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- ¡entra! - hablo en un buen tono, mientras mantengo mis ojos en la pantalla del portátil, viendo los correos electrónicos de la empresa

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- ¡entra! - hablo en un buen tono, mientras mantengo mis ojos en la pantalla del portátil, viendo los correos electrónicos de la empresa.

- Kylie, Malia Baker ya ha llegado - levanto la cara sobre el portátil, viendo a Morgan mirarme con una sonrisa extraña. - ¿Me mando a entrar? - pregunta, mirando hacia atrás.

- sí - mantengo mis ojos en la puerta, viendo a Morgan abrirla más y a Malia aparece justo detrás, con su falda súper corta.

Permanecí en silencio, viendo a la chica acercarse con una sonrisa de lado, sosteniendo la correa de su mochila que cuelga de un solo lado del hombro.

- Siéntate - pido, mirando hacia Morgan, que está detrás de Malia. - ¿Puedes pasar por la empresa por mí y recoger los dibujos con Joshua? - Pregunto, viéndola aceptar, sosteniendo el sillón de Malia.

- esta vez has acertado más - tus labios se mueven sin sonido evidente, pero puedo entender perfectamente.

Sonrío, negando con la cabeza mientras arreglo los materiales que Malia usará. Morgan sale de la habitación, dejándome sola en el lugar con Malia, que está mirando a su alrededor.

- ¿Es tu padre? - Me despierto de lo que estoy haciendo y miro hacia dónde está apuntando.

- ¿um? - miro el cuadro sobre la mesa, viendo una foto mía más joven en el regazo de mi padre.

Me muerdo los labios antes de dirigir la mirada a Malia, que me mira con curiosidad. Hablar de él siempre fue una herida abierta, lo extraño, pero ahora, estoy acostumbrada al dolor de su ausencia, y buscaré vinaza por quien me lo quitó.

- Sí, aquí tenía diez años - digo, mirando la foto de nuevo.

- Parecías un angelito - ella toma el cuadro, pasando los dedos por mi imagen.

Levanto una ceja, mirándola mientras admiro la foto con brillo en los ojos.

- ¿Cómo fue eso? - soltó una risa débil.

- eres un demonio disfrazado de mujer, Cantrall - ella me mira a la vista, con su sonrisa provocativa en los labios.

- No sabes ni la mitad, Baker - me apoyo en la silla de cuero, cruzando los brazos.

- Siento que te conozco desde hace años - frunce el ceño, colocando la foto en su lugar. - ¿podemos empezar? - ella me mira, poniendo su mochila en el suelo.

- sí - me inclino hacia adelante, tomando los libros que va a usar. - buena suerte, Baker, lo necesitarás mañana - hablo en un tono serio, y la chica traga seco, cruzando las piernas.

No deje de mirar hacia abajo a sus muslos bronceados, pero vuelvo a prestar atención al cuaderno, al ver que recibí un mensaje de Joshua.

"- hay gente que necesita conocer el infierno, Cantrall"

No esbozo ninguna expresión, pero por dentro estoy pensando en lo que voy a hacer. Tengo que volver con los trabajos, tomar la vida de aquellos que no merecen el aire que respira o pisan mi pie.

Pero después de esa fiesta, Malia comenzó a ser el centro de mis pensamientos y el foco del día, no puedo pensar en otra cosa que tenerla en mi cama o pensar en cómo voy a matar a su padre de forma dolorosa.

"— organiza todo"

Es lo único que envío, y luego recibo la lista de nombres, y me sorprende la cantidad.

Será una larga noche, y no podré dejar de hacer una pequeña visita a la rizado libertina.

- ¿irás a la fiesta de Halloween? - Miro a Malia, que tiene su uña roja entre los labios, dejándola extremadamente atractiva.

- No me pierdo las fiestas - le guiño, que pone los ojos en blanco y pone un pie en el sillón, dejando sus bragas negras de muestra.

Realmente no puedo entender sus juegos.

- tal vez no te invite a la mía - ella sonríe, volviendo a mirar el libro.

- ¿Y qué habrá de interesante en esta fiesta para que vaya? - pregunto, subiendo las gafas, sujetándolas al pelo.

- bebidas, gente, juegos, drogas para los usuarios y lo mejor de todo - se inclina hacia adelante, mostrando sus impecables dientes. - yo - seguramente será la mejor parte de la fiesta.

- No creo que me interesara - me encodo de hombros, viendo que su sonrisa aumenta.

- vamos, Kylie, no creo que te arrepientas, Dylan también estará allí - mi sonrisa desaparece en el momento.

Malia está sonriendo victoriosamente, está jugando conmigo y no sabe cómo terminará este juego.

- ¿Hailey estará? - Pondo los brazos apoyados en la mesa y la barbilla sobre las manos.

Su sonrisa vaciló durante unos segundos, pero se mantiene firme, apoyándose en el sillón, cruzando las piernas de nuevo, arregando su falda.

- No suelo invitarla, pero si mi querida profesora quiere que la llame - me mira de una manera intensa, y siento que mi descontrol domina.

- Quiero, tengo asuntos pendientes con ella - le quito la atención, volviendo a mirar el cuaderno.

- ¿Qué temas? - escucho su voz curiosa, y mantengo mi expresión neutral.

- Asuntos personales, Malia - de un vistazo, viendo cómo sus mejillas toman color. - solo piensa en lo que te pasa, pero ponlo en su lugar - sonrío, abriendo el cajón, agarrando el paquete de cigarrillos y el encendedor.

- guau, su reputación de buena profesora se va desaca - se hace un pico en los labios, pasando la mano por el pelo.

- No es que me dé cuenta mucho, pocos saben cómo soy realmente - me meto el cigarrillo entre los labios y lo enciendo, manteniendo mi mirada en la de Malia.

La chica se concentra en lo que estoy haciendo, golpeando sus uñas rojas en el sillón, cambiando la posición de sus piernas cruzadas.

- Sería una pena que te despidieran - pasa la lengua entre los labios y lleva la mano hasta el cuello, arregando su delicado cordón. - No se lo haría falta - ella sonríe, haciéndome poner los ojos en blanco con sus provocaciones.

- Te gusta probar mi límite, ¿verdad, chica? - suelto el humo en el aire, levantándome a continuación.

- Quiero ver hasta dónde llega tu límite, sin importarme las consecuencias - dice, manteniendo su mirada fija en mi escritorio.

No puedo evitar sonreír, Malia tiene miedo a la muerte, pero vive enfrentándola a cada paso que da, y eso me fascina.

SUSURROS DE MEDIANOCHE - Kylia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora