente - digo, agachándome frente a ti, ya que ella está sentada en el borde de la cama.

- ¡Eres una hija de puta, una psicópata jodida! - ella me tira las palabras en la cara, girando la cara a continuación.

Sus palabras no me afectan en absoluto, sé que soy un psicópata a sangre fría, pero no le quito la vida a los inocentes. Sólo de los que merecen conocer el infierno.

- ¿de qué tienes tanto miedo? ¿De descubrir el resto de la verdad? ¿O que le ponga fin a tu padre? - Meto la cabeza hacia un lado, apoyando mis manos en sus piernas.

- ¿por qué quieres tanto matar a mi padre? - se da la vuelta, mirándome con curiosidad.

- ¡por qué es asqueroso, Malia! ¿Cuándo recordarás todas las veces que se aprovechó de ti? Y además, fingió unirse a la policía de los Estados Unidos para ayudar a nuestras familias, pero ¿qué hizo? ¡Mató a mi padre para tratar de conseguir el poder! - digo, manteniendo mi voz tranquila, levantándome, haciéndola seguirme con la mirada.

- Entonces los recuerdos son verdaderos - susurra, bajando la cara, suspirando.

- Sí lo son, pero no estás preparada para eso - suspiro, pasando la mano por el pelo.

- No me importa si lo vas a matar, siempre y cuando me dejes en paz - dice, en un tono serio, haciéndome mirarla.

- No puedo, no puedo - digo, sintiendo una sensación extraña que me golpea. - Realmente me gustaría poder mantenerte alejado, pero de todos modos estás conectado a mí - confieso, viéndola levantarse.

- esto no nos llevará a ninguna parte, nunca podrás estar conmigo, eres una profesora, y yo una simple estudiante - dice ella, fijando su mirada en la mía.

- ¿Y quién dijo que me importa? - soltó una risa sin humor, dando un paso adelante, sintiendo el calor de su cuerpo. - No me importaría si tuviera que tirar todo al aire, matar a quien sea, o estar años tras las rejas solo para tenerla a mi lado - digo, notando que ella traga seca.

- Mientes muy bien, Cantrall - ella suspira, dando una ligera sonrisa. - pero no te creo, ahora me suelta - ella pregunta, volteando la cara hacia el otro lado.

Tan complicada.

- No estoy de humor - digo, volteando su cara. - Pareces ser tan inocente - paso mis dedos por tu piel, notando que el lápiz labial rojo está borroso, recordándome a Dylan.

- no te molestes, no eres la única que puede arruinar la reputación - dice ella, de una manera libertina, sonriendo de lado.

- ¿hum? No me importa, pero serás castigado por ello - susurro, cerca de tu boca.

- Ya estoy atrapada, eso es suficiente - dice, baja, inclinando la cabeza hacia atrás mientras bajo olfateando el dulce olor de su perfume.

- ¿De verdad crees que eso es suficiente para mí? - pregunto, con la voz sofocada por estar contra su piel.

Me alejo de su cuello, mirándole a los ojos, viendo su lucha contra el deseo. Miro hacia su cuerpo, viendo su vestido blanco corto, espero que caiga, tan justo que sus pechos ganan más volumen.

El tatuaje falso en su pecho izquierdo me hace sonreír, preguntándome si Malia tendría el valor de hacerse uno de verdad.

- te hizo mucho más atractiva - encierro el tatuaje con los dedos, sintiendo a Malia dar un ligero espasmo.

Malia no dice nada, pero noto cuando su respiración pesa y su pecho sube y baja rápidamente. La miro de nuevo, viendo su expresión tranquila, pero por dentro, sé que está en una batalla entre el razonamiento y la emoción.

- Dime que no quieres eso, y te dejo ir - susurro, poniendo su cabello hacia atrás, hundiendo mi mano en ella a continuación.

Malia suspiró y se muerde el labio inferior, mirando hacia abajo. En pocos segundos, vuelve a mirarme, con un brillo indescifrable en los ojos.

- Yo.. - ella da un paso atrás, pero aún no la suelta.

- Te soltaré - digo, pero la chica pega rápidamente su cuerpo en el mío.

- ¡No! Te quiero, pero todavía te odio - ella mira hacia otro lado de nuevo, haciéndome reír antes de tirar de ella para besar su boca.

Malia sonrea contra mi boca cuando aprieto su cintura y la hago caminar hacia atrás, con calma para que no se caiga por los tacones.

Malia rompe la conexión de nuestros labios, buscando aliento, mientras bajo por su mandíbula y cuello, donde muerdo y rasco con los dientes. En el borde de la cama, deslizo mis manos por su espalda, hasta que encuentro la cremallera de su vestido, tirando de él hacia abajo, haciendo que la tela blanca se deslice por su cuerpo.

Empujo a Malia, haciéndola sentarse, con las piernas ligeramente abiertas.

- Kylie, suéltame, por favor - se queja, y yo miro en blanco, antes de ir a la mesita de noche y coger la llave.

Me inclino sobre la chica, alcanzando las esposas en sus muñecas, girando la pequeña llave, escuchando el clic a continuación. Cuando lo saqué de su muñeca, los tiré al suelo, volviendo a mirar a Malia, que me sorprende cuando me agarra la cara y me besa.

Apoyo mis manos en el colchón cuando la chica se acuesta todavía sosteniendo mi cara, haciéndome pararme entre sus piernas. Me alejo de ella y bajo a su busto, lamiendo el lugar hasta llegar a su pecho, donde chupé y mordí, haciendo que Malia se arqueara y tirara de mi cabello.

Sonreí, pasando al otro, mordisqueando mientras le rasco la cadera. La chica suspira sin parar, hasta que deslicé mi mano sobre su coño, sobre la fina tela de sus bragas de encaje negro. Dentro de ella con los dedos, tirando de ella hacia un lado, luego presionando los dedos sobre su clítoris, comenzando a moverse rápidamente, haciéndola gemir y tirar de mí hacia arriba.

- Te odio tanto - dice ella, antes de que yo invada su boca.

Cuando siento su lubricación gotear, hundo dos dedos en su entrada, haciéndola rodear mi cuerpo con las piernas y hundir las uñas en mis hombros.

Mantengo mi ritmo rápido y profundo, escuchando sus gemidos y sus maldiciones con mi nombre, y cuando siento que está a punto de correrse, retiro mis dedos de ella, haciéndola suspirar insatisfecha.

- ese es tu castigo por haberme provocado - le doy un ligero beso en los labios, saliendo de encima de ella, echando un último vistazo a su cuerpo sudoroso y vulnerable. - hasta luego, Malia - digo, tomando mi teléfono, saliendo de la habitación a continuación, pero antes, la escucho maldecirme.

Una sonrisa aparece en mis labios, sabiendo que ella hará todo lo posible para mantener sus provocaciones, y no me quejaré, solo descontaré.

SUSURROS DE MEDIANOCHE - Kylia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora