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- ¿Qué crees que estás haciendo? - mi voz sale en un susurro, mientras su mano agarra mi cadera con posesión

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- ¿Qué crees que estás haciendo? - mi voz sale en un susurro, mientras su mano agarra mi cadera con posesión.

- Me estás provocando, ¿crees que saldrás ilesa? - no respondo, solo a los ojos, conteniendo una sonrisa.

Realmente no me imaginaba que Cantrall fuera así, cuando opté por provocarla, pensé que se mantendría con su pose y postura, pero creo que me equivoqué.

- No deberías mantener ese contacto conmigo - digo, poniendo las manos sobre sus hombros, volteando la cara hacia un lado.

- como dijiste, estamos fuera de la escuela, no hay nada malo - ella sonríe de lado, haciéndome pasar la lengua entre los labios.

Kylie no me deja abrir la boca para decir algo, su mano sube a mi nuca, tirando de mí y pegando su boca en la mía, iniciando un beso tranquilo.

Su mano se enreda en mi cabello, tirando hacia atrás, alejándome de sus labios, sintiendo mi respiración desregulada.

- Si quieres algo, tendrás que aceptar todo lo que te mande aquí - habla en un tono serio, mirándome fijamente a los ojos.

Normalmente pensaría mucho en ello, para no arrepentirme después, pero la excitación es tan sofocante que simplemente balanceo la cabeza hacia abajo y hacia arriba rápidamente, viendo una sonrisa victoriosa aparecer en sus labios enrojecidos.

Kylie me besa de nuevo, solo que con urgencia, mientras una de sus manos está atascada en mi cintura, haciéndome empezar a moverme sobre su regazo, buscando algún tipo de alivio, la otra sube por mi espalda, dándome escalofríos.

Kylie pone sus dedos sobre el cierre de mi sujetador, y en pocos segundos mueve sus dedos con agilidad, abriéndolo rápidamente, haciéndome pensar cuántas veces lo hizo para hacerlo con tanta agilidad.

Kylie se aleja, analizándome con calma, leyendo mi cuerpo con cautela. Ella se muerde el labio inferior, haciéndome sentir mi excitación.

- quítatelo - ella mira hacia arriba, mirándome intensamente, haciéndome olvidar que la odio.

Cuando me toco lo que ella dijo, mi ojo avergonzado, sintiendo que mis mejillas se calientan.

- vamos, Malia, no me gusta esperar - habla seriamente, apoyando su mano derecha en mi muslo.

- ¿Y si no me lo quito? - pregunto, poniendo los dedos entre las tirantes del sujetador.

- Tendré que encerrarte en esta cama y quitártela por mi cuenta, pero todavía prefiero verte quitándola - ella inclina la cabeza hacia un lado, sonriendo tentadoramente.

Bajé la mirada por la vergüenza y tiré de los pantalones, dejándolos deslizarse por mis brazos, cuando llegó a mis manos, quité las asas, luego tiré la pieza al suelo.

- ¿Está avergonzada por qué? No hay nada que no haya visto ya, ella pone su dedo en mi barbilla, levantando mi rostro para ver el suyo.

- no estás ayudando - giro los ojos.

SUSURROS DE MEDIANOCHE - Kylia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora