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Con una mirada perezosa, observo que las chicas se ponen en sus debidas posiciones

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Con una mirada perezosa, observo que las chicas se ponen en sus debidas posiciones. No necesitaba ayuda para saber cada paso que tendrían que dar, los días que estuve observando a Malia aprendí cada paso, especialmente el suyo.

Todas estaban listas, hablando emocionadas entre ellas sobre el partido del sábado. Detrás de ellos, el entrenador da órdenes firmes a los chicos, que llevan dos horas entrenando. Esta escuela siempre se tomó en serio los campeonatos, y con eso, siempre ganaron.

- ¿Profesora? - Miro a la dueña de la voz, viendo a Ruby sonriendo frente a mí, con su uniforme de líder.

- ¿Sí? - levanto la ceja, con la voz formal, ya que aquí es una mera estudiante.

- ¿dónde está Malia? - su mirada confusa me hace preguntas más allá de la voz.

Abro la boca para responder que no he visto a Baker en mucho tiempo, pero me quedo callada cuando la rizada apareció corriendo, yendo a abrazar a su amiga.

- Llegué - ella está jadeando, pero no quita la sonrisa animada de los labios. - disculpe el retraso, profesora - con las manos en el hombro de Ruby, ella gira su cara, lanzándome una sonrisa burlona.

Solto una risa nasal baja, levantándome de la silla, manteniendo mi mirada fija en la suya.

- no hay problema, Baker - sonrío mínimamente, apartándoles los ojos para ver a las otras chicas. - pueden empezar, cuando quieran - digo, poniendo las manos hacia atrás, parada en la hierba sintética, analizando cada una de ellas con cautela.

Ruby se apresura a ir a su lugar, mientras que Baker se vuelve con calma. Sus pasos son ligeros, y su cadera se mueve de un lado a otro, dando un ligero balanceo en su falda roja.

Miro la hierba durante unos segundos, hasta que esté en su lugar. La música comienza a sonar en un tono bajo y Malia comienza a contar mientras las chicas imitan sus pasos de una manera perfectamente sincronizada.

Se mueven con centrado y agilidad, un baile perfectamente calculado. Decido sentarme, ya cansada de estar de pie viendo los mismos pasos. Cruzo las piernas, manteniendo mi mirada fija en cada una de ellas.

Malia por un momento se destaca entre ellas, quedándose sola en el centro mientras sus colegas se alejan hacia un lado. La chica con las manos en la cintura y una sonrisa impecable, me lanza una mirada pesada antes de dar la espalda y dar tres pasos hacia adelante. Sus giros en el aire son tan rápidos que apenas puedo seguirlos, su cuerpo gira con ternura, luego se pone de pie, ahora más cerca, con el pecho subiendo y bajando rápidamente, jadeando con una fina capa de agrio en la frente.

Esta chica consigue sorprenderme cada día que pasa.

Ella da pasos ágiles hacia atrás, todavía jadeando, encontrándose con los demás rápidamente, pero Malia levanta la mano hacia la última chica y el sonido se apaga rápidamente.

Sigo serio, esperando que hagan algo, así que veo a Baker poner la mano a un lado de la cintura y acercarse.

- ¿Profesora? Necesitamos que Dylan dé el último paso: ella gira la cara hacia atrás, viendo que Dylan está girando el vaso de agua sobre su cabeza.

Inclino la cabeza un poco hacia un lado, cruzando los brazos. Malia gira su rostro, manteniendo su desafiante sonrisa en sus labios.

Paso la lengua por los labios, con una sonrisa maliciosa inclinándose sobre ellos a continuación.

- ¡Claro, llámalo! - por un momento veo su sonrisa vacilar, pero ella mantiene la postura y se da la vuelta, corriendo hacia el chico que estaba un poco lejos.

Respiro hondo, tratando de controlarme. Malia está logrando provocarme, y eso tendrá terribles consecuencias.

Cuando ella regresa sonriendo, Dylan viene justo detrás, mirando su cuerpo descaradamente. Sus iris marrones me miran y una sonrisa cínica surge en su boca.

