La llegada del fin de semana significaba una pausa en el entrenamiento intenso, pero no en la preparación para la competencia. Lara se sentía emocionada por la próxima exhibición, que no solo sería una oportunidad para mostrar sus habilidades en el patinaje, sino también para demostrar que podía equilibrar su vida personal y profesional.
Mientras se preparaba, Lara miró su reflejo en el espejo. Su pancita se notaba más que nunca, y aunque se sentía un poco incómoda con el cambio en su cuerpo, la emoción de ser madre le daba fuerzas.
—Hoy va a ser un gran día, —se dijo a sí misma, acariciándose la barriga con una sonrisa.
Esa mañana, Max había planeado un pequeño encuentro con algunos de sus amigos más cercanos y familiares para repasar los detalles de la exhibición. Lara se sentía un poco nerviosa, no solo por el evento, sino también por las críticas que podría enfrentar. Aunque sabía que Max siempre estaría a su lado, la presión seguía presente.
Cuando llegaron los amigos, el ambiente se llenó de risas y entusiasmo. Clara, su mejor amiga, no tardó en acercarse a ella.
—Lara, estás radiante. Me encanta cómo brillas.
—Gracias, Clara. Solo espero que no me tiemble la pierna al patinar.
—¡Por favor! Si alguien puede hacerlo, eres tú. Además, ¡tienes a Max para apoyarte!
Max se acercó, escuchando la conversación con una sonrisa.
—¿De qué hablan, chicas?
—De lo impresionante que Lari se ve en el hielo. —Clara respondió.
—Es un trabajo en equipo, —dijo Max, guiñándole un ojo.
La conversación fluyó entre anécdotas de su infancia, risas sobre sus entrenamientos y los planes de futuro. Mientras tanto, Lara sintió una calidez en su corazón. Tener a su familia y amigos cerca le daba fuerzas para enfrentar cualquier desafío.
A medida que el día avanzaba, Max y Lara se retiraron a un rincón más tranquilo del jardín.
—¿Estás lista para esto? —preguntó Max, tomando su mano.
—Sí, pero tengo que admitir que siento un poco de presión.
—No te preocupes, amor. Aquí estoy. Además, tienes un talento increíble.
—Lo sé, pero la competencia es feroz. Camila siempre está buscando la forma de desestabilizarme.
—No le des importancia. Concentrate en ti misma.
Lara asintió, sintiéndose un poco más segura con la presencia de Max a su lado. En ese momento, recordó que había otras cosas en juego más allá de la competencia.
—¿Sabes? La llegada de Valentina me ha hecho pensar en lo que realmente quiero.
—¿A qué te refieres?
—No solo quiero ser una buena patinadora, sino también una buena madre y profesional. A veces siento que es mucho.
—Es normal, Lara. Pero no estás sola. Te prometo que estaré aquí para apoyarte en cada paso.
Max la miró con ternura, y Lara sintió que su corazón se aceleraba. Había algo en su mirada que la hacía sentir segura, y sabía que juntos podrían enfrentar cualquier adversidad.
—Gracias, Max. Realmente significas mucho para mí.
Con el encuentro con amigos y familiares a punto de comenzar, Lara se sintió revitalizada. No solo se trataba de patinaje, sino de amor y amistad, de la familia que estaban formando. La exhibición era un momento para celebrar su crecimiento como persona, como pareja y, pronto, como padres.
Cuando llegó la hora de la exhibición, la tensión en el aire era palpable. Lara se preparó, revisando cada detalle de su vestuario y peinado. Se miró en el espejo, sintiendo la energía que le daba su hija.
—Vamos, Valentina. Esto es por vos —se susurró, sintiendo que su pancita se movía en respuesta.
Cuando la música comenzó, Lara se deslizó sobre el hielo con confianza. Cada movimiento era un reflejo de su esfuerzo y dedicación, y mientras giraba y saltaba, sentía que su corazón latía al ritmo de la música.
La audiencia la aplaudía y vitoreaba, y en ese momento, Lara supo que estaba exactamente donde debía estar. No solo estaba compitiendo; estaba creando recuerdos que llevaría consigo para siempre.
Al terminar su actuación, las emociones la invadieron. La adrenalina, el aplauso, y, sobre todo, la sensación de haber logrado algo importante. Cuando salió de la pista, Max la recibió con un beso cálido.
—Lo hiciste increíble mi vida. Estoy tan orgulloso de vos.
—Gracias amor. No podría haberlo hecho sin vos.
Esa noche, celebraron con amigos y familiares, compartiendo risas y anécdotas. Lara se dio cuenta de que su vida había cambiado de formas que nunca había imaginado, y todo gracias a las decisiones que había tomado y al amor que había encontrado en Max.
Mientras todos reían y se divertían, Lara sintió una patada suave en su vientre. Miró a Max y sonrió, sabiendo que todo lo que había pasado era solo el comienzo de un hermoso viaje.
Los días pasaron, y a medida que Lara se acercaba a su fecha de parto, la emoción y la ansiedad comenzaron a mezclarse. Sabía que la vida cambiaría nuevamente y que, como en el patinaje, habría que encontrar el equilibrio entre ser madre y seguir persiguiendo sus sueños.

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Desliz
Teen FictionEn el mundo del patinaje, donde cada movimiento cuenta y cada salto es un desafio, Lara se ha convertido en una estrella brillante, conocida por su elegancia y destreza sobre el hielo. Sin embargo, detras de su exito, se esconde un vacio que sólo el...