Ignoro su existencia, manteniendo mi control al máximo. Malia lo pagará, aunque tenga que atarla.

La música vuelve a sonar, y mantengo mi mirada fija en Baker, que sonríe poniendo las manos de Dylan firmemente en su cintura. Baker me mira con un brillo desafiante en sus iris marrones, antes de ser levantado y en segundos giró con equilibrio en el aire y cayó perfectamente sobre las otras chicas, jadeando, pero sonriendo.

Sonreí satisfecha, levantándome de la silla, acercándome a ellas.

- ¡Perfecto, chicas! - les sonrío, que les agradecen bajo, yendo a buscar sus botellas de agua para ir al vestuario.

Sin embargo, Malia se mantiene en el mismo lugar, de cara a Dylan, que suelta una risa antes de salir corriendo hacia su equipo. Me muerdo la lengua por dentro de la boca, mirando a la chica sin pudor. Malia se da la vuelta, me mira por unos segundos y sonríe.

- ¿Está todo bien, Cantrall? - pregunta, cruzando los brazos, con una sonrisa burlona en los labios.

- ¿parezco estar mal? - restaco.

Malia se encogió de hombros, sonriendo de lado, acercándose. - es el cansancio del viaje - susurra, chocando con mi brazo, y luego se aleja.

Miro al suelo, soltando una risa sin humor. Malia debería tener más cuidado.

La señal resuena en toda la escuela, señalando que las clases han terminado. Por razones obvias, el director decidió liberarlos a principios de esta semana.

Suspiro, pasando la mano por la nuca, mirando hacia adelante, viendo a Dylan desde lejos, demasiado feliz.

Me doy la espalda, guiándome hasta el vestuario, esperando que todos se vayan para que yo cierre el lugar. En minutos, todos se fueron, pero como siempre, quedaba uno y no tuve más remedio que entrar.

¡Joder, solo quiero irme! ¿Es mucho pedir?

Tan pronto como entro en el lugar, veo a Baker envuelta en la toalla blanca, escribiendo algo en su teléfono móvil, totalmente distraída. Me apoyo de lado en los armarios, cruzando los brazos, esperando que ella note mi presencia.

- ¿Puede la princesita acelerarlo? - su cuerpo gira sobre sus talones, y sus ojos me miran con asombro.

- ah, eres tú - su expresión cambia a desdén, dándose la vuelta de nuevo, ahora soltando su teléfono móvil en el banco, abriendo su armario.

El vestuario está amortiguado, hay una ligera nube de vapor sobre el aire. El calor me molesta, así que me quito la chaqueta.

- ¿Puedes disculparme? - giro los ojos con su discurso.

- ¿Cuándo vas a parar con esta mierda? ¡Qué carajo, Baker! - exclamo, alejándome de la pared, acercándome a ellos con pasos pesados. - Si quieres, puedo verlo todo de nuevo, ¿eh? - Doblo mis labios en una sonrisa maliciosa, sintiendo que el calor del lugar empeora a tu lado.

Malia me mira de una manera que conozco bien, sabiendo que eso conmocionó su punto débil. Ella agarra el nudo de la toalla, como si se fuera a caer en cualquier momento, sus labios entreabiertos me llaman la atención, pero la dejo decidir.

Su mirada se desvía hacia abajo, y sus mejillas se vuelven rosadas. Pongo mi mano en su barbilla, sin ninguna delicadeza, levantando su rostro, viendo sus oscuros iris brillar intensamente.

- Me acordé de algo - una sonrisa mínima surge en mis labios. - tus clases de refuerzo - Malia pone los ojos en blanco, jadeando. - no tienes que preocuparte, la visita será en tu casa esta noche. Si lo prefieres, en tu cama... - susurro, soltando la barbilla, dando la espalda y saliendo a continuación.

Luego vuelvo y cierro este puto vestuario.

Me encanta este fanfic ojalá el otro cap sea más largo 🙇‍♀️

SUSURROS DE MEDIANOCHE - Kylia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